Inquietudes en la educación superior
El traspaso de los planteles controlados por Laureate Internacional involucra los intereses de miles de estudiantes. Se trata de una organización con un total de 173 mil alumnos en las universidades Andrés Bello, Viña del Mar y de las Américas, el Instituto AIEP y la Escuela Moderna de Música y Danza.
Laureate International Universities deja el país y traspasa sus operaciones a una entidad sin fines de lucro. La cuestión es que no se trata de una empresa cualquiera, sino que de una entidad internacional cuyo giro es la educación. No es lo mismo que el cambio de propiedad de una cadena de supermercados, cuyo éxito o fracaso no tiene mayor proyección social.
Aquí se trata de una organización que controla cinco planteles de educación superior con un total 173 mil alumnos en las universidades Andrés Bello, Viña del Mar y de las Américas - las tres con alta presencial regional-, el Instituto Profesional AIEP y la Escuela Moderna de Música y Danza.
Solamente la U. Andrés Bello cuenta con 49.360 estudiantes, en tanto que AIEP tiene 90 mil, el 25% de los alumnos de nivel técnico del país.
La U. de Viña del Mar, se debe recordar, es un proyecto docente formado por profesionales de la Región posteriormente traspasado a Laurate.
La Escuela Moderna de Música, también presente en la Región, fue creada en 1940 por destacados artistas nacionales y europeos.
Así, por casi 20 años Laureate, más allá de críticas, ha cumplido una labor en la educación superior que no podría haber cubierto el Estado.
Laureate deja sus intereses en Chile reconociendo una devaluación de US$ 419 millones hecho vinculado al "desafiante entorno político y marco regulatorio que hemos enfrentado", según sus representantes, añadiendo a ello la incertidumbre de los cambios constitucionales. Hay que dejar en claro que también está abandonando operaciones en Australia, España y Estados Unidos.
Asume el manejo de todo el grupo docente la Fundación de Educación y Cultura. Pero el tema no es únicamente de gestión económica; principalmente están en juego esperanzas, sueños y proyectos de futuros de miles de jóvenes y sus familias. Hay también lógica inquietud de académicos y personal administrativo ante la continuidad de actividades docentes, de investigación y de extensión.
El cambio reflota el tema del lucro en la educación y recuerda el colapso de universidades privadas como Arcis y del Mar, esta última con presencia y raíces regionales. Lo anterior justifica las inquietudes por el traspaso que se venía gestando desde hace un año. Por eso corresponde, como afirma el diputado RN Luis Pardo, que la Superintendencia de Educación Superior supervigile este traspaso "a la fundación sin fines de lucro que va asumir el rol de sostenedor y que ha manifestado, además, mantener los distintos proyectos educativos".
En este traspaso, que exige plena transparencia, lo que debe primar es la calidad de la educación.