Secciones

  • Portada
  • Actualidad
  • Opinión
  • Actualidad general
  • Deportes
  • Clasificados
  • Servicios
  • Espectáculos

DERECHO A PATALEO 30 años en 1

POR CLAUDIA CANALES RAMÍREZ, EDUCADORA DIFERENCIAL MAGISTER EN POLÍTICAS NACIONALES DIRECTORA SENSE INSTITUTE POR CLAUDIA CANALES RAMÍREZ, EDUCADORA DIFERENCIAL MAGISTER EN POLÍTICAS NACIONALES DIRECTORA SENSE INSTITUTE
E-mail Compartir

Siempre que nos toca enfrentar cambios a nivel personal, profesional, familiar, social e intelectual, también nos vemos en la obligación de enfrentar diversas emociones, tales como el miedo, la incertidumbre y, en algunas ocasiones, la paralización de nuestro accionar.

Reflejo de aquello fue el 2020, en donde hemos tenido que enfrentar grandes cambios en diversas áreas de nuestras vidas sin tener, necesariamente, la claridad a qué, ni cómo, ni por qué debíamos hacerlo, cosa no menor para poder enfrentarlos de la mejor manera. En ocasiones, se presentan con mayor exigencia, sin embargo, hemos ido logrando ajustarlos a nuestra cotidianidad, a nuestros ritmos de vida y necesidades, realizándolos muchas veces de manera inconsciente.

Es así como dichas exigencias han estado presentes en varios escenarios, uno de ellos, y el que me motiva a escribir estas líneas, la educación… y de manera más específica, la tan ansiada inclusión.

La inclusión educativa, basada en el concepto de diversidad, comienza a estar presente en nuestras reflexiones docentes de manera explícita y más concreta a partir de los años 90, cuando Chile inicia el proceso de Reforma Educacional y declara buscar la tan anhelada educación de calidad y equidad. Este tránsito, como en toda política pública, demora años en transformarse en realidad, pero sobre todo, en que aquellos conceptos fundamentales sean internalizados en cada uno de nosotros, desde el cambio de pensamientos, creencias, cultura, y por tanto, el cambio en nuestro quehacer diario.

Cada uno de nosotros necesita tiempo para internalizar y realizar cada proceso de aprendizaje. Es así que, a pesar de llevar treinta años trabajando por instalar acciones concretas en nuestras aulas, el año 2020 ha significado la toma de conciencia de lo realmente importante para lograr la tan anhelada calidad y equidad educativa, generando en varias partes de nuestro país experiencias altamente exitosas, como también experiencias de las cuales debemos hacernos cargo.

Y la pregunta que me surge es… ¿Cuál ha sido nuestra estrategia que, en 30 años, no hemos podido dar respuesta absoluta a la necesidad de cada uno de las y los niños, jóvenes y adultos de nuestro país?

¿Será que hemos comenzado de manera inversa y que nos hemos enfocado sólo en las actividades que las y los profesores deben realizar en el aula? ¿Será que nos importan tan sólo los aspectos técnicos y hemos olvidamos que generar cambios en temas tan profundos como la inclusión y la diversidad, requiere de la generación de aprendizaje de manera consciente?, ¿será que pensamos que inclusión y diversidad son solo temas específicos y consideramos que sólo implican a un porcentaje de la población? La pandemia no sólo ha significado una emergencia sanitaria y emocional, sino que nos ha exigido realizar en un año, lo que no hemos logrado hacer completamente de manera satisfactoria en treinta.

Capacidades máximas

Desde mi observación, con la maravillosa experiencia que me ha tocado vivenciar este año pandémico, de manera profesional y personal compartiendo con diversos actores desde mi hogar que trabajan en el sistema educativo, he comprobado que sus capacidades han estado exigidas al máximo, y con eso, la reflexión, el análisis, y por tanto el aprendizaje, han sido significativos.

Significativo al comprender que el aprendizaje y el cambio se generan en torno al trabajo estratégico, apuntando a la cultura y al clima organizacional de cada institución educativa. Significativo al comprender que el aprendizaje en temas de autocuidado y el enfoque hacia el desarrollo de las habilidades para el siglo XXI es prioridad en el trabajo con profesores y profesoras. Significativo al internalizar que, el aprendizaje en torno a la importancia de la educación emocional de toda la comunidad educativa y la dedicación de espacios para su desarrollo no es una pérdida de tiempo. Significativo al entender que la inclusión y la diversidad no es una parte del cambio, sino que significa "el cambio" en la mirada educativa y que se logra reaprendiendo, reincorporando, reinstalando, con metodología y estrategias planificadas de manera consciente.

Sin lugar a duda, cada acción realizada a lo largo de todos estos años ha logrado generar un avance para dar respuesta a lo que cada individuo de nuestro país anhela y necesita, pero no podemos desconocer que lo que hemos experimentado el año 2020 ha sido un concentrado de treinta años en uno... y hemos sobrevivido, por tanto, debemos sentirnos orgullosos, porque hemos aprendido, avanzado y también ganado.

"¿Será que hemos comenzado de manera inversa y que nos hemos enfocado sólo en las actividades que las y los profesores deben realizar en el aula? ¿Será que nos importan tan sólo los aspectos técnicos y hemos olvidamos que generar cambios en temas tan profundos como la inclusión y la diversidad, requiere de la generación de aprendizaje de manera consciente?".