CAPITAL HUMANO
ADMINISTRACIÓN. Factor clave para fomentar la competitividad y el desarrollo de ventajas competitivas
Una empresa posee una ventaja competitiva cuando desarrolla alguna característica diferencial respecto de sus competidores, que le confiere la capacidad para alcanzar rendimientos superiores a ellos de manera sostenible en el tiempo.
El origen
Una de las fuentes de ventajas competitivas es el capital humano. Un capital humano gestionado correctamente ayuda a las organizaciones a crear y mantener una fuerte ventaja competitiva por lo que se convierte en una fortaleza.
En la actualidad, las empresas han descubierto que su equipo humano hace la diferencia al ser responsables de movilizar las metas u objetivos estratégicos y hacerlos realizables. Sin embargo, la coyuntura económica y productiva actual ha tornado muy desafiador el desarrollo de capital humano hacia aspectos estratégicos que incrementen la competitividad de las empresas en el largo plazo.
Hoy no se compite ni entre países ni por productos; la tendencia global es hacia la competencia por cadenas de valor. Es importante ampliar los espacios de colaboración en educación, investigación e innovación, para permitir el flujo de conocimiento hacia la industria nacional e identificar sectores estratégicos entre las cadenas productivas y en las áreas de ciencia y tecnología. En este sentido, durante las últimas dos décadas, la globalización transformó el paradigma de producción dando lugar a las cadenas globales de valor, cuya característica principal es la desagregación del proceso productivo en etapas que ocurren en distintos países permitiendo aprovechar las ventajas comparativas reveladas (VCR), el indicador que resalta los sectores que tienen un atributo, virtud o capacidad frente al resto de los competidores del mundo. Con esta transformación, los países han visto afectada su diversidad industrial. Las empresas globales desplazaron su producción a países con salarios más competitivos y regulaciones laborales y ambientales más laxas, mientras que concentraron su fortaleza productiva en los servicios de alto valor agregado. En los casos en que la dotación de recursos naturales es alta, la concentración se dio en el desarrollo de inversiones para generar mayor valor agregado en la explotación de esos recursos.
Las cadenas de valor
En términos generales, la globalización de la producción mediante las cadenas de valor eliminó como herramienta eficiente a la sustitución de importaciones y, asimismo, hoy la inclusión en esas cadenas es un imperativo del cual casi nadie puede quedar excluido. Esto conlleva a la necesidad de incrementar la competitividad y para ello fomentar el desarrollo del capital humano para permitir tanto una mayor diversificación de los sectores industriales, como la producción de bienes con mayor valor agregado, para generar una economía más equilibrada.
En Chile, así como en el resto de los países latinoamericanos, el efecto de la contracción relativa de los últimos años generó una "primarización", es decir que, ante la falta de sectores de servicios desarrollados y sofisticados, los sectores que ganaron participación en la economía correspondieron a los de explotación primaria y sus servicios vinculados directamente. El alza de los términos del intercambio permitió que las rentas extraordinarias del sector primario compensaran parcialmente el proceso de contracción industrial, pero hacia adelante este proceso no es sostenible.
Clificaciones para el trabajo
El camino a recorrer requiere un programa de inversión sostenido en nuestro capital humano para alcanzar la meta del desarrollo, pero hay un condicionante clave: no se precisa tanto aumentar los niveles de inversión en educación como mejorar significativamente la formación de calificaciones para el trabajo y los estándares de calidad educativa. Si bien la inversión en educación destinada a incrementar el capital humano es relevante, no garantiza su buen aprovechamiento para poder lograr una mayor productividad y así acelerar el crecimiento económico.
En este sentido, nuestro país requiere una planificación más agresiva de desarrollo que aproveche de manera eficiente su capital humano. Es necesario continuar apostando fuertemente al agregado de valor y fabricación de productos más sofisticados en los sectores más competitivos y con mayor potencialidad. Asimismo, deben generarse las condiciones en el sector privado que permitan una demanda sólida por personal calificado, en línea con el objetivo de la política nacional actual: mejorar los factores de competitividad.