Las advertencias tras el Nobel de la Paz
La entrega del Premio al Programa Mundial de Alimentos de la NU alerta sobre las causas que provocan el drama del hambre. Los avances en la lucha contra el hambre en el país han tenido un severo retroceso debido a la violencia en octubre y a la pandemia, que se traduce en cesantía y más 13 mil personas fallecidas.
La entrega del Premio Nobel de la Paz al Programa Mundial de Alimentos (PMA) de Naciones Unidas es un reconocimiento a la importancia que tiene la alimentación de los pueblos en el difícil logro de la paz.
El hambre ha sido un factor histórico determinante en las guerras, en las migraciones, en las grandes epidemias. La producción de alimentos y su distribución exigen un ambiente de paz y de armonía.
Desde el cultivo de la modesta papa, la ganadería o la pesca hasta la producción de alimentos variados, requieren un clima de paz, de tranquilidad para todos sus procesos y para quienes intervienen en ellos.
El año pasado el PMA apoyó a 97 millones de personas de 88 países con la entrega de 15.000 millones de raciones de comida. Pero no es suficiente, pues en el mundo son 690 millones de seres humanos los afectados, de madera crónica, por la falta de alimentos.
La lucha contra el hambre y la desnutrición se da desde hace mucho tiempo en nuestro país con acciones privadas de asistencia y con medidas oficiales. Mucho se ha avanzado, la desnutrición infantil casi no existe y la cadena alimentaria cubre a todos los sectores del país, con brechas importantes reflejo de la pobreza que también se trata de disminuir.
Sin embargo, ahora esos avances han tenido un severo retroceso, resultado de la violencia desatada en octubre pasado y de la pandemia. La violencia destruyó puestos de trabajo y frenó la inversión en tanto que el covid-19 deja ya más de 13 mil fallecidos con un total de 481 mil casos. El resultado es un freno a todas las actividades y un aumento del desempleo que se refleja en la pérdida de ingresos y en un futuro incierto para miles de familias.
Y así, golpea el hambre. Las necesidades de alimentación se suplen con programas oficiales y ollas comunes, soluciones nunca suficientes.
Recuerda el director del PMA David Beasley que el problema de la alimentación va intrínsecamente ligado a la inestabilidad de los países. Advierte que "donde hay conflictos, hay hambre, y donde hay hambre, a menudo hay conflictos". Señala que el premio "es un recordatorio de que la seguridad alimentaria, la paz y la estabilidad van juntas. Sin paz no podemos lograr nuestro objetivo global de hambre cero y mientras haya hambre, nunca tendremos un mundo en paz".
¿Advertencias sobre realidades lejanas? Pareciera que mirando el tema del hambre como resultado de la violencia y los conflictos, la advertencia es oportuna en nuestro ambiente nacional ante una creciente crispación que divide y nos impide reparar daños pasados y presentes y nos llena de incertidumbre para el futuro.