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DERECHO A PATALEO

El Chile del Padre Hurtado

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En reciente columna, Juan Cristóbal Romero, director ejecutivo del Hogar de Cristo, obra del mundo jesuita, ensaya explicar el estallido del 18 de octubre de 2019 haciendo referencia a la desigual distribución de la riqueza que "por el escandaloso abismo que significa en materia de salud, educación, empleo, cultura y todos los demás ámbitos del bienestar humano, ha generado en los que menos tienen una permanente sensación de abuso, abandono y angustia".

Y recuerda al respecto lo que en su tiempo -76 años atrás- decía el P. Alberto Hurtado: "Hay en Chile dos mundos demasiado distintos: el de los que sufren y el de los que gozan...".

Todo muy cierto respecto del Chile de hace 76 años, pero el de hoy es muy distinto al de entonces. Es cierto que el mejor bienestar de todos los chilenos es una tarea que no cesa nunca y que, ahora, presenta desafíos considerables, de los cuales él enumera varios, pero se falta gravemente a la verdad equiparando una situación con otra.

Entre el país del P. Hurtado y este que hoy habitamos hay un enorme avance perceptible en todos los aspectos de la vida social. Basta apreciar cómo nuestro país se ha convertido en el destino preferido de enormes masas de emigrantes de otros países del continente porque advierten cómo en Chile pueden encontrar las oportunidades que en sus lugares de origen les son negadas.

Hace 76 años, Chile marchaba en el grupo de retaguardia de los países del continente. Hoy lo hace a la cabeza. ¿Qué pasó entre medio? Simplemente que dio amplio campo a la iniciativa de las personas y fundó en ella el crecimiento necesario para cualquier progreso social. Ha sido la herencia de aquello que con mucho desprecio se denomina "el modelo" y que con tanto ahínco hoy se trata de demoler.

Por lo mismo, no se puede confundir lo que sucedió el 18 de octubre simplemente con un estallido social. Es cierto que había motivos de queja y problemas puntuales que resolver, pero no hay ninguna proporción entre ellos y lo que efectivamente sucedió. El objetivo final fue paralizar el país destruyendo bienes públicos y privados con especial daño a los sectores más modestos. Ellos fueron, por ejemplo, los que sufrieron la destrucción del Metro en Santiago y 300.000 personas perdieron su empleo a causa de la violencia y de la destrucción.

Mucho queda por progresar, pero eso no lo vamos a hacer destruyendo lo que ya hemos avanzado. Los hechos dejan la impresión de que, entre aquellos que han respaldado la violencia de esos días -y que ahora procuran indultar a los responsables- no hay un real interés por procurar el bien de los sectores más modestos, sino de provocar una situación de inestabilidad política que les abra una puerta para acceder al poder que, por vías de orden y de paz, les está cerrada. Una situación que efectivamente haga retroceder a Chile a la época del P. Hurtado, cuando la gente dependía del favor estatal para poder subsistir.

Por eso mismo, detrás de las recomendaciones de Romero se dejan ver, de alguna manera, aquellas que jesuitas de la década de 1960 hacían a diestra y a siniestra para que Chile asumiera el camino propuesto por el socialismo y que, para estos efectos, bendecían copiosamente la estrategia de la lucha de clases sin ningún cuidado por el efectivo bien de los pobres.

Estos fueron quienes más pagaron la cuenta de los desvaríos de esos años y mucho me temo que los pobres de ahora son quienes tendrán que asumir el costo si triunfan las ideologías que hoy hacen fila para reemplazar al "modelo".

Por Gonzalo ibáñez santa maría, abogado y doctor en derecho

Los "renovadores" de la política

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Resulta difícil entender las motivaciones y argumentos expuestos por este Diario en la editorial del domingo 28 de febrero pasado, pues como partido Evolución Política, siempre hemos tenido la convicción de renovar la política, con rostros nuevos, pero también con una forma distinta de hacer y mirar la política, poniendo las prioridades sociales por delante, aun cuando no sean populares o no coincidan con lo que exigen algunas minorías desde la calle.

Con esta premisa, siempre hemos puesto sobre la mesa a las mejores personas para aportar al Gobierno Regional y al trabajo de levantar esta alicaída región.

