Ganaron, perdieron y fotito en el Nogaró
En cualquier manual de cómo hacer las cosas mal y espantar a la ciudadanía, los partidos se llevan los honores en la Región de Valparaíso.
A72 horas de las elecciones primarias que definieron a ocho candidatos a alcaldes y dos a gobernadores regionales en cinco comicios de Chile Vamos, cuatro del Frente Amplio y solo uno de la Unidad Constituyente, bien cabe una reflexión más acabada sobre los alcances de un ejercicio que convocó apenas a 56.666 votantes (3,64%) en la votación regional y 34.919 (3,99%) en las ocho comunales.
Una primera lectura parece premiar la inteligencia táctica del Frente Amplio, que consiguió posicionar de manera clara al independiente Rodrigo Mundaca como la segunda carta más votada del país a una Gobernación Regional (tras Claudio Orrego), moviendo el eje del conglomerado hacia la izquierda sharpista y desplazando a las posiciones un tanto menos extremas.
Asimismo, destaca la irrupción de Macarena Ripamonti (RD, aupada por el diputado Jorge Brito) en Viña del Mar, con más de 4.800 votos y el 64% de las preferencias, asumiendo una posición de primus inter pares de una oposición que no consigue ponerse de acuerdo y frente a un oficialismo que ha desperdiciado un tiempo precioso intentando mantener el legado de Reginato y que hoy clama por Andrea Molina.
En tercer lugar, pero no por eso menos importante, la excore Valeria Melipillán (CS) también dio un salto cuantitativo en su carrera por quedarse con la sucesión del alcalde Mauricio Viñambres. Por último, Verónica Barrera (también CS) en Putaendo y el independiente Cristián Luna en Villa Alemana, completan el cuadro.
El exrector Aldo Valle (Ind., con apoyo PS-PPD), por su parte, consiguió romper el cerco DC (partido que ganó 6 de 16 gobernaciones en todo el país) y levantar una apuesta más cercana al PS y el PPD, con una visión si no de centro, al menos un poco más moderada y de impronta laica, hacia la carrera por la jefatura regional.
Con todo, los derrotados Cristián Mella (DC), María de los Ángeles de la Paz y Tarek Giacaman (ambos Evópoli) parecen dar luces de un futuro político insospechado y que perfectamente podría llevarlos a aspirar a la Cámara de Diputados en las elecciones de fines de 2021. La UDI sacó la tarea adelante en Valparaíso y Panquehue, con Carlos Bannen y Margarita Vélez. En Santo Domingo, el exconcejal RN Dino Lotito (¡cómo iba a perder con ese nombre!) se impuso junto al corpóreo de Dino, el perro-saurio de los Picapiedras.
En cuanto a los perdedores, qué duda cabe que pese al gran desempeño de dos de sus tres cartas, Evópoli se quedó sin nada, en la que era una gran apuesta de renovación de rostros. Asimismo, perdieron el Partido Liberal, que pareciera no despegarse de candidaturas testimoniales (Juan Carlos García y Nicolás Guzmán), y la descentralización, hoy más golpeada que nunca con el marcado ninguneo del Gobierno, los partidos y los medios a los designios de la población en regiones. Por muy interesante que sea el futuro de Vitacura, no es muy decoroso que dediquen portadas y horas de transmisión en TV a una comuna de apenas 85 mil habitantes, que los rostros de Evópoli y la UDI madruguen junto a sus candidatos o que TVN, el canal público, se refiera a la exgobernadora porteña y candidata a alcaldesa como "De María" o al candidato a gobernador Juan Carlos García Pérez de Arce como "Juan Pérez". De la misma forma, deben destacarse negativamente el impresentable espectáculo de la centroderecha en Concón y Viña, pese a la estudiada y falsa puesta en escena de unidad de anteayer en el Nogaró, los infaltables acarreos en furgones escolares de la DC en Valparaíso, el caudillismo parlamentario de aquellos que ubican seremis y candidatos a su antojo, y los patibularios ataques personales contra De la Paz en el Puerto, precisamente las causas por las cuales los votantes se alejan de los partidos y las elecciones.