Secciones

  • Portada
  • Actualidad
  • Opinión
  • Actualidad general
  • Deportes
  • Clasificados
  • Servicios
  • Espectáculos
DERECHO A PATALEO

Copa América por delivery

E-mail Compartir

Luego de que la Conmebol decidiera mantener la organización de la Copa América y realizarla en Brasil, una avalancha de comentarios y columnas comenzaron a aparecer contra la organización y, por supuesto, contra Jair Bolsonaro, anfitrión del evento.

Sin embargo, no hemos visto esta misma reacción de rechazo frente a los torneos locales o Copa Libertadores que también se están disputando en medio de la crisis sanitaria. Por lo demás, aun con un número considerable de jugadores contagiados, podemos darnos cuenta que ninguno ha sido hospitalizado o ha fallecido. Claro, dadas las redes de apoyo que tienen los futbolistas, sumado a un estado de salud óptimo, las posibilidades de que un futbolista muera por esta enfermedad parecieran ser menores a las de fallecer por un paro cardiaco en la cancha como ha ocurrido varias veces en el fútbol (La lista es extensa y la encabeza Miklos Fehér, Paulo Sergio De Oliveira, Cristian César Gómez, Bruno Boban, Ben Idrissa Dermé y Catalin Hildan).

Esta copa nunca debió disputarse porque estaba