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La relevancia del rol de los alcaldes

"Lo que tuvimos fue un fuerte remezón social, una explosión de requerimientos, exigencias, emociones por parte de la comunidad, que se prolongaron prácticamente por dos meses y después de un pequeño descanso la región, como todo el país, cae en la pandemia", señala el alcalde de Limache y presidente de la Asociación de Municipalidades de Valparaíso, Daniel Morales (RN).

Percibe una región "con condiciones sociales, sanitarias y políticas, tremendamente complejas, que ha visto aumentados sus índices de cesantía y ha tenido a sus dos principales ciudades en largas cuarentenas", con todo el costo que eso implica. Piensa que la solución pasa por el capital humano, una de nuestras principales fortalezas, que debería estar disponible para avanzar en la solución de los problemas que se visibilizaron más concretamente el 18 de octubre, cuya búsqueda "lleva, quizás, a la radicalización de posiciones, pero el desafío es saber cómo salimos de nuestras propias trincheras", generando sinergias positivas orientadas al logro de mayor desarrollo social.

También opina que el 18-O "definió la necesidad política urgente de generar descentralización", en el marco de una crisis donde "los alcaldes tomaron roles tremendamente relevantes, se transformaron en gestionadores y solucionadores de problemas, y lo volvieron a repetir ahora durante la pandemia", demostrando "que desde los territorios se pueden aportar soluciones", no sólo a nivel macro, sino también comunal.

"Creo que ahí está el desafío de las futuras administraciones regionales: cómo, saliendo de nuestras trincheras y generando nuestras máximas potencialidades, plasmar esa idea de región que necesitamos que nos convoque a un camino unitario, transformándonos en actores relevantes para el desarrollo y el futuro de la región".

"persisten condiciones que causaron el estallido"

"Lo que conocemos como estallido social fue la expresión de las grandes mayorías s que se manifestaron en las calles con las características que todos conocemos. Violencia en grados extremos y una respuesta de Carabineros que lejos de disminuir los enfrentamientos los fue agudizando con trágicas consecuencias", expone el presidente regional del Colegio de Profesores, Andrés Reyes.

Sostiene que las condiciones que provocaron el estallido social se mantienen. "Cuando todo es un negocio y los ingresos son bajísimos, la carga emocional en la gente se puede percibir. Históricamente, no hay otro momento en que la concentración de la riqueza esté en un grupo de familias. En educación tenemos un Estado irresponsable, que destina recursos, pero gran parte de ellos no llegan al aula, sino que quedan en manos de sostenedores inescrupulosos e instalan como forma de vida la corrupción. Lo mismo ocurre con la salud, con las carreteras, con el agua, la electricidad y todos los bienes que debieran ser de todos los chilenos", asevera.

Andrés Reyes opina que una vez controlada la pandemia, "nuevamente vamos a tener en las calles a cientos de miles de compatriotas luchando para poder vivir en condiciones aceptables" y que esas manifestaciones "pueden tener mayor virulencia, dado que la cesantía aumentó en forma alarmante y que sectores medios viven la desesperación de perder todo lo que lograron con esfuerzo".

Añade que en el caso de los profesores el agobio es real, ya que "genera frustración no poder ejercer nuestra actividad en forma presencial. Si a ello agregamos el maltrato de este Gobierno a la función educadora y que en todo su período no ha dado un solo beneficio a los educadores, es fácil concluir que se está acumulando rabia que en su momento tendrá expresión".

Poner al ser humano en el centro

"En octubre del 2019, como trabajadores de la salud nos manifestamos por las brechas de infraestructura, recursos humanos y financiamiento en salud pública, acuñando la frase 'Que la Salud sea un Derecho y no un Privilegio", y el Colegio Médico presentó propuestas estructurales para poder atender de forma adecuada a la ciudadanía con la calidad y oportunidad necesarias, refiere el presidente regional de la orden, Luis Ignacio de la Torre.

"Luego vimos cómo se producía el estallido social, donde la ciudadanía se manifestó para modificar la forma de organizarnos como sociedad, teniendo como temas centrales la Salud, Educación, Justicia, Previsión social, feminismo, medio ambiente y reconocimiento de pueblos originarios, los cuales a mi juicio se fundieron en la idea de trabajar para construir una nueva Constitución donde el ser humano se situara en el centro y ninguno estuviera excluido".

"En medio de esa discusión nos alcanzó la pandemia y nos encontró con una organización y un compromiso altísimo de parte de los trabajadores de la salud, que sin haber podido resolver las brechas de infraestructura ni de financiamiento, han trabajado intensamente para ampliar la capacidad de atención de pacientes, que por dar un ejemplo en nuestra región pasó de menos de 95 camas críticas en diciembre de 2019 a cerca de 270 en julio de 2020".

Enfatiza que esta crisis "nos demuestra que un sistema de salud que depende de la capacidad de pago del individuo, no es útil para enfrentar situaciones complejas, y después de 200 días de pandemia hemos podido comprobar que el sistema de salud integrado -público, privado y de las fuerzas armadas- es una excelente solución en beneficio de las personas, y que la mayor parte de los recursos sanitarios para la prevención de enfermedades, promoción de estilos de vida saludable y diagnóstico precoz de patologías, deben focalizarse en la Atención Primaria en Salud".

