"Cuando uno promete lo que no puede cumplir, solo exacerba la desconfianza"
Se opuso a los retiros de fondos de pensiones siendo ministro de Hacienda del Gobierno y ahora, como candidato presidencial de Evópoli, Ignacio Briones los sigue cuestionando. Pese a lo popular de la medida, él dice no guiarse por las encuestas, sino por las convicciones.
En plena campaña para las primarias de Chile Vamos, cuenta que decidió "estar aquí como precandidato para ser brutalmente honesto, porque creo que Chile está en un momento clave de su historia y si trabajamos en serio podemos cambiarles la vida a millones de personas".
Ahora que no es ministro, agrega, "puedo ver más a mi familia, algo que valoro", pero reconoce que "ser candidato también es muy demandante. Es un desafío que asumo con mucha humildad, con mucha convicción. Chile hoy día está paralizado, tironeado por izquierda y derecha. Llevamos años parados donde mismo en vez de avanzar. Necesitamos avanzar con reformas profundas".
- ¿Cómo se ve en esta carrera?
- Esta es una carrera larga. La primera etapa es ganar la primaria de Chile Vamos. Yo represento un rostro nuevo en política. Entiendo la desafección de los ciudadanos con la política, una política basada en la pelea pequeña, en la búsqueda de la popularidad y en acciones según las encuestas. Yo no concuerdo con esa mirada. Tengo convicciones: creo en la capacidad de escuchar, creo en los acuerdos y también en tomar riesgos y jugármela por las reformas profundas que el país necesita en lo económico y social, pero reformas serias, sin vender humo.
- ¿El mayor debate se dará con la oposición o dentro de su sector?
-No debemos tenerles miedo a los debates: hay que hablar con honestidad y romper huevos, porque hay que lidiar con los grupos de interés que bloquean los cambios que Chile necesita, tanto en el sector público y como en el privado. Creo en la desconcentración del poder, económico y político, y esto nos lleva a la descentralización: las regiones necesitan la capacidad de tomar sus decisiones y que aquellos que están más cerca de los problemas y las soluciones, sean los actores principales.
- ¿Cuán importante es la descentralización?
- Estoy recorriendo Chile, hablando con las personas y escuchando, siento una demanda muy profunda y una frustración muy grande sobre la falta de atribuciones que tienen los gobiernos locales y regionales. Es necesario que los problemas locales los resuelvan quienes más conocen esas realidades. Desde Santiago, no las conocemos. Tenemos la oportunidad de avanzar: ponemos la primera piedra a través de la elección de gobernadores. Es un camino que se debe seguir robusteciendo. Estoy acá porque lo de "Santiago no es Chile" es un lugar común, repetido en cada campaña, pero hay que pasar del dicho al hecho.
- ¿Tiene razones para el optimismo frente a las primarias?
- Por supuesto que estoy aquí para ganar estas primarias y tengo razones. En primer lugar, esta disputa está partiendo. En segundo término, creo en los chilenos, y pese a lo que nos ha tocado vivir, que ha sido durísimo, hay esperanza. Los chilenos quieren cambios, quieren reformas de verdad, en lo económico y en lo social, quieren un desarrollo más inclusivo y una economía más sustentable, un Estado que los trate dignamente y quieren una cancha de oportunidades en la cual todos podamos soñar y aspirar a desarrollar nuestros proyectos de vida. Vamos a hacer propuestas innovadoras, rupturistas, que den que hablar, no vamos a hacer la típica campaña. Necesitamos mover el statu quo, pero sin vender la pomada: cuando uno promete lo que no puede cumplir, solo exacerba la desconfianza.
- Ha dicho que no le gustaría participar en una primaria con José Antonio Kast. ¿Por qué?
- La primaria presidencial de Chile Vamos es de Chile Vamos. Quienes estamos ahí hemos sido partidarios, ministros, alcaldes de Chile Vamos. Es evidente que los que compitan en esa primaria son personas que son parte del Gobierno de Chile Vamos y no los que se declaran opositores a él.
- Usted estuvo siempre contra los retiros de fondos de las AFP. ¿Qué opina sobre la posibilidad de un tercer retiro? ¿No le importa la impopularidad de oponerse?
