Pedro Félix Vicuña, uno de los fundadores de este Diario que hoy cumple 193 años de existencia, escribía en uno de los primeros ejemplares que el objetivo de la naciente publicación era el servicio público. Esa misma línea confirmaba con fuerza, cuando ya El Mercurio de Valparaíso había alcanzado su madurez y gran influencia, otro de sus editores, Santos Tornero. "Defendió los intereses públicos y abogó por la industria, el comercio, la libertad y la educación, sin afiliarse a ninguna secta ni color político", se lee en una biografía del editor.

Posteriormente, Agustín Edwards Ross, que había adquirido el Diario en 1880, precisaba la conducta de El Mercurio de Valparaíso en esa línea de servicio público, según lo consigna Hermógenes Pérez de Arce Lopetegui en 1897, con ocasión del fallecimiento del empresario. Disponía Edwards Ross una línea editorial con "altura de miras". Postulaba "el sofocamiento de toda pasión ante la razón de la justicia, el amparo de los pobres y desvalidos contra las violencias o usurpaciones, la estabilidad de las instituciones por el acatamiento a la autoridad dentro de la ley; la consolidación de los progresos sin las perturbaciones de injustificados y frecuentes cambios ministeriales; el concurso de la prensa para toda buena causa de los gobernantes y la crítica razonada frente a todo desacierto o transgresión del derecho; la elevación en la forma y el fondo para ser así respetados respetando a los demás; mantener siempre izada la bandera del respeto a todos los poderes morales que sostienen, desde sus cimientos, la existencia de la sociedad; no demoler jamás ni contribuir a la demolición del orden existente sin que el país esté preparado para un nuevo orden de cosas reconocidamente superior al anterior; no aspirar a ninguna reforma sino dentro del libre juego de las instituciones; tener siempre como divisa la libertad y el derecho".

En el norte del continente, en los Estados Unidos, Edward Willis Scripps, fundador de una gran cadena periodística, escribía que "el periodismo es una profesión peculiar; su razón de ser es el servicio público".

Conceptos coincidentes a través del tiempo y la distancia que explican la vigencia de El Mercurio de Valparaíso en tres siglos, el XIX, el XX y avanzando en el XXI: el servicio público, vocación reconocida por la comunidad nacional, regional y local a la que entregamos información, interpretación y espacios de opinión.

Nuestra larga trayectoria, con cimientos en el pasado, no nos impide mirar el futuro. Y es así como junto a la tradicional edición en papel, estamos también con masiva audiencia en el mundo digital, con el mismo ánimo entusiasta de servicio público, pese a los intentos de silenciarnos de aquellos que lanzan la piedra y esconden la mano.

¡Feliz aniversario a todos nuestros lectores!

"Una Constitución hecha por la gente", una consigna que se tomó la agenda país y que nos tiene ad portas del debate sobre la modificación o la refundación de nuestra principal hoja de ruta que, entre sus ejes clave, tiene determinar los mecanismos para su ejecución y quiénes serán los encargados de su confección, todo ello bajo la expectativa de que sea llevada de forma racional, fundamentada y no excluyente.

La Carta fundamental debe consagrar derechos y deberes de la ciudadanía, pues no sólo es una representación de principios y valores, sino que también es la base del ordenamiento del Estado para la convivencia de la sociedad chilena, y como tal, debe recoger y no ignorar nuestra historia.

Así, la responsabilidad ciudadana en dicho proceso es una tarea vital, porque sus efectos serán determinantes en todos los aspectos de la vida nacional. Más todavía en el presente escenario de pandemia global y sus efectos en nuestra cotidianidad.

En este complejo escenario nacional, ¿cómo equilibrar el derecho de votación con el derecho a la salud, ambos consagrados constitucionalmente? Este es uno de los desafíos que enfrenta el Servel, un tema netamente logístico, pero que tiene asociado un factor más profundo: ¿cómo hacer que la ciudadanía se haga responsable, no solamente participando en el proceso con los resguardos sanitarios, sino que también en su actuar en las etapas posteriores a éste?

Lo que pasará a partir del 25 de octubre marcará a las próximas generaciones. Sea cual sea la decisión del voto, los efectos se verán reflejados en el corto y mediano plazo, requiriendo un mayor compromiso de la población en función de las banderas que defienden, pero también de la estabilidad del sistema político chileno, ello porque la actual crisis de representatividad y la escasa o nula creencia en las instituciones han puesto una valla difícil de ignorar.

Para que las expectativas de la mayoría se reflejen en la realidad de los resultados del plebiscito, se requiere la mayor transparencia posible, ya que en la actualidad no quedan muchas instituciones del Estado que puedan soportar la crítica de parte de la ciudadanía, la misma que hace sólo unos meses señalaba que la pandemia era un invento de las autoridades de turno para, justamente, atrasar la acción plebiscitaria.

Una vez realizada la votación y con los resultados a la vista, se debe buscar acercamientos entre los diferentes actores de la realidad nacional, como único camino posible para avanzar como país, en medio de todas las incertidumbres que estamos viviendo.