Claudio Ramírez

En un total de 17 establecimientos educacionales, cinco de ellos de la Región de Valparaíso, se aplica un proyecto que busca transformar la educación, de tal modo de convertir los establecimientos en verdaderos centros de innovación que potencien el vínculo social que tienen con sus comunidades, la autonomía y liderazgo de los jóvenes, y el desarrollo de soluciones a problemas reales de su entorno.

"Los estudiantes finalmente terminan siendo agentes de cambio y realmente productores de soluciones para la comunidad, para el territorio y para el entorno, y en ese ejercicio van aprendiendo", comentó el director del Modelo Pionero de Anglo American, David Viera.

En la región el sistema está instaurado en los liceos Politécnico América de Los Andes, Fernando Silva Castellón de Catemu, Carmelita Felipe Cortés de Nogales y Pedro Aguirre Cerda de Calle Larga, además del Jardín Los Arrayanes de Catemu. El resto pertenece a la Región Metropolitana, sumando un total de 5.000 estudiantes y 500 directivos involucrados.

El modelo se basa en la realización de proyectos empíricos, tecnológicos y artísticos, entre otros, cuyo objetivo es contribuir al territorio y que además implican un desarrollo multidisciplinario. "El establecimiento completo comienza a ser reorganizado con el fin de que exista el tiempo y espacio para que los estudiantes presenten los proyectos. Los profesores son más tutores que instructores de contenido, los alumnos están permanentemente conectados con la comunidad y, finalmente, no todo gira sobre la nota, sino que también importa el valor público que tienen las iniciativas", explicó Viera, quien destacó que una de las características de este sistema es que los estudiantes siempre están incubando ideas y desarrollando sus habilidades. Junto con ello, indicó que se transforma la metodología, pero también los espacios de trabajo.

Asimismo, los proyectos tienen una aplicación práctica en la comunidad, por lo que tienen un impacto, lo que implica un grado de compromiso importante. "Finalmente, los liceos son centros de innovación donde el aprendizaje ocurre de una manera práctica y con desafíos concretos en beneficios de personas reales y en ese contexto los estudiantes aprenden. El sistema está pensado para que el conocimiento florezca en toda su plenitud".

Caso los andes

Uno de los ejemplos más emblemáticos de esta metodología recae en el Liceo Politécnico América de Los Andes que pasó de ser un establecimiento estigmatizado y que incluso estuvo a punto de ser cerrado a uno que hoy representa un caso exitoso. "Hicimos una alianza y en ocho meses de transformación logró aumentos sustantivos en el Simce y otros indicadores de calidad. Además, se duplicó la cantidad de estudiantes que ingresó a la educación superior", destacó Viera, agregando que debido a los buenos resultados ha recibido visitas de directivos y de corporaciones de diversas municipalidades.

El proyecto requiere un compromiso global y así lo recalca la profesora de Lenguaje del liceo, Pamela Sánchez, quien además fue finalista en Global Teacher Prize Chile 2020. "Es una oportunidad extraordinaria y como comunidad hemos respondido de una manera muy comprometida para que funcione", remarcó la docente, quien también asume que la metodología ha sido un desafío para todos.

"Cuando nosotros lo implementamos, en el 2018, también hubo cierta incredulidad en los alumnos, pero hasta ahora el sistema les fascina porque también estamos desarrollando otras habilidades que son absolutamente necesarias para ellos como el trabajo colaborativo, la comunicación, el pensamiento crítico, la creatividad y el carácter. (...) Ellos son protagonistas de su aprendizaje", subrayó.

"Los proyectos de aprendizaje activo se trabajan de manera multidisciplinaria, las asignaturas no son islas, sino que hay que complementar tres o cuatro asignaturas en un proyecto", concluyó.

"Los estudiantes finalmente terminan siendo agentes de cambio y realmente productores de soluciones para la comunidad".

David Viera, Director del Modelo, Pionero de Anglo American

"Estamos desarrollando otras habilidades que son necesarias para ellos como el trabajo colaborativo y el pensamiento crítico".

Pamela Sánchez, Profesora Liceo América, de Los Andes

El restaurante porteño "La Caperucita y el Lobo" fue uno de los establecimientos reconocidos en el listado de "Latin America's 50 Best Restaurants", elaborado por expertos que analizaron locales de 43 ciudades, de 17 países.

La distinción reconoce a emprendimientos que han elevado la cocina autóctona de cada país con grandes sabores y que han causado impacto positivo en sus comunidades, tanto durante la crisis de covid-19 como a lo largo de toda su trayectoria.

"Estamos muy contentos con el reconocimiento porque habla de que todo el esfuerzo y el cariño que le hemos puesto al restaurante en estos casi nueve años ha valido la pena absolutamente", dijo Leonardo de la Iglesia desde el restaurante del cerro Florida, quien agradeció también al equipo formado por cinco trabajadores en cocina y la misma cantidad en sala. "Hay mucho sacrificio de todos ellos en esta distinción", mencionó.

"Esta es la tercera semana desde que pudimos abrir y hemos dado un vuelco un poco en lo que se refiere a horarios porque la pandemia nos obligó a repensar todo", agregó, recordando que debieron reinventarse en ese periodo con delivery y también ayudando a la comunidad a través de iniciativas como "Comida para Todos".

"La pandemia nos dio también una oportunidad de pensar hacer una carta muy entretenida", relató de la Iglesia. Además, el local cambió sus horarios de atención abriendo de jueves a domingo, desde las 13 horas.

En el listado aparece, además, el restaurante "5ta Cordillera", de Los Andes. "Esto es importante, porque contribuye a impulsar la reactivación del turismo y en particular del gastronómico, considerado además como un motivador de viajes. Este reconocimiento viene a ratificar la labor desarrollada y hay que felicitar a estos restaurantes", enfatizó el director regional de Sernatur, Marcelo Vidal.

Al parecer, no será Valparaíso la ciudad de la región que cuente con el primer teleférico para el transporte público. Esto, porque en un plazo de dos años podría comenzar a operar este sistema de transporte en Quilpué, en base a un proyecto conjunto entre el municipio de la Ciudad del Sol y la Escuela de Ingeniería en Construcción de la PUCV.

El trazado uniría el sector residencial de Los Pinos con la Plaza Vieja, ubicada en la zona céntrica de la ciudad en un viaje que demoraría cerca de 10 minutos. Incluso, ya se estima el valor del recorrido, que fluctuaría entre los $300 y $500 por viaje.

"Hay países que lo tienen, como Bolivia, Colombia y por qué no construir en Quilpué un teleférico. Nosotros lo pensamos en primera instancia como turístico, para Colliguay, pero vimos la necesidad que había de movilidad en la zona urbana, tema que discutimos harto con los profesionales de la Escuela de Ingeniería", dijo el alcalde Mauricio Viñambres.

En tanto, el académico Álvaro Peña, quien presentó la maqueta final de la iniciativa destacó que ha sido "un desafío interesante". "Si bien hemos estado complicados por temas logísticos, hemos podido plantear esta propuesta que satisface una de las necesidades prioritarias de la gente y va directamente al beneficio social", remarcó.

El proyecto incluye todas las medidas de seguridad y consideraciones sísmicas, teniendo en cuenta que el trazado está pensado en alturas que fluctúan entre los 20 y 60 metros, con una velocidad promedio de 25 km/h, para el desplazamiento. Además, todas las intervenciones que se ejecuten contemplan protección del entorno y generación de áreas de parque.