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Mayores lluvias no

No hay que ilusionarse con buenos registros, como que a fines de julio Punta Ángeles marcó 230 mm de agua caída, en comparación con los 82 mm del mismo periodo 2019. Durante la crisis hídrica varios años tuvieron comienzos prometedores y malos finales.
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Los dos últimos meses sorprendieron con anheladas lluvias e inesperados granizos luego de un 2019 hídricamente desastroso. Después de que el 16 de septiembre se decretara zona de catástrofe por sequía en las 36 comunas continentales de la Región, ¿cómo no iba a ser esperanzador que hacia fines de julio la Estación Punta Ángeles registrara 230 mm de agua caída, cuando a la misma fecha del año anterior totalizaba escuálidos 82 mm, lo que reducía el déficit a poco menos del 20%? ¿O que Portillo acumulara 131 cm de nieve, más que triplicando los 41 cm, el valor de comparación?

Si continuarán o no las lluvias y alcanzaremos cifras normales o cercanas a la normalidad en 2020 en la golpeada zona central, entre Coquimbo y Biobío, son interrogantes que caen en el terreno de la incógnita meteorológica. Pero todo apunta a que no hay que cantar victoria, aunque abunden las precipitaciones. Como dice la doctora Ana María Córdova, directora del Departamento de Meteorología de la Universidad de Valparaíso, "un año lluvioso no acabará con la sequía de más de 10 años".

desde el aire pareciera estar lleno, pero el embase los aromos sólo tiene 7 millones de m3, de una capacidad de 35 millones. en abril tuvo su mínimo histórico: 1,3 millones de m3.

Es que las cifras de 2020 se comparan también con las del año más seco en casi un siglo en la zona, advierte el gerente general de Esval, José Luis Murillo (entrevista aparte), quien ejemplifica con un dato escalofriante: "El año pasado, hasta mediados de junio, experimentamos algo que nunca habíamos visto: la Cuarta Sección del Río Aconcagua -responsable del 30% de la producción de agua potable en la planta de Concón- sin una sola gota de agua durante 214 días, contados por calendario". "Nunca habíamos terminado el año con un déficit de precipitaciones superior al 50% en Chile Central, especialmente desde Curicó al norte", declaró el 11 enero al diario electrónico Emol el meteorólogo José Vicencio, de la Dirección Meteorológica de Chile, en alusión al fenómeno que se registra en medio de la megasequía más extrema del último medio siglo en ese territorio, y que ya se extiende por más de una década.

En Valparaíso la situación es más grave, ya que según los registros de pluviometría histórica del Servicio Meteorológico de la Armada, 2019, con un total de 82 mm de agua caída, fue el año más seco desde 1924, cuando se contabilizaron 61 mm. Después se ubican 1968, con 91 mm y 1998, con 99 mm.

No por nada, antes del decreto de zona catástrofe publicado en septiembre, ya regía el de zona de emergencia agrícola. "Tenemos un déficit de precipitación del 75%, uno de los años más complicados de las últimas seis décadas", declaraba el ministro del ramo, Antonio Walker. "Tenemos 50 mil animales afectados y en esta región hay cien mil hectáreas bajo riego, es una de las regiones agrícolas exportadoras más importantes del país y tenemos que ver cómo asegurar el riego de parte importante de esa superficie".

BUENOS COMIENZOS Y MALOS FINALES

La doctora Ana María Córdova plantea que aunque las cifras de precipitaciones de los últimos dos meses son alentadoras, "durante los años de megasequía ya hemos tenido buenos comienzos de año y sin embargo al finalizar el periodo lluvioso se ha mantenido en déficit anual", como lo muestra el Boletín de Tendencias Climáticas 2020/06 de la Dirección Meteorológica de Chile (DMC).

"En junio tuvimos varios eventos lluviosos, los cuales disminuyeron en julio tanto en frecuencia como en intensidad, en concordancia con las proyecciones para el trimestre julio-agosto-septiembre las cuales indican probabilidades bajo lo normal", agrega la académica.

El meteorólogo Gonzalo Espinosa coincide en que los modelos climatológicos han apuntado a que podrían darse condiciones para que se genere el Fenómeno La Niña y que, en términos de precipitaciones, eso equivaldría a un año normal o bajo lo normal. "El 'aumento' de las precipitaciones -no hay que olvidar que todavía estamos con déficit- se debió a que el anticiclón que se ubica normalmente en el sector antártico se desplazó un poco más al norte posibilitando que los sistemas frontales llegaran hasta la zona central. Pero todavía no podemos saber cómo va a terminar el año, todavía no podemos decir qué va a pasar", detalla.

El anticiclón antártico, salvador para la zona central, está asociado a muy bajas temperaturas, de manera que mientras aquí llovía copiosamente, en la zona austral tuvieron que soportar sus efectos: una persistente ola de fríos intensos, que llegaron a -10° en Villa O'Higgins, Región de Aysén, así como en Puerto Natales y Punta Arenas, en Magallanes.