Presiones dentro del municipio porteño
El encargado de Inspección Urbana acusó a personeros de la administración porteña de obstaculizar el trabajo de fiscalización comunal. Es preocupante ver cómo surgen voces desde el propio municipio porteño que revelan abusos o anomalías que deben ser explicadas con la mayor claridad, sin maniobras distractivas.
"Se denostó el trabajo que cumplen profesionalmente funcionarios de carrera, especialmente personas mayores, cuestionadas públicamente solo por cumplir la ley", dice el encargado de Inspección Urbana de la Municipalidad de Valparaíso, Claudio Sepúlveda. No se refiere ni a concejales de oposición, ni a locatarios de la comuna ofuscados por el excesivo celo de los fiscalizadores, sino que al propio alcalde de la ciudad, Jorge Sharp, a propósito de un audio que se hizo público en enero, donde esboza la posibilidad de que no haya inspecciones intensas a establecimientos durante el periodo de pandemia. Como una madeja que se abre al tirar de su hilo, el relato de Sepúlveda detalla cómo el equipo que lidera ha recibido presiones de distintos personeros que pertenecen a la actual administración, para desestimar la clausura de locales o reducir el ímpetu fiscalizador, pese a contar a veces con decretos alcaldicios para ejecutarlas. Advierte que la presión aumentó en el último mes, hecho que atribuye a la campaña: "Se ha cuestionado que el Departamento de Inspectoría Urbana realice su trabajo de hacer cumplir la ley". Ante el rumor de que la administración municipal lo quiere trasladar a otras funciones, Sepúlveda advierte que interpondrá distintos requerimientos, incluso ante la Justicia si es necesario.
La gravedad que encierran los dichos del -al menos hasta el miércoles- encargado de Inspectoría Urbana, revela los serios problemas internos que vive el municipio porteño, escindido en distintos bandos según la cercanía al jefe comunal, y muestran con transparencia cómo la agitada campaña por la reelección de Sharp comienza a afectar el trabajo de unidades clave para el buen funcionamiento de la ciudad. No se trata de un hecho aislado. Cabe recordar cómo el asesor jurídico del alcalde, Nicolás Guzmán, no tuvo reparos en cuestionar el informe realizado por el jefe de Control Interno, Christian Paz, quien detectó irregularidades en el "Programa comunitario para el fortalecimiento de espacios públicos". Estos casos no son el resultado de complejas maniobras elaboradas por la oposición a Sharp ni la antojadiza opinión de los medios de comunicación, como le gusta decir al alcalde en el truco más viejo del manual de campaña, sino voces que surgen desde el centro del propio municipio porteño, en torno a abusos, anomalías o tropelías, que deben ser explicadas con claridad, sin maniobras distractivas. De todo esto surge un desafío trascendental, porque sin importar quién se levante como ganador en mayo, el próximo alcalde de Valparaíso tendrá como tarea esencial curar las heridas internas que han surgido con fuerza en distintas reparticiones municipales. El trabajo por recuperar la ciudad y mejorar la calidad de vida de todos los porteños no podrá encarnarse sin la participación crucial de los funcionarios que, más allá de una elección, se la juegan por este Puerto.