Cartas
Análisis de acusación
El pasado 23 de agosto, este Diario publicó una entrevista hecha al diputado Andrés Longton referida principalmente a la acusación constitucional en contra de la ministra de Corte de Apelaciones de Valparaíso, Silvana Donoso, en la que él afirmó que "nosotros no cuestionamos un fallo judicial, sino una resolución administrativa". Esta aclaración hace una gran diferencia, porque si cuestionaran un fallo judicial estarían infringiendo la Constitución, pues esta, en su artículo 76, indica que el Congreso no puede en modo alguno revisar los fundamentos o contenido de las resoluciones judiciales.
El único problema es que esa aclaración está completamente errada. Cuando en 2012 se reformó el Decreto Ley N° 321, que establece la Libertad Condicional con la Ley N° 20.587, que fue de iniciativa del Presidente Sebastián Piñera, la subsecretaria de Justicia de ese entonces, la señora Patricia Pérez, sostuvo en comisiones que "la modificación que plantea el proyecto consiste en sustraer la decisión sobre el otorgamiento de la libertad condicional de la autoridad política, de modo que quede entregada a criterios objetivos y técnicos propios de la función jurisdiccional y sea adoptada por la Comisión de Libertad Condicional integrada por miembros del Poder Judicial".
Y a mayor abundamiento, en las discusiones en Salas el entonces diputado y expresidente de Renovación Nacional, Alberto Cardemil, indicó: "En suma, la jurisdicción resolverá sobre el derecho a la libertad condicional. Por ello, reitero, es una buena reforma". Y el entonces senador de la Democracia Cristiana, Jorge Burgos, indicó también que "creemos que la iniciativa en estudio es un avance real, ya que saca la libertad condicional de la decisión política y la convierte en jurisdiccional".
En la presente acusación constitucional se menciona la historia de esta ley, pero sólo en aspectos que resultan convenientes y no en esto tan esencial que denota la voluntad del legislador al realizar esta reforma de que la decisión que hasta 2012 era administrativa, ahora pasa a ser parte de la función jurisdiccional, como siempre debió ser, en debido proceso.
Joaquín Rodríguez Droguett Militante de Renovación Nacional
Paros, violencia y amenazas
La doble moral frente a la violencia como medio ha permeado a tal nivel en la opinión pública que finalmente diversos grupos se arrogan la facultad de presionar mediante amenazas de fuerza para imponer sus fines u obtener respuestas de parte de los tomadores de decisión.
Si hoy es el gremio de los camioneros el que recurre a la amenaza de fuerza, antes eran otros gremios los que lo hacían, como funcionarios públicos, estudiantes o grupos con vindicaciones étnicas. Cualquiera sea el caso, la violencia se aceptó como medio de presión como si eso fuera parte del juego democrático. Pero como es una doble moral, se juzgan tales actos según convenga y según quien los cometa.
Es de esperar que, a propósito del plebiscito, nos demos cuenta que validar la violencia como medio para imponer fines sólo significa que la sociedad en su conjunto está llevando la democracia como valor al más triste de los patíbulos.
Jorge Gómez Arismendi
Complejo escenario
Es sabido el complejo panorama que vive la Región de La Araucanía. Violencia, demandas de pueblos originarios, problemas en la justicia, etc. Se podría seguir por horas.
Es efectivo que es un tema complicado que merece de los más largos diálogos, pero su complejidad no puede implicar inacción, especialmente para una justicia atrincherada, pues si queremos que aquellos que manchan la causa mapuche con violencia sean aislados, esta debe funcionar a cabalidad. Y donde fiscales actúan bajo amenaza, son agredidos y emboscados con atentados, la racionalidad no puede triunfar.
Lo primero es llamar al Estado a imponer el orden, pero es menester algo más. Si no hay condena transversal a la violencia, sin omisiones cómplices -como las típicas de la oposición- no se llegará a ningún lado. Una vez más, la pelota está en los pies la política. Pitágoras puede ser buen guía, quien aseveró: "Con orden y tiempo se encuentra el secreto de hacerlo todo y de hacerlo bien."
Nicolás Martins Fundación para el Progreso
Plebiscito
Las "Mil y una noches" habla de un rey, Yunan, que murió por llevarse los dedos a la boca al hojear el libro emponzoñado que leía. El escritor Eco quizá tomó de allí la idea para su novela "El nombre de la rosa". Varios lectores enfermaron en el pasado, tal vez manoseando tomos impregnados con pigmentos a base de arsénico, tales como el "verde de París". Hace pocos días, CNN mostró imágenes de una reciente votación en Chile, donde un encargado de mesa electoral hurgaba el cuaderno de firmas humedeciendo su dedo con la lengua, al estilo del rey. También se advertía una significativa manipulación de papeletas y sellos. Con o sin guantes, es probable que estos hábitos se perpetúen en el próximo plebiscito. Tosidos o estornudos de personas transmisoras de coronavirus serían riesgos aún más serios para la higiene de los locales de votación. Lo prudente es siempre velar por la salud de los votantes con las precauciones suficientes; y, si fuese necesario, aplazar el plebiscito otra vez.
Kenneth Ledger Toledo
O'Higgins y Valparaíso
Valparaíso ha sido anfiteatro de la historia nacional y punto de partida y término de los principales acontecimientos del país. Y en estos días, donde se conmemoró los 242 años del natalicio del Libertador Bernardo O'Higgins, también se cumplen 200 años del zarpe de la Expedición Libertadora, empresa que permitió asegurar la independencia de Chile y de América.
Valparaíso fue testigo presencial de dos acontecimientos, entre tantos que forman parte del legado del libertador: el primero de ellos, en octubre de 1818, fue el zarpe de la Escuadra Nacional, al mando del almirante Manuel Blanco Encalada. O'Higgins divisó desde el cerro San Roque el zarpe, lugar donde se alzó un monolito en 1910, por iniciativa del prefecto de Policía don Alberto Morales Munizaga.
El segundo de ellos, dos años después, el 20 de agosto de 1820, fue el zarpe de la Expedición Libertadora, ocasión en que la Escuadra Nacional y unidades militares chilenas, como el Regimiento de Infantería Nº 2 de Chile, aseguraron la libertad de Chile y también de América. En esta oportunidad, el zarpe fue desde los terrenos del antiguo castillo San José, a los pies del cerro cordillera, lugar emblemático por donde cientos de porteños transitan diariamente.
Es importante conocer la historia, no tan sólo con el fin de aprender fechas y personajes, sino que también para tener un mayor sentido de pertenencia a nuestra ciudad y país, y así visualizar el trozo de la historia por el cual transitamos a diario.
María Soledad Orellana Briceño