La gran marcha
Profesor Escuela de Derecho Universidad de Valparaíso "Los ciudadanos tenemos también el deber de informarnos por nuestra propia cuenta e iniciativa, porque la votación del 25 de octubre no será una más de las que se suceden en toda democracia".
Estamos cada vez más cerca del 25 de octubre, fecha para la que fuimos convocados a pronunciarnos acerca si aceptamos o rechazamos tener una nueva Constitución y sobre la instancia que se encargará de estudiarla, concordarla y redactarla, para ser sometida luego a un plebiscito ratificatorio por parte de la ciudadanía. No es nada menor que por primera vez en un país que tiene ya más de 200 años de vida independiente podamos tener una Constitución democrática tanto en su origen como en su contenido, puesto que todas las anteriores, desde 1833 en adelante, fueron la imposición de un sector sobre otro, un aspecto que los demócratas valorarán esta vez y que lo no demócratas, o aquellos que lo son únicamente labios afuera, van a resentir y temer, como siempre lo han hecho cada vez que opera el principio de la soberanía popular y no la voluntad de las elites a las que ellos pertenecen.
Son varios los centros de estudio, unidades académicas y grupos espontáneos de especialistas que están estudiando contenidos posibles de una nueva Constitución, y eso en un doble sentido: contenidos en cuanto a materias que ella regulará, y contenidos en cuanto a lo que la Constitución dirá acerca de cada una de tales materias. Es de esa manera, entre otras, que la futura Comisión a cargo de redactar la Constitución partirá de una hoja en blanco (porque se trata de una nueva Constitución), pero sin partir por ello de cero, puesto que al trabajo que acabo de mencionar su suma toda la historia constitucional de Chile, que incluye no solo textos de pasadas Constituciones, de la actual y de proyectos de cambio constitucional, sino también una rica doctrina de expertos en este tipo de asuntos.
Comenzará también la publicidad en favor de una u otra opción, y ojalá ella tenga la calidad que se espera de una auténtica información a los ciudadanos en vez de una vulgar y sesgada propaganda en favor de una u otra posición. Los ciudadanos tenemos también el deber de informarnos por nuestra propia cuenta e iniciativa, porque la votación del 25 de octubre no será una más de las que se suceden periódicamente en toda democracia. Gobierno, autoridades sanitarias y Servicio Electoral deben también apurar el tranco para tener un plebiscito tan masivo como seguro.
¿Marchar nuevamente, ya sea en favor del Apruebo o del Rechazo? Seguro que sí, aunque la gran marcha será ir a votar el 25 de octubre. Un voto que será otra vez voluntario desde el punto de vista jurídico, pero que constituye un deber desde una perspectiva política y moral.
A votar entonces ese día, venciendo la pereza, el fastidio o el pesimismo que en votaciones anteriores dejó en casa a la mitad de los electores.
Agustín Squella Narducci