El necesario debate sobre Las Salinas
El proyecto que limpiará el exterreno de las petroleras, en Viña del Mar, abre la discusión sobre el destino urbanístico del valioso predio. Es importante que el debate sobre la técnica usada para limpiar el terreno no quede entrampado por prejuicios o falta de información científica. Aquí debe predominar la opinión de los especialistas.
Cesar sus operaciones, desmantelar las instalaciones industriales, limpiar los terrenos y, eventualmente, reintegrar un sector de gran valor a la trama urbana de Viña del Mar, fueron los compromisos suscritos en septiembre del año 2001 por las compañías petroleras dueñas de varios predios en Las Salinas, con el entonces alcalde, Jorge Kaplan. Aunque el proceso avanzó de forma zigzagueante en los últimos 19 años, recibió hace 15 días un empuje clave, con la aprobación ambiental para que la empresa Copec, que compró al resto de las petroleras sus lotes para hacerse dueña de las 16 hectáreas del sitio, limpie del lugar los restos de hidrocarburos, hasta que deje de ser un peligro para la salud de las personas. Ante las dudas planteadas por el diputado Rodrigo González y algunos vecinos, la empresa se abrió a que el proceso sea auditado por una institución con la capacidad técnica adecuada, aunque insiste en que el sistema de remediación aprobado cuenta con todo el respaldo científico necesario para llevarlo adelante. Tan segura está de su método -usa bacterias del propio lugar para, literalmente, comerse la contaminación-, que la empresa apuesta a que es una alternativa para limpiar algunos de los otros 600 sitios eriazos con características parecidas que hay en el país.
El caso da origen a varios debates, pero es importante que aquel sobre la técnica usada para limpiar el terreno no quede entrampado en los prejuicios o la falta de información técnica y científica. Aquí debe predominar la opinión de los especialistas, cuyo peso específico se mide en informes, estudios y pruebas de laboratorio, para que el resultado final deje sin dudas a los viñamarinos o turistas que cada año llegan por miles a los paseos costeros aledaños.
Sin embargo, hay una segunda vertiente que debe convocar a tantas personas como sea posible, porque se trata del destino urbanístico del predio, uno de los pocos en la ciudad con acceso directo al bordemar y un punto clave en la conexión vial de Viña del Mar con Reñaca y Concón. La empresa tiene un plan maestro, que contempla el desarrollo de un barrio 100% abierto, donde el 40% del terreno esté destinado a un sistema de espacios públicos, con parques y una mejor integración social entre el sector costero y las zonas altas, como Santa Inés. Aunque se va a desarrollar bajo las presiones de un intenso periodo electoral, este debate es necesariamente inclusivo, y pese a que tiene un punto de partida conocido -el master plan de Copec-, debe abrir espacios a las distintas opiniones ciudadanas, bajo la premisa de que el resultado final marcará el desarrollo de la ciudad por varias décadas. Como el debate no puede ser eterno, se abre aquí la pregunta sobre qué mecanismo permite la institucionalidad para dirimir las visiones opuestas.