EL LIDERAZGO POSPANDEMIA
GESTIÓN. La crisis impondrá nuevas características a los líderes empresariales.
En mis 46 años de experiencia laboral en cargos ejecutivos y directorios, he vivido muchas crisis, tanto en la empresa o en la economía en que estaba inmersa. Pero la multidimensionalidad de ésta, originada por un virus, sorprende cada día, ya sea porque se siguen destruyendo empresas y empleos, o porque las autoridades buscan paliar sus efectos con resultados limitados.
Casi no hay área del saber económico-administrativo que no haya visto hechos que han originado múltiples esfuerzos para estudiarlos y paliarlos:
- Una gran crisis humana, por fragilidad de su condición económica, por la pérdida de empleo, por incremento del endeudamiento familiar y todo acompañado de una gran desesperanza,
- Enormes cambios en la forma de trabajo, con impacto en la vida familiar al entrar la empresa al hogar. Con incertidumbres en la forma del retorno a la normalidad y la nueva realidad en cuanto al factor de ocupación de las oficinas,
- Grandes transformaciones en los canales de comercialización, con el e-commerce instalado y sus efectos en el empleo,
- Temores en el sector financiero por eventuales impactos en la cadena de pagos, considerando la caída en los flujos de los deudores.
Podría nombrar muchos otros efectos de la pandemia, pero ésta indudablemente va a pasar. Vendrá la vacuna, o lo que sea, y la pandemia será historia, pero la crisis va a permanecer por un tiempo. La velocidad con que salgamos de ella dependerá de muchos factores, solo por nombrar algunos, el retomar nuestra capacidad de crecimiento, mejorar la productividad a nivel nacional, dar estabilidad a las reglas del juego para atraer capital extranjero y, por supuesto, saber ventilar nuestras legítimas diferencias con real sentido y respeto democrático.
El líder para la crisis
Pero es interesante preguntarnos las características de los líderes empresariales -públicos y privados- que deberán enfrentar el desafío de la recuperación y la superación de la crisis. Creo que parte importante de los cambios en los liderazgos vendrá como consecuencia inevitable de la renovación por el solo hecho del paso del tiempo. Pero seguiremos viendo a la cabeza de nuestras organizaciones a muchas caras ya conocidas y la razón es muy simple: es porque la adaptabilidad a las nuevas condiciones es una de las características bases de cualquier líder y percibo que éstos ya se están preparando para el escenario de crisis-recuperación.
Aun así, creo que es conveniente, desde mi modesta perspectiva, recalcar algunas aptitudes que creo deberán ser especialmente cultivadas para este nuevo escenario.
Sin que el orden implique importancia, creo que la enorme volatilidad de los escenarios a enfrentar obliga a nuestros líderes empresariales a ser enormemente flexibles, rápidos en entender por dónde soplan los vientos y tomar decisiones que en escenarios normales serían catalogadas como poco ortodoxas. Con resiliencia a la crítica, porque cuando la información es imperfecta surgen múltiples soluciones y opiniones.
Oponer resistencia a la paralización. Mientras más grande es el shock, muchos responden con la inmovilidad a la espera de una solución estatal, ver qué hacen los demás, etc. El líder que necesitamos abre caminos y crece con imaginación y prudencia. Con equilibrio pero en movimiento.
El líder de la pospandemia hace del trabajo virtual, en casa, una fortaleza. Soy un convencido que nuestra especie es gregaria, que volveremos paulatinamente a las oficinas y a las reuniones con presencia en sala -creo que más cortas y eficientes porque hemos dado otro valor al tiempo-, pero debemos reconocer que el trabajo remoto responde a una necesidad de la sociedad actual y llegó para quedarse. La forma en que ambos esquemas de trabajo convivan es un tema relevante.
La adaptabilidad a las nuevas tendencias comerciales, en medios de distribución, en canales de marketing, la forma de las tiendas ya está siendo parte del bagaje de los líderes de la empresa.
Podría seguir explayándome en muchas otras aptitudes requeridas por nuestros líderes: adaptabilidad financiera para un mercado que indudablemente va a estar más averso al riesgo -la liquidez tiene hoy otro valor-, pero he dejado para el último una de gran relevancia: su empatía con los colaboradores -que no lo están pasando bien-, con sus proveedores que sufren con un mercado deprimido. Ser humilde para encontrar soluciones, entendiendo que éstas tienen consecuencias e impactan de diversa forma a distintos actores.
Ya lo dijo Abraham Lincoln, un gran líder: "Casi todos los hombres pueden soportar la adversidad, pero si quieres probar su carácter, dale poder".