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Generación del encierro: de la paciencia a la resiliencia

Pasaron cuarto medio confinados, hablando de lejos con sus amigos, sin poder abrazarlos; no tuvieron fiesta de graduación, rindieron con estrés una nueva prueba de admisión a la universidad y vacacionaron en la casa. Aquí cuentan lo que sufrieron y lo que aprendieron.
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Doce años son los que, de no reprobar, pasan los jóvenes chilenos en el colegio, aprendiendo tanto las asignaturas y elementos esenciales para su formación, como forjando lazos afectivos que se prolongan desde la niñez hasta la vida adulta.

No obstante, dadas las adversas circunstancias que trajo consigo la pandemia del coronavirus, el año escolar de la última generación de egresados estuvo marcado por el aislamiento, la ansiedad y el estrés, más aún considerando que estos jóvenes tuvieron que rendir la primera Prueba de Transición Universitaria (PTU) en medio de las restricciones aplicadas en la temporada de verano.

Vínculos en peligro

"Terminar cuarto medio en pandemia fue una experiencia que no pensé que fuera a tener. Clases en línea que a veces se caían porque al profesor se le iba la conexión, además de que la gente solía demorarse en entrar a su clase, por lo que comenzaba más tarde de lo que estaba estipulado en los horarios con mucha frecuencia. Fue molesto en un principio, pero me pude ir acostumbrando con el paso de los meses a hacer mi rutina diaria de forma distinta", relata Lucas Irribarra, del colegio Compañía de María de Viña del mar.

Afortunadamente, el ahora estudiante de Ingeniería Civil Electrónica en la Universidad Técnica Federico Santa María (USM) pudo mantenerse en contacto con sus amigos por medio de plataformas como Discord y Zoom. Además, desde el inicio de la pandemia había mentalizado la eventualidad de no poder juntarse, por lo que el aislamiento no fue tan impactante para este flamante universitario de 18 años, misma edad de los otros cinco entrevistados.

Un caso similar es el que cuenta la exalumna del Pan American College Sofía Mena, quien añade que siempre tuvo clara conciencia de que tener buena salud y las necesidades básicas resueltas la ubicaban en una situación privilegiada en medio de una crisis de la magnitud de la actual.

"Terminar cuarto medio este año en pandemia fue algo muy diferente a lo que todas y todos esperábamos. Tenía muchas ganas de vivir las experiencias que tuvieron otros cuartos medios, pero siempre me mantuve con el pensamiento de que hay gente que actualmente está enferma, hay personas muriendo a diario, y al final siempre llegaba a preguntarme si realmente era importante una fiesta de graduación, un desayuno o cualquiera de las actividades que se hacen", enfatiza.

Asimismo, Antonella Sánchez, del Colegio Liahona - El Belloto, comparte que, al igual que sus compañeros, nadie sabía lo que se vendría para su último año de colegio, por lo que se tuvieron que adaptar y enfrentar las circunstancias de la mejor manera posible, de un día para otro.

"Particularmente, me afectó el hecho de no ir a la sala de clases en el sentido que yo soy una persona que le gusta conversar con sus compañeros, pero a pesar de no vernos presencialmente, el contacto nunca se perdió. Hablábamos casi todos los días por llamada, las tareas las hacíamos algunas en grupo por mensajes. Entonces, yo creo que la tecnología nos ayudó mucho en ese sentido", señala.

Por su parte, el graduado del Colegio Aconcagua, Diego Apablaza, relata que su experiencia fue tranquila al principio del año, al poder descansar más teniendo clases a distancia, pero una vez que empezó a acercarse la PTU comenzó a "ponerse las pilas". Socialmente, destaca que su curso, si bien se dividía en grupos, estos se distanciaron más debido a la nueva modalidad.

"Algo que igual me dolió fue la fiesta de graduación que no tuvimos (...) porque siempre yo veía a los cabros que habían egresado que tenían su fiesta, iban de gala y se veía que la pasaban bien. Era como decir 'terminamos una etapa importante en nuestras vidas, vamos a celebrar'. Pero a pesar de eso igual fue un año no tan drástico, por así decirlo, aunque se notó la ausencia de muchas cosas, de oportunidades, de momentos que a lo mejor pudimos haber vivido. Yo estuve un poco bajoneado con el tema de que no nos podíamos juntar con nadie, pero aun así mantuve el contacto", relata.

Este sentimiento de ausencia es replicado por Evelyn Salas, quien egresó del Colegio Montessori de Viña del Mar. Tomando en cuenta su naturaleza sociable, para ella fue un gran esfuerzo mantenerse en contacto con sus amistades a través de plataformas virtuales durante ese tiempo.

"No era tan constante, porque cada uno se va en su propio viaje personal, por decirlo de alguna forma. El punto es que estar tanto tiempo solo en tu casa, afecta en cierta forma, y no solamente en el aspecto emocional. Por ejemplo, empiezas a conocer rasgos de ti mismo que ni siquiera sabías que tenías. Como estás tan encerrado contigo mismo, hay muchas partes que empiezas a conocer que no sabías ni siquiera que estaban ahí, explica.

Sebastián Neumann, del Seminario San Rafael de Viña del Mar, también coincide con las impresiones de sus coetáneos y menciona la tristeza que conlleva el no poder ver a sus amigos, en su caso por alrededor de seis meses.

"Uno cuando chico siempre se imagina cómo es ser cuartino, porque es como el curso más esperado de todos los años. Fue un momento duro observar que pasan los meses y no puedes ver a tus amigos y profesores, ni disfrutar de tu último año de colegio. Es una experiencia súper dura, y obviamente no es lo mismo online que presencial, es triste no sentir un abrazo", complementa.

Ptu e inicio de una nueva etapa

Tras terminar su año académico Neumann, al igual que muchos otros estudiantes, rindió la PTU en un contexto pandémico. Aludiendo a su experiencia, destaca la labor del Ministerio de Educación por tomar todas las medidas posibles para minimizar el riesgo de contagio, que permitieron realizar la prueba sin mayores problemas.

"Ahora espero que las clases sean presenciales, por lo menos el segundo semestre. A mí me costó aprender de manera online, y a mis compañeros también, porque estar en esa modalidad es prácticamente como estudiar solo, porque tú escuchas la pantalla y muchas veces tienes problemas de internet y no puedes captar en buena forma", manifiesta el joven, matriculado en Ingeniería Civil Informática en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV).

para una de las jóvenes, lo más memorable de la prueba de transición fue ver reunida, después de tantos meses de aislamiento, a una cantidad numerosa de personas de su edad.

Diego Olguín Bustamante

reportajes@mercurio valpo.cl