Salud mental en tiempos del covid
Un estudio de la PUC y la ACHS midió el estado anímico de los chilenos durante los duros días del confinamiento y el miedo a los contagios. Claro está que la mezcla de calidad de vida con productividad de la empresa no resiste protocolo alguno, al entrelazarse esas dos vidas en el teletrabajo que hoy crece a pasos agigantados.
El Centro de Encuestas y Estudios Longitudinales de la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC) y la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS) presentaron ayer los interesantes resultados de su estudio Termómetro de la Salud Mental en Chile, abocado por estos días a determinar cuánto nos ha afectado la pandemia y el confinamiento como sociedad en el último tiempo.
El informe, relatado por el director del organismo, el conocido David Bravo, el mismo que encabezara la comisión homónima que estudió la reforma a las pensiones en el Gobierno de Bachelet 1, es desolador: mientras el 65,4% de la población pareciera no tener problemas de salud mental; se sospecha de su existencia en el 20,8%; y se establece presencia de este mal en el 13,8%. Es decir, el 34,6% de la población sufriría problemas de salud mental (28% de los hombres y 43% de las mujeres).
Tal como lo advirtió Gabriel Fernández, de la ACHS, el tema es cada vez más relevante y los problemas más complejos y multidimensionales (familiares, sociales, económicos, etarios, laborales, etcétera) y se han convertido en un creciente desafío para el país.
Claro está que la mezcla de calidad de vida con productividad de la empresa no resiste protocolo alguno, al entrelazarse esas dos vidas en el teletrabajo que hoy crece a pasos agigantados.
El estudio, llevado a cabo entre el 21 y el 27 de julio vía telefónica a una población urbana de entre 21 y 68 años de edad, preguntó por la concentración (43,5% lo hace menos o mucho menos); las preocupaciones y la pérdida de sueño (48,9%); la sensación de sentirse útil y relevante (17,1% no lo hace); la capacidad de decidir (2.2%, mucho menos); el agobio y la tensión constante (54,8%); sensación de impotencia ante las dificultades (22,1%); capacidad de disfrutar actividades (49,2%); no saber qué hacer ante los problemas (17,7%); poco feliz o deprimido (32%); pérdida de confianza en sí mismo (14,5%); pensar que uno no vale para nada (5,8%); sentirse razonablemente feliz considerando las circunstancias (25,7%, mucho menos); arrojando en todos los casos varios puntos de diferencia en relación a las mujeres, claramente las más golpeadas por la crisis.
¿Dónde se da con mayor preeminencia? Entre los menores de 35 años, los separados, aquellos con educación superior técnica, que no cumplen rol de jefe de hogar, viven solos y en superficies de pocos metros cuadrados, sin balcón, terraza, patio o jardín. Asimismo, se caracterizan por una caída en sus ingresos o, derechamente, estar desempleados. No es fácil de atender ni es un tema grato de conversar, pero la salida de este túnel requiere no sólo de la colaboración, sino también de la comprensión de todos.