Ley de armas ante la desprotección social
La subsecretaria de Prevención del Delito alerta sobre las limitaciones que tiene Carabineros para ejercer sus funciones fiscalizadoras. Gran cantidad de armas utilizadas por los delincuentes son robadas a propietarios legítimos. A lo anterior se debe agregar confusiones en la materia cuando el control de armas y explosivos pasó del Ejército a Carabineros.
Las armas, su uso y posesión, un problema recurrente en estos días que se expresa en el aumento de delitos violentos en los que esos elementos son factor fundamental. Precisando la materia en declaraciones a este Diario, la subsecretaria de Prevención del Delito, Katherine Martorell, señala que "el 90% de las armas incautadas por la PDI son de personas que han sido poseedoras legítimas de estas. Eso quiere decir que no estamos hablando de una internación de armas o contrabando, sino que de armas legítimas, pero que no han sido adecuadamente fiscalizadas".
Advierte la autoridad que Carabineros, organismo fiscalizador en la materia, tiene limitaciones en ese control.
La realidad es que gran cantidad de las armas utilizadas por los delincuentes son robadas a esos propietarios legítimos, quienes muchas veces no denuncian el hecho por no haber tenido esa arma inscrita. A lo anterior se debe agregar confusiones en la materia cuando el control de armas y explosivos pasó del Ejército a Carabineros.
Se debe añadir a lo anterior la fabricación de armas de fuego artesanales, que son usadas por la delincuencia.
Con el objeto de regularizar el control de armas, desde 2007 se tramita en el Congreso Nacional un proyecto que, supuestamente, perfecciona la Ley 17.778, que actualmente norma esa materia. Se complementaría la descripción de dispositivos cuya tenencia, posesión o porte se encuentran prohibidos, establece nuevos requisitos para la inscripción e incorpora nuevas figuras penales y agravantes a fin de actualizar la nómina de delitos que violentan la norma. En reciente reunión de comisiones del Parlamento se aprobó la normativa sobre armas prohibidas y permitidas.
La necesidad de perfeccionar la ley actual es necesaria, pero las disposiciones deben ir acompañadas de una acción de control preventivo en terreno para desalentar la acción de los delincuentes que utilizan armas de fuego. En ese sentido, tiene razón Katherine Martorell cuando afirma que "hoy tenemos una normativa que está absolutamente fuera de la realidad que estamos viviendo".
Y la realidad es un creciente clima de violencia en que los delincuentes usan armas que, evidentemente, nunca declararán ni ante la más perfecta de las leyes. Y este ambiente de violencia se expresa en recientes infanticidios y en frecuentes muertes con armas de fuego en cerros de Valparaíso y Viña del Mar, donde la causa basal está en el tráfico de drogas.
En este clima es urgente avanzar en el control de armas lícitas, pero más importante es lograr la identificación de delincuentes que las utilizan y aumentar la penalidad por esa utilización en el momento judicial de sancionar el delito. La fuerte sanción será disuasiva y, a la vez, dará una señal de seguridad a la comunidad que cada vez se siente más desprotegida.