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Intendente: "la violencia no contribuye a ninguna solución"

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"La sensación era muy angustiante, de mucha impotencia, porque un tema eran las reivindicaciones sociales que algunos líderes de opinión planteaban y que podían ser muy legítimas, pero no se condecían con la oscura noche que estábamos viviendo en Valparaíso y el grave daño que se le estaba generando también a la comunidad de San Antonio, Viña del Mar, Quilpué, Villa Alemana, las ciudades con mayor daño esa primera noche".

Así recuerda el intendente regional, Jorge Martínez, la noche del sábado 19 de octubre, cuando en el plan de Valparaíso eran incendiados al menos cinco inmuebles y saqueados negocios, multitiendas y supermercados, mientras se cumplían los trámites de promulgación del decreto que estableció el estado de excepción constitucional, con lo cual cerca de las 22 horas efectivos de las Fuerzas Armadas "salieron básicamente a proteger infraestructura crítica, estaciones del metro, subestaciones eléctricas, hospitales, porque en ese minuto ya no se estaba respetando absolutamente nada".

"Hubo muchos saqueo esa noche y costó mucho controlar haciendo uso de la fuerza legítima, afortunadamente sin tener muertes que lamentar, con la mayor prudencia que se puede pedir para intentar restablecer el orden público en una situación tan caótica y tan violenta, que espero no se repita nunca más en la historia de nuestra región y de nuestro país", señala.

UN ANTES Y UN DESPUÉS

El intendente piensa que en la jornada del sábado 19 se selló un antes y un después en materias sociales, luego de que el Presidente expresara que había deudas sociales profundas que revisar e inequidades que corregir.

"Pero no se condecía ese nivel de destrozo, asalto, robo, hurto y daños a pequeños locales con la legitimad de reivindicaciones que se pueden hacer por la vía pacífica, indudablemente. Fue muy triste y doloroso escuchar a alcaldes que nos llamaban y nos pedían contingente porque estaban quemando o asaltando tal o cual negocio, lugar o municipio", refiere.

La situación se repitió con mayor o menor intensidad en prácticamente todas las grandes ciudades, durante las tres semanas posteriores. Luego se produjo un periodo algo menos grave que duró todo noviembre y posteriormente una suerte de fase de transición, de diciembre a marzo, "en que se registraron protestas y acciones muy violentas con mucho destrozo a los bienes públicos, plazas, luminarias y mobiliario urbano".

Dice que fue "una situación bastante dura, pero el estallido social trajo una reflexión profunda respecto a injusticias, inequidades y deudas sociales, sobre todo a una gran clase media que ha podido gozar ciertos aspectos del desarrollo, no de todos, que está muy endeudada y tiene bajas pensiones, y por eso el plan de gobierno del Presidente apuntaba a esa materia, pero muchas razones impidieron acelerarla", entre ellas la falta de apoyo en el Parlamento. "Con el estallido se logró avanzar en algunos proyectos, pero todavía hay varios que están detenidos", agrega.

Los costos de la crisis

Sobre la evaluación de daños durante las primeras semanas de la crisis, cuando la violencia alcanzó máxima intensidad, el jefe regional sitúa el principal costo en el terreno moral.

"Creo que tuvimos un costo moral muy fuerte cuando quedó instalada la idea de que se pueden solucionar problemas sociales a través de la violencia, y eso es muy malo para cualquier sociedad. Ese es el principal costo, es de otra época, de otra etapa de la humanidad, y creo que en un estado de derecho, que se vio muy vulnerado en esos primeros días sobre todo, la violencia es lo único que no contribuye a ninguna solución, en ningún caso".

En términos de pérdidas económicas y de empleos, recuerda que parte de la crisis coincidió con la temporada turística que parte la primera quincena de diciembre y termina la primera quincena de marzo, y que "tuvo una disminución tremenda, no solo en la cantidad de turistas sino en las noches que alojaron y en el gasto, lo que generó una afectación grande al turismo y al empleo"

Entre diciembre del 2019 y hasta marzo de este año, agrega, el desempleo aumentó 2,5 puntos en la zona. "2,5 puntos son más de 50 mil personas que perdieron el empleo en la región y eso es mucho, es muy fuerte", remarca.

Y en cuanto al daño al sector privado, se estima que fluctuó entre 150 y 200 millones de dólares, suma que supera a los 100 millones de dólares anuales de que dispone el gobierno regional en todos los tipos de fondos para las 38 comunas de la región.

"Tuvimos 634 establecimientos afectados, 367 locales saqueados, 370 dañados o incendiados y 62 con incendios estructurales totales. Eso fue un daño muy fuerte para nuestra zona", detalla la autoridad regional.

Eso, sin considerar el lucro cesante, el daño al mobiliario urbano, los edificios públicos vandalizados, el impacto en el turismo y la pérdida de empleo, "así es que desde mi perspectiva la región quedó muy debilitada en cuanto a su economía y al empleo, y eso generó que la pandemia nos sorprendiera más débiles".

