El abecé de la mala gestión en Viña
El triste, ineficiente e indolente actuar del municipio de la Ciudad Jardín es una falta de respeto a la ciudadanía. Acá faltan culpables. Decir que la remoción del exseremi Álvarez influyó en el papelón viñamarino suena desmedido. Cargarle la responsabilidad al director de Salud también parece algo injusto.
Hace algunos años, el entonces vicerrector de la sede Viña del Mar de la Universidad Nacional Andrés Bello (UNAB), la con mayor número de alumnos de la Región de Valparaíso, propuso en un comité cerrado la idea que las distintas universidades y centros educativos de la zona profundizaran su vinculación con el medio a través de estudios y propuestas para la tercera edad. Agregaba, el entonces académico, que Viña del Mar cumplía con casi todos los requisitos para que ésta se transformase en el paraíso de los adultos mayores, una suerte de Miami en el Océano Pacífico para quienes desde hace mucho tiempo han comenzado a optar por un retiro tranquilo.
Uno de los componentes críticos, sin embargo, descubiertos en la primera encuesta de calidad de vida de la Fundación P!ensa (en ese entonces dirigida coincidentemente por el mismo vicerrector del cual hablábamos en el primer párrafo), era que Viña del Mar arrojaba pésimos índices de infraestructura y facilidades para los adultos mayores, fenómeno profundizado durante los últimos años por el marcado envejecimiento de su población, pésimas soluciones para los nudos viales que suelen producirse en sus escasas vías, un muy deficiente desempeño del transporte público y la ya crónica despreocupación por los cada vez más poblados cerros. Eso, sin olvidar la lentitud en la búsqueda de alternativas para las tomas.
Media docena de años más tarde, el antes director ejecutivo de la fundación y luego vicerrector de la universidad en cuestión tal vez recordó su antigua y frustrada visión, al recorrer ahora como intendente regional y desde temprana hora de ayer los consultorios de la ciudad, objetivamente muy mal preparados para el histórico inicio del proceso vacunatorio.
En este episodio faltan responsables. Decir que la remoción del exseremi de Salud Francisco Álvarez influyó en el papelón viñamarino suena desmedido. Cargarle toda la responsabilidad al director de Salud de la Corporación, Jimmy Torres, también parece algo injusto. Pero pretender hacer pasar por meros inconvenientes los abusos y faltas de respeto a los cuales fueron sometidos nuestros ancianos o descubrir recién ayer que tenemos más de 63 mil adultos mayores, no es muy presentable. Viña del Mar, la comuna en la cual miles de millones de pesos se fueron en horas extra, la misma que pagaba por clases de fútbol que no se hacían, la que le dobló el sueldo a la jefa de gabinete de la alcaldesa sin pudor, la que permite los desórdenes en la Casa del Deporte, la que paga fortunas por la ornamentación del Reloj de Flores, la que tiene a su jefa comunal acusada por notable abandono de deberes, no puede alegar "falta de personal", ausencia de infraestructura o, ahora último, responsabilidad ministerial para cumplir con una tarea crucial, acaso la única que se les ha solicitado en los últimos años. Si faltaban recursos, debieron pedirse antes, no a 24 horas de iniciado el proceso. Las cosas por su nombre: acá hay mala gestión y hasta Jorge Sharp (que solo ayer llamaba a "inhalar" la vacuna en un video que circuló por las redes) parece estar haciéndolo mejor.