Los niños, los adultos mayores y las personas más vulnerables son quienes más necesitan de servicios públicos de excelencia y de autoridades y funcionarios que pongan al Estado al servicio de la ciudadanía, y no de los políticos. Desde esta óptica, hemos sido férreos opositores a las prácticas de partidos políticos que utilizan al Estado como botín de campaña o agencia de empleos.

A lo largo de los pocos años que tiene nuestro partido en el escenario político, hemos dado muestras claras de que nuestras ideas van más allá de una mera declaración de principios. A leyes ya aprobadas, como lo es el límite a la reelección de autoridades, se suman otras mociones, como el proyecto de ley contra el nepotismo del Estado o el proyecto de disminución de las remuneraciones de las altas autoridades del Estado, todas iniciativas en las que han participado parlamentarios de nuestro partido. A lo anterior, en el plano regional, se suma el aporte concreto que han hecho militantes nuestros a través de las carteras de Energía, Transportes y Economía, así como en la propia Gobernación de Valparaíso, en temas tan cruciales como la grave crisis ambiental de Quintero y Puchuncaví, en la renovación de nuestro transporte público y en la necesaria reactivación económica de nuestra región liderada por economía.

Respecto de la falta de un titular regional en la cartera de Salud, compartimos la preocupación de este Diario en el sentido de que debe ser un tema que se resuelva a la brevedad. En esta área, lejos de caer en lógicas de cuoteos y cálculo político, ratificamos nuestro compromiso de poner a los mejores a disposición del Gobierno para lograr el principal anhelo de Evópoli: alcanzar un Chile más libre, justo e inclusivo.

Respuesta del Editor:

En la edición de ayer lunes se entregaron varios argumentos que fundamentan la opinión (esto es, finalmente, un editorial) que tanto nerviosismo ha causado en Evópoli. Así, 1) se respondieron las irresponsables acusaciones de "animadversión", "odio" y "miedo" por parte de uno de sus militantes; 2) se reiteró el llamado a no hacer vista gorda a casos de faltas flagrantes (el concepto es más que generoso), como ocurrió con la vergonzosa distribución de periódicos digitales pirateados por parte de una de sus nóveles figuras y actual candidato a concejal por Valparaíso (¿esa es la "renovación política" que ofrece el partido?); 3) se pidió el fin de los cuoteos, como insistió el presidente regional respecto de la "compensación" de Salud por la "pérdida" de la Gobernación de Valparaíso; 4) se deslizó, y hoy se reitera, la pésima evaluación que existe en la Región y en Santiago respecto de los supuestos "aportes concretos" hechos en Economía (¿a qué "reactivación económica" se refieren?), Transportes (¿de cuál "renovación del transporte público" hablan si no fueron capaces ni de definir el aforo en los buses?), y Energía, cuya seremi incluso usa su trotadora durante las reuniones virtuales de gabinete a vista y paciencia de sus pares; y, 5) la impresentable actitud de no respetar los acuerdos con otros partidos del conglomerado Chile Vamos tras las primarias en Concón, comuna en la cual levantaron otro candidato, burlándose de sus socios; y en Viña, donde se ningunea hasta hoy la designación de Andrea Molina.

Nadie desconoce el aire fresco que representó Evópoli en la política nacional. Sin embargo, de un tiempo a esta parte, la rama local del partido pareciera carecer de toda autocrítica y humildad. Pretender que han renovado las malas prácticas de "otros" partidos que "utilizan" al Estado como "botín de campaña o agencia de empleos" (¿se referirán a la UDI y RN?), buscar enemigos donde no los hay y pretender superioridad moral llegando a compararse con Jaime Guzmán es, por lo bajo, un delirio.

Ya en el pasado cercano, calificar intenciones de parte de este Diario derivó no solo en amenazas personales, sino también en ataques y el propio incendio intencional de nuestro edificio en octubre de 2019.

Por lo mismo, hacemos un llamado a la gente seria de Evópoli a controlar el excesivo afán de protagonismo y exabruptos de algunos de sus militantes, y así zanjar este triste e innecesario debate.

Por Javier Puiggros, Francisco Costa, Marlenne Aroca, Jorge Urbina, Militza Strelow y Madeline Penroz,

Directiva Regional de Evópoli Valparaíso