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LA REGIÓN MÁS TRANSPARENTE

De la Torre, el humanista impasible

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No pareciera ser Luis Ignacio de la Torre Chamy (Viña del Mar, 20 de febrero de 1978) un tipo de medias tintas.

Desde su salto a la escena pública junto a la lista Tod@s somos Colmed (así, con arroba), que lo llevó a la presidencia del Colegio Médico de la Región de Valparaíso a fines del año pasado, este exalumno del Colegio Saint Paul's y luego médico ginecólogo obstetra de la Universidad de Valparaíso, destacaba hasta ese entonces como un silencioso y muy profesional médico residente de maternidad y jefe de las unidades de Patología Mamaria del Hospital Carlos van Buren y de Ginecología de la Clínica Ciudad del Mar, además de profesor de su ya citada casa de estudios como coordinador del internado de Obstetricia de la Escuela de Medicina.

Hijo del histórico ginecólogo Juan José de la Torre, Luis Ignacio tomó un fuerte protagonismo a contar del último verano, con periódicas (y contundentes) apariciones en televisión, espacio en el que supo aprovechar de la mejor manera sus quince minutos de fama, especialmente en el matinal La Mañana de Chilevisión, en el cual -para disgusto de muchos de sus pares- se ha dado el tiempo de comunicar sobre el covid-19, deslizar críticas a la gestión del Gobierno en un tono menos belicoso y mucho más comedido del de la presidenta nacional del gremio, Izkia Siches. En otras palabras, una suerte de anverso en las formas, pero cuyo fondo no difiere tanto de la internista ariqueña y a cuyo protagonismo debiese ocupar durante la licencia médica por pre y posnatal de ella.

Tampoco tuvo De la Torre pelos en la lengua para criticar medidas que consideró absurdas, como el controvertido permiso de vacaciones ("consideramos que el permiso de vacaciones es uno de los agentes que explica el aumento de casos activos", dijo); la reapertura de centros comerciales ("como trabajadores de la salud, no somos los que controlamos la red de salud ni los que abrimos los casinos, malls y colegios en fase 2", espetó); ciertas reflexiones sociales de más profundo alcance ("está demostrado que ser pobre te enferma más, en letras de molde"); promover soluciones más allá de la ciencia ("esta es una crisis humanitaria que solo se resuelve con humanismo, el humanismo que existe hace más de mil años no tiene otro sentido que poner al ser humano en el centro y fortalecernos todos en un trabajo colaborativo", en la quizás sea su declaración más definitoria); o presentando un recurso de protección de garantías constitucionales en contra del ex Jedena regional, Yerko Marcic, y del entonces ministro de Salud, Jaime Mañalich, para forzar las cuarentenas en la zona al comienzo de la crisis sanitaria

No por nada su figura abrió el apetito de los partidos. Primero fue el diputado Rodrigo González quien le ofreció postular como alcalde de Viña del Mar por el Partido Por la Democracia (PPD). Luego fue el turno del también diputado Víctor Torres, quien quiso incluirlo en los aspirantes a la Convención Constitucional por la Democracia Cristiana (DC), opciones ambas cuyas respuestas dilató más de la cuenta en la almohada de su casa del barrio Miraflores.

El humanismo al cual apela De la Torre en los furiosos tiempos que corren, cuando la medicina ha terminado privilegiando otras cosas más pueriles, pareciera inspirarse en el rol que cumpliera en la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile el profesor Armando Roa en los años setenta o, si se quiere, recuerda retazos del renacentista valenciano Juan Luis Vives, autor del "Tratado del socorro de los pobres" (De subventione pauperum), especie de primer esqueleto de servicio de asistencia social organizado.

Ya en el pasado, con cajas de resonancia infinitamente menores, defendió con presteza la libertad de los funcionarios de salud para definirse como objetores de conciencia en casos de aborto ("ser objetor no es considerado una falta ética ni administrativa, salvo en casos de urgencia vital. De no ser así, están en su derecho de restarse de atender a la paciente", argumentó), insistió en la educación y responsabilidad sexual para menores ("debemos partir educando a los adolescentes sobre su sexualidad desde temprano en la enseñanza básica, utilizando además la televisión, la radio, internet y otros medios no tradicionales. Ampliando las campañas vinculadas a organizaciones sociales y religiosas que promueven el retraso del inicio de la actividad sexual y de manera fundamental entregando consejería oportuna, protocolizada y accesible a quienes lo requieran de manera gratuita y universal en todo el país. Esto debe ir acompañado de la correcta indicación y entrega gratuita de métodos anticonceptivos para quienes los requieran. Pero lo fundamental es educar", explicó).

Su distancia de Siches no es nueva. Ya para su postulación a la presidencia del Colegio Médico local, siempre se manifestó aparte ("tenemos cierta independencia como Valparaíso, porque creemos que es muy importante para nosotros potenciar la descentralización en la toma de decisiones", dijo).

Pero tal vez una peregrina columna escrita hace casi una década en el sitio web El Quinto Poder lo defina de mejor manera:

¿Cuál es el verdadero fracaso de muestro sistema educativo? -se preguntó De la Torre.

"En mi opinión, la carencia de una política nacional centrada en ciertos valores y principios soberanos, que nos permita definir con claridad el perfil del chileno ideal, nos deja en la improvisación constante, donde cada institución trata de avanzar en su propia versión de la verdad. Nuestro engendro chilensis es un sujeto egoísta, consumista y seguidor de la política del todo vale, cuya palabra y honor no tienen valor, que cree y exige perdonazos y busca soluciones rápidas y sencillas a sus problemas habituales".

Tal cual. El hombre también sabe hacer radiografías...

por don milton