El talón de Aquiles de la trazabilidad
El sistema implementado por el Minsal carece de la estrategia para identificar todos los casos estrechos de una persona positiva de covid-19. Un epidemiólogo de la Universidad de Chile propone que las autoridades microlocales, como los dirigentes vecinales, apoyen el trabajo de trazabilidad, que hoy es deficitario.
Las altas cifras de contagio que vive la Región de Valparaíso tienen múltiples causas. Sin embargo, una de las estrategias decepcionantes aplicadas por la autoridad es el plan de trazabilidad, cuya misión principal es detectar los contactos estrechos de cada persona identificada como caso positivo de covid-19. El proceso es clave para que la autoridad sanitaria pueda realizar una pesquisa y aislamiento efectivo de las personas que portan el coronavirus. Es cierto que es solo una del conjunto de herramientas que puede aplicar el Ministerio de Salud para contener la pandemia - controles de movilidad y testeos activos para la búsqueda de casos, entre las más conocidas -, pero su importancia radica en que el mapeo adecuado del virus en la población permite a la autoridad juzgar con mayor precisión la forma de aplicar otras medidas. Sin la trazabilidad adecuada, la autoridad actúa a ciegas, o al menos tuerta, respecto de cómo enfrentar la propagación de un virus que hoy está presente con más de una cepa.
El Colegio Médico lo advirtió hace meses, al identificar la serie de precariedades que tenía la red de trazabilidad instalada por el Ministerio de Salud. Y a más de un año de iniciada la pandemia, las deficiencias persisten, pese a los esfuerzos desplegados por la autoridad. Las cifras hablan por sí solas: en la región se ubica a 2,7 contactos estrechos por cada persona contagiada, aunque el óptimo es encontrar a al menos 5 personas que estén en riesgo de contagio. El sistema consiste en solicitar a un ciudadano con PCR positivo que detalle el grupo de personas con las cuales estuvo en recintos cerrados, sin el uso de mascarilla, y que muy probablemente también sean portadoras del coronavirus, aunque no presenten síntomas. Para más señas, los centros de trazabilidad consisten en verdaderos call centers, con muchos jóvenes -algunos estudiantes aún-, varios de profesiones vinculadas a la medicina, instalados frente a computadores y con las manos llenas de listados de personas a las cuales llamar. La primera dificultad que surge de este diseño es la escasez de personal para ubicar en el menor tiempo posible los óptimos 2 mil contactos que deberían surgir de los cerca de 400 casos positivos que hay cada día. Luego, los propios encargados del proceso han criticado la poca transparencia demostrada por algunos portadores del covid-19, quienes no declaran a todo su entorno estrecho, a veces para evitar las restricciones asociadas a un caso positivo. Al comentar la situación local, el epidemiólogo de la Universidad de Chile Gabriel Cavada explica que "si perteneces a una familia que en promedio tiene 5 personas con trabajos informales y uno de ellos es positivo, pasa que si reporto mis 5 contactos estrechos, mi hogar queda sin sustento". Para superar esa dificultad, propone que la búsqueda activa debería ser poblacional y la trazabilidad debería contar con el apoyo de las autoridades microlocales, como los dirigentes de las juntas de vecinos.