Cartas
Respeto transversal y dignidad
En los últimos años se ha avanzado en consolidar un discurso que condena con fuerza la violencia y el abuso contra las mujeres. No obstante, las reflexiones y la búsqueda de sus causas, que se identifican con las denuncias a un estado patriarcal y a una cultura machista, nos han llevado a veces al extremo de abordar el problema desde una mirada dicotómica, que divide el mundo entre buenos y malos y que los enfrenta desde la idea de las mujeres víctimas y los hombres victimarios.
El caso de Ámbar viene a remecer esa lógica y nos recuerda que las responsabilidades, las conductas y la cultura trascienden las identidades de género. Cierto, el victimario directo en este caso es un hombre; la víctima, una niña. Pero el crimen se da en un contexto político, social y judicial en el que las mujeres hemos sido tan responsables como los hombres. Fallamos como sociedad en un contexto donde las decisiones representativas de este caso, como la libertad condicional de Hugo Bustamante y su posibilidad de vincularse a la familia de Ámbar, fueron responsabilidad mayoritaria de mujeres: en la época de la presidencia nacional de una mujer, la libertad fue determinada por una jueza y fue una madre quien, por algún motivo, unió su vida y la de su familia a la de este asesino.
No se trata de acusar a alguien más allá del directo responsable, pero sí de profundizar en la reflexión sobre cómo enfrentamos y nos pensamos ante los problemas de nuestra sociedad para buscar soluciones que vayan más allá del género, en favor del respeto transversal e ineludible a la dignidad de las personas.
María Gabriela Huidobro Decana Facultad de Educación y Ciencias Sociales UNAB
Iniciativas pendientes
El caso de Ámbar es desgarrador y nos ha remecido. Sin embargo, esta no es una situación aislada y reúne dos violencias muy presentes en nuestra sociedad: la violencia a la niñez y la violencia hacia las mujeres. Para ambas hay dispositivos estatales que no se activaron o que, simplemente, no funcionaron.
Es así que aquella obligación internacional de prevenir, erradicar y sancionar la violencia contra las mujeres se vuelve una lejana ilusión. Lo mismo ocurre con la protección y restitución de los derechos de niños, niñas y adolescentes que hayan sido vulnerados, como dice el Sename en su misión. La solución definitiva no es mágica y las leyes no lo arreglan todo, pero es paradójico, y sobre todo lamentable, que dos de las leyes que buscan profundizar y apoyar dichos compromisos, como son la ley que asegura el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia y la ley de garantías de la niñez, estén a la espera de la voluntad del Senado y el veto del Gobierno, respectivamente. En materia legal, estos serán hechos relevantes de concretarse.
La necesidad de evitar nuevas situaciones como la vivida por Ámbar debe empujarnos a la premura y debemos evitar desviar nuestra atención en atajos, como una posible acusación constitucional contra la jueza Silvana Donoso o una "Ley Ámbar".
Camila Rojas Valderrama Diputada de la República Danitza Pérez-Cáceres Abogada feminista
Mañana será tarde
A veces la muerte nos interpela, especialmente cuando son evitables, cuando evidencian las precariedades y los horrores del sistema, los prejuicios, y especialmente cuando nuevamente develan la violencia estructural que sufren niñas y adolescentes. Nadie puede permanecer impávido frente al crimen de Ámbar Cornejo. Tampoco frente al de Javiera Neira ni al de Nicole Saavedra. Todas tienen en común haber sido niñas y adolescentes víctimas de una violencia estructural intolerable en una sociedad democrática. Ahí radica la urgencia de que el Estado cuente con un sistema que les garantice a todas una vida libre de violencia, especialmente si son menores de edad.
Se culpa a los jueces que dieron la libertad condicional a un hombre condenado por un doble homicidio, al programa que la atendía en el Sename, a su madre, pero poco hemos escuchado sobre la responsabilidad del Estado de contar con los dispositivos adecuados para que todo lo anterior no hubiera ocurrido y que, en definitiva, hubiera permitido a Ámbar el ejercicio de su derecho a vivir libre de todo tipo de maltrato y abuso.
Por ello, la ley de garantías y protección de la niñez y la adolescencia no puede seguir esperando. Nadie nos asegura que con ella este y otros crímenes no hubieran ocurrido, pero sí tenemos evidencia de que cuando contamos con un sistema adecuado de promoción de derechos, que reconoce a las niñas como titulares de derecho y releva la importancia de resguardar su interés superior por sobre otras consideraciones, tenemos más posibilidades y herramientas para que, levantadas las alertas, los mecanismos de protección puedan efectivamente actuar. Hoy, porque mañana será tarde.
Consuelo Contreras Fundadora de Corporación Opción
Derechos vulnerados
¿Qué similitud tiene el narcoterrorismo de la macrozona sur y el narcotráfico presente en algunas comunas del Gran Santiago, además de otros graves delitos como el brutal crimen de Ámbar? Hay instituciones del Estado de Chile que dejaron de cumplir con su "razón de ser", en perjuicio de sus mandantes: los chilenos. Como consecuencia de ello, se están vulnerando derechos consagrados en nuestra Constitución, como el derecho a la vida, a la integridad física y psíquica, a la libertad personal y seguridad individual, al derecho de propiedad, entre otros, que han sido y están siendo violentados sin piedad y en forma descarada. ¿Por esa razón, hasta qué punto son condenables las reacciones de personas que con sentido de impotencia y desamparo hacen valer sus genuinos derechos? Al menos está claro quién falló.
Arturo Niño de Zepeda S.
Revisión de antecedentes
Si Hugo Bustamante ejerció como guardia de seguridad, demuestra una negligencia de la empresa que lo contrató. Se supone que las empresas solicitan el certificado de antecedentes que serán presentados al OS-10 de Carabineros y que este departamento también los revisa y acepta o rechaza la solicitud.
Jorge Valenzuela Araya
Los otros virus
Ha llegado el momento de preguntarse ¿qué he hecho yo por los demás? Si la respuesta es negativa, ¿cuál es el objetivo de vivir en este mundo, sabiendo que miles de niños mueren de hambre diariamente? El egoísmo, la desidia, la falta de amor por los demás hace que estos defectos sean más letales que el virus actual que nos acecha de verdad.
Renato Norero V.