La crisis sanitaria se instaló definitivamente en abril, en momentos "que nuestra economía estaba muy débil, y nuestros pilares -la construcción, el comercio, el turismo que genera mucho empleo- se hallaban en serias dificultades, de modo que con mucho apoyo de fondos nacionales y del gobierno regional tuvimos que salir al rescate de personas que, por ejemplo, tenían que pagar el arriendo de un local quemado y no les llegaban los recursos de un seguro, entonces no podían pagar sueldos y tenían que despedir gente".

La gran marcha y los enfrentamientos

También el intendente recuerda desde dos perspectivas la masiva marcha del 27 de octubre, en la que según las estimaciones publicadas en los medios participaron unas 100 mil personas.

Relata que, instalado en la Central de Comunicaciones de Carabineros, pudo ver el momento en que confluyeron las columnas procedentes de avenida España y de avenida Brasil en el sector Barón, y en un momento que está registrado en las cámaras "sale la primera línea con bombas molotov, con piedras, con hondas, con balines, a atacar al Congreso".

"A uno le podrá gustar o no el Congreso, pero es un poder del Estado, un símbolo de la democracia y yo creo que nadie sensato hoy día está de acuerdo en que se queme el Congreso, pero en ese minuto había gente que quería hacerlo. Entonces reacciona Carabineros primero con los llamados, luego con agua, se produjo un gran desorden y mucho gas lacrimógeno….me causó dolor ver a esas familias que querían expresar su idea y protestar, devolviéndose rápidamente por las calles, con niños, con adultos", mientras permanecía enfrentando a la policía un número que estima en unos 5.000 sujetos, que luego se reorganizan en unos 3.000.

"Fue muy violento y agresivo, y terminó con muchos detenidos, civiles y carabineros lesionados e infraestructura crítica dañada. Entonces tengo dos recuerdos distintos, dos cuestiones que separo completamente. La marcha para mí es una manifestación ciudadana, maciza, amplia, que expresa una problemática social clara. Lo otro son vándalos, grupos antisistémicos, mucha delincuencia, lumpen, que lo único que querían era aprovechar las circunstancias para sus fines propios".

Los cambios de la pandemia

El intendente cree que la pandemia ha motivado una profunda reflexión y un cambio en el foco de interés a contar de abril.

"Creo que en los líderes políticos, sociales, gremiales, han bajado la agresividad en el tono de las conversaciones. A partir de esa fecha, se ha podido dialogar; podemos no estar de acuerdo en muchas cosas, tener visiones distintas de la sociedad, de cómo superar las problemáticas sociales, y las podemos expresar con entusiasmo y convicción, pero no hiriendo, dañando, agrediendo o amenazando. Yo creo que eso pasó y espero que no se vuelva a repetir". 2


metro: 4 estaciones con daños, pero mantuvo operatividad

En más de $650 millones avaluó Metro Valparaíso los daños que sufrieron las estaciones atacadas la noche del sábado 19 de octubre: Viña del Mar, Miramar, Quilpué y Bellavista, la última de las cuales fue incendiada y volvió a operar con equipamiento provisorio en diciembre.

"Gracias a la rápida acción de nuestros equipos desplegados en terreno, la Estación Viña del Mar pudo ser abierta al público el lunes 21, mientras que Miramar recuperó su funcionamiento el jueves 24. Por su parte, la Estación Quilpué volvió a abrir el lunes 28 del mismo mes", detalló el presidente de la empresa, Francisco Bartolucci.

En el caso de Bellavista, cuya boletería quedó completamente destruida por el fuego, el 11 de diciembre comenzó a operar nuevamente con equipamiento provisorio que se mantuvo hasta agosto de este año, cuando se estrenó la nueva instalación.

"Para su recuperación fue necesario reinstalar los sistemas eléctricos, de comunicaciones y acceso, así como reparar las instalaciones sanitarias. A estos trabajos se sumaron las obras de demolición de la estructura anterior y la instalación de una boletería provisoria que permitió reanudar la atención desde diciembre", agregó.

También indicó que "afortunadamente, los daños en las estaciones no afectaron la operación de los servicios, ya que se logró mantener la continuidad operacional desde el 21 de octubre", y destacó tanto el esfuerzo de los trabajadores para lograrlo, como "el apoyo que tuvimos por parte de nuestros pasajeros y la comunidad en general, que nos acompañó en el proceso de recuperación de la normalidad operacional, así como de las autoridades regionales y policiales por su permanente apoyo en el resguardo de nuestras instalaciones y trenes".

Dijo que fueron muchos los impactos que Metro Valparaíso tuvo en ese lapso y que permearon todos los ámbitos de su actividad. "Fue un periodo muy intenso que, sin duda, dejará huella, pero lo más destacable es que una vez más, pudimos hacer frente a un desafío enorme, logrando cumplir con nuestro rol en beneficio de las miles de personas que necesitan desplazarse en nuestra región". 2

esa noche "no se estaba respetando absolutamente nada".

el 19 de octubre fue incendiada la estación bellavista.