- Cuando uno quiere ser de verdad honesto y mirar a las personas a los ojos, no puede darse vuelta la chaqueta por simples consideraciones de popularidad. Es cierto, son muchos los políticos que actúan en base a las encuestas, pero eso mina la credibilidad. No soy nadie para juzgar qué hacen las personas con su dinero y cuáles son sus necesidades, pero es mi deber advertir que esto tiene costos: tiene costos respecto de una vejez digna y tiene impacto en las pensiones del mañana. Esos son los argumentos que he desplegado siempre con respeto, sin atacar a las personas, y los que seguiré defendiendo.
- ¿Qué le perecieron los anuncios del Presidente sobre la reforma al sistema de pensiones?
-La Reforma de Pensiones presentada por el Presidente, toma como base el acuerdo logrado en la Cámara de Diputados el año pasado (me tocó participar y liderar ese acuerdo, junto con la ministra del Trabajo), en que se acordó una repartición de la cotización adicional de seis puntos en partes iguales: tres puntos para las cuentas individuales y tres puntos para la solidaridad. Lo que presenta el Presidente es más ambicioso, agrega dos elementos que son valiosos. En primer lugar, vuelve a aumentar la pensión básica solidaria (que ya se había aumentado un 50%, beneficiando a cientos de miles de chilenos), llevándola a la línea de la pobreza. Lo segundo, algo tremendamente relevante para la clase media, es que se amplía el Pilar Solidario que beneficiaba solo al 60% de la población, hasta el 80%. Se incluye a sectores que habiendo cotizado y esforzado no recibían una subvención del Estado por el simple hecho de que no estaban en ese 60%. Es justicia y beneficio para la clase media, que se lo merece.
- De ser Presidente tendría que abordar varios problemas. ¿Sería hacerse cargo de las secuelas de la pandemia el más urgente?
- Abordar las fisuras que dejará la pandemia es una prioridad en mi programa de gobierno. Una vez que lo peor de la crisis sanitaria haya pasado, vamos a tener secuelas en al menos tres ámbitos. Primero, en educación: hay niños y niñas que prácticamente perdieron su año escolar y también tuvieron graves problemas de sociabilización al no ver a sus compañeros. Vamos a tener una institucionalidad y un encargado especial para que ningún niño o niña se quede atrás producto de la pandemia. En salud, vamos a tener listas de espera largas en patologías y operaciones que quedaron pendientes. Por último, está el mercado laboral, donde la automatización aceleró el cambio tecnológico y hay cientos de miles de trabajadores que van a ver sus puestos amenazados. Tenemos que preocuparnos de ellos, en base a apoyo, a reconversión laboral, a capacitación; y hay también una necesidad inmensa de avanzar en formalizar nuestro mercado laboral: la informalidad significa precariedad.
- También tendría que ver el problema de la violencia en La Araucanía. ¿Tiene algunas ideas?
- El tema de La Araucanía no da para más. Requiere tres acciones de fondo. La primera es asegurar el Estado de derecho. El Estado ha fallado y hay que reconocerlo. En la Araucanía hay narcoterrorismo y se debe hacer todo lo necesario, con el uso de la fuerza legítima, para asegurar el imperio de la ley. Lo segundo es la necesidad de un gran acuerdo nacional en materia de reivindicación de los pueblos originarios. Como Estado se han levantado distintos planes en La Araucanía, que no han resultado. ¿Cómo dotarlo de credibilidad? Con un tercer elemento: una inyección de recursos potente, no para regalar recursos, no para comprar más tierras, sino para generar una ruta de desarrollo para una Araucanía que concentra ocho de las 12 comunas más pobres de Chile.
- El alza del cobre siempre es una buena noticia. Se ha planteado subir el impuesto específico minero, pero usted tiene una aproximación diferente.
- Me gustaría dar una mirada distinta, que consiste en aumentar el pago por concesiones mineras de exploración y explotación. El problema hoy es que esas patentes en Chile son significativamente bajas comparadas con las de países como Australia o Canadá. Que sean bajas promueve que esas patentes o concesiones sean mantenidas a perpetuidad, o bien la especulación, bloqueando la entrada de nuevos actores e impidiendo el desarrollo de más y mejor minería. Necesitamos minería hecha por los mineros y no por especuladores. Una medida como esta, elevando las patentes en forma progresiva, encareciéndolas en el tiempo, permitiría más que duplicar los recursos por concepto de royalty.
"Hay que hablar con honestidad y romper huevos, porque hay que lidiar con los grupos de interés que bloquean los cambios que Chile necesita, tanto en el sector público y como en el privado".