Tercera edad ante el confinamiento
Encuesta revela las inquietudes de los adultos mayores ante el prolongado aislamiento que busca protegerlos del covid-19. Los mayores de 75 años son más responsables que otros adultos. No participan en carretes nocturnos ni en partidos de fútbol diurnos. Usan mascarilla y tienen clara visión de lo que es distanciamiento a un metro de distancia.
El confinamiento de los adultos mayores es una materia que con el paso de los días, semanas y meses cobra mayor importancia debido a los efectos de la medida sobre ese importante grupo humano. Esta restricción al desplazamiento de mayores de 75 años cubre transversalmente a un sector con gran diversidad en sus condiciones socioeconómicas, pero también encontramos diversidad en cuanto a sus capacidades. Algunos severamente limitados y otros plenamente autovalentes.
Pese a esas variables, ese grupo tiene un factor común, que es la vulnerabilidad ante el ataque del covid-19. Ello justifica las disposiciones de confinamiento, pero la aplicación general de la medida muestra efectos negativos en la salud física y mental.
A la vez, las restricciones afectan en mayor grado a los sectores de menores ingresos que carecen, por ejemplo, de conexiones tecnológicas que facilitan la comunicación, según lo afirma Patricio Rodríguez, presidente de la Unión Comunal de Clubes de Adultos Mayores de Valparaíso. El 80% de los adultos mayores de su grupo no sabe cómo acceder la tecnología o no tiene las herramientas del caso.
José Dinamarca, médico geriatra de la Universidad de Valparaíso, con mucha lógica señala que "el desconfinamiento se implementará en forma paulatina cuando los beneficios que aporte sean mayores que los riesgos". Pero, a la vez, destaca que con la medida "disminuyen las capacidades motoras, la actividad cognitiva y social", siendo los factores que más afectan la incertidumbre, la ansiedad, la sensación de soledad y aislamiento.
Por otra parte, una encuesta realizada por la Asociación Chilena de Municipalidades entre adultos mayores, señala que un 74% postula la suspensión regulada del confinamiento y un 76% estima que les afecta su calidad de vida. Acusan también problemas para abastecimiento y realización de trámites. Además, el 52% no tiene acceso a internet.
Actualmente, los mayores de 75, de acuerdo a las medidas de confinamiento, pueden salir de sus casas con límites de horarios y tres veces a la semana.
La idea es que las personas caminen en beneficio de sus músculos y sistema circulatorio, pero la limitación de espacio supone, simplemente, mantener la rutina en un mismo entorno con pocos beneficios.
Quienes integran el grupo de la tercera edad son mucho más responsables que otros adultos. No participan en carretes nocturnos ni en partidos de fútbol diurnos. Usan mascarilla y tienen clara visión, pese a su edad, de lo que es un metro de distancia.
Esta conducta contrapesa su vulnerabilidad y debería ser considerada en ese desconfinamiento regulado de que habla la encuesta, considerando también el deterioro físico y mental que conlleva el extremo aislamiento que están sufriendo por meses.