El último de los caciques porteños
Hernán Pinto Miranda (1953-2020) fue abogado de DD.HH. durante la dictadura y alcalde de Valparaíso desde 1990 hasta el año 2004. Hoy, cuando la actual administración nos habla todos los días del alcalde Pinto, también es necesario recordar sus méritos, sus logros y sus heridas. No porque esté muerto va a ser el mejor de todos, pero tampoco fue el sinvergüenza que nos quieren vender.
El fallecimiento de Hernán Pinto Miranda, el primer alcalde de Valparaíso desde el regreso a la democracia tras ser designado por el Presidente Patricio Aylwin en 1990 y dueño absoluto de las elecciones municipales durante tres períodos consecutivos (1992 a 2004, con mayoría nacional en 1996) no puede dejar a nadie indiferente en esta atribulada ciudad. Menos por estos días. Democratacristiano de cepa, dueño de una personalidad avasalladora, campechano, amigo de sus amigos y tremendamente popular en los cerros, Pinto fue sin lugar a dudas un tipo de luces y sombras. Entre las primeras se cuentan, sin discusión, el mérito de haber devuelto la dignidad a Valparaíso, con el levantamiento del alcantarillado, la pavimentación de sus calles, las casetas sanitarias, el agua potable en los cerros, y tantas obras que hoy pueden parecer menores, pero que en su tiempo fueron lo más cercano al desarrollo que tocó estas yermas tierras durante muchas décadas, como haber sido el principal impulsor de la postulación de Valparaíso como Patrimonio de la Humanidad, punto de inflexión ciudadana cuyas consecuencias repercuten hasta hoy.
Siguiendo con sus días luminosos, muchos también lo recuerdan como un simpático personaje que trajo la alegría a Valparaíso: conocía a todos los dirigentes vecinales y a buena parte de los habitantes porteños, recordaba sus nombres y apellidos. No era raro que les preguntara por sus hijos, de los cuales también memorizaba hasta sus apodos. En la política, en la feria y en la parte alta se le reconoce como una persona de palabra, que no dudaba en enfrentarse a los Presidentes Eduardo Frei Ruiz-Tagle o Ricardo Lagos para abogar por medidas en favor del Puerto. Fue, asimismo, uno de los primeros impulsores de la Ley Valparaíso, la misma que el actual alcalde solicita de tanto en tanto a La Moneda como idea propia, creó la recordada Calle de los Niños, los días domingo en la Av. Pedro Montt, cerrada para las familias, las actividades lúdicas y las sonrisas, y el no menos entrañable Rincón Juvenil del Parque Italia. Su carisma incluso lo llevó a ser uno de los primeros políticos invitados al farandulero programa "Viva el Lunes", de Canal 13, con Cecilia Bolocco, Kike Morandé y Álvaro Salas.
Como tantos, tuvo sombras: la caída de la pasarela de la Avenida España para el Año Nuevo en 1999, el sobreendeudamiento municipal, los siempre criticados y sospechosos contratos de la basura y los estacionamientos, el clientelismo, o su publicitado involucramiento en un caso de abuso de menores del cual fue definitivamente sobreseído por la Justicia en octubre de 2005.
Candidato testimonial al Senado en el año 2009 para salvar la apuesta de Lagos Weber ante la dupla Chahuán-Lavín, nuevamente candidato en 2012 a alcalde de Valparaíso (perdió con Jorge Castro), secretario ejecutivo del Capítulo Regional de la Asociación Chilena de Municipalidades y la Asociación de Municipios Puerto, terminó viviendo en Viña después de mudarse de su clásica residencia en la Av. Alemania, cercana a la plaza Bismarck.
Hernán Pinto deja tres hijos: Hernán, Daniela y Marina; y un legado histórico en la política porteña. Con todo, la vara sigue alta.