El Derby de Viña del Mar, viejos y nuevos desafíos
Para nosotros el gran espectáculo fue la llegada del tren del Derby. Un convoy de pasajeros arrastrado por una locomotora a vapor que cruzaba el estero, entraba por avenida Los Castaños y se detenía casi en las puertas del Valparaíso Sporting Club. Para los vecinos el paso de trenes por una vía que era una cicatriz por el barrio no era novedad. Circulaban trenes de carga entre el muelle de la Población Vergara y la Refinería de Azúcar.
Esa ruta empalmaba con la vía hasta Valparaíso y se aprovechaba el día de la gran carrera para transportar a los aficionados del puerto, sus familias y sus canastos con el correspondiente cocaví y las botellas del caso. Miles de personas viajaban en el convoy.
Ya en el siglo XIX el Derby viñamarino se había convertido en una atracción que cruzaba y cruza a todos los sectores sociales. Fue creado en 1885 por nostálgicos hípicos gringos, aporte británico tal como el fútbol y esa curiosa afición que tenemos los chilenos a tomar te, producto que llega de lejanas tierras y no tiene nada que ver con nuestros pueblos originarios.
El Derby chileno es una réplica del que se disputa en Epsom, Gran Bretaña, desde 1780 sobre una distancia de 2.400 metros para caballos de tres años. Luego, 1875, se corría otro Derby en Kentucky, Estados Unidos, sobre la misma distancia reducida posteriormente a dos mil.
El primer Derby criollo, 22 de octubre de 1885, ganado por Cachapoal, concentró a 12 mil personas lo que justificaba tren a la puerta que se mantuvo hasta los años 40 del siglo pasado.
La carrera no se ha detenido. Se corrió el 19 de noviembre de 1891. Dos meses antes se había suicidado José Manuel Balmaceda y en agosto las sangrientas batallas de Concón y Placilla dejaban miles de muertos a poca distancia del hipódromo viñamarino.
Si la sangre derramada no frenó a los fina sangre, tampoco lo hizo el agua el 15 de enero de 1933, en que una torrencial lluvia convirtió la pista en un humedal, para usar una palabra de moda. Lluvia de enero como la reciente, permitió el triunfo de "Rococó". Su propietario se llevó el gran premio de $ 80.000 y la correspondiente copa. Describe el diluvio el periodista José Salinas, historiador de El Derby: "solo faltaban rayos y truenos, pero sí era muy poca la visibilidad y allá, en los 1.000 metros, más bien eran siluetas que caballos los que corrían". Casi nadando, "Rococó" se impuso por dos cuerpos y medio.
Los políticos
La política y los políticos han estado muchas veces presente en El Derby. Frecuente era la asistencia de los Presidentes de la República y otras autoridades nacionales.
Al clásico de 1943 asistió Juan Antonio Ríos, el segundo de los tres mandatarios radicales del siglo pasado. También, entre otros, asistía Hernán Videla Lira, senador liberal por el norte y propietario del stud Lota. Ganó su caballo, Corinto. Comentó el Presidente:
-¡Qué originales son ustedes los hípicos! Ponen todo su orgullo en El Derby y el que se acaba de correr lo gana un cojo…
Humor negro del mandatario. Videla Lira se caracterizaba por su cojera.
Político de nota aficionado a la hípica y propietario de fina sangres fue el senador y abogado porteño Beltrán Urenda. Y ahora un hípico destacado en la academia, Agustín Squella, irrumpe derechamente en la política como candidato a constituyente en la lista del Partido Liberal.
Hombre de izquierda, trabajó en el Gobierno de Ricardo Lagos, hasta ahora no había incursionado en la pista electoral, complicada y más traicionera que la milla y media viñamarina que se corre mañana.
Para el agnóstico Squella el Valparaíso Sporting Club es uno de sus "lugares sagrados" y allí el oficio más solemne es El Derby. El día de la carrera para él "es cuento aparte" con un largo rito que se inicia jugando en la primera carrera, luego continúa con un paseo en bicicleta por la avenida Perú; vuelta al hipódromo donde ser sirve "una cerveza fría con un chorrito de whisky. Creo que llaman submarino", cuenta. Almuerza allí y se queda en el Sporting hasta la última carrera de la larga jornada hípica. Squella no podrá cumplir este año esa rutina que consigna en su libro "Lugares sagrados". Lo explica ahora en una columna en este diario:
"Ese Derby en forma nos va a faltar, es cierto, pero, a la vez, nos hará recordar con emoción los que vivimos antes y nos hará esperar con mayor ansia y alegría el que seguro tendremos en 2022".
Optimista el candidato.
Visitas y pintores
La carrera viñamarina atrae a turistas y visitantes, muchos vinculados a la hípica. En algún momento llegó al hipódromo, ya veterano, el legendario Irineo Leguisamo, el jinete uruguayo a quien Carlos Gardel dedicó una canción en línea con los tangos hípicos.
En el Derby de 1992 apareció Omar Sharif, el intérprete de "El doctor Zhivago", hípico de nota.
El Derby, su hermoso entorno y su masivo marco humano están perpetuados por maestros nacionales de la pintura como Juan Francisco González, Alfredo Heslby, Ramos Catalán, Fernando Morales Jordán y Aristodemo Lattanzi. Más cerca en el tiempo los encuentros en el hipódromo son captados por Edmundo Searle y nuestro genial Lukas. En este Derby 2021, virtual, el desafío para el arte está en rescatar emociones hípicas y humanas desde la pantalla.
Dificil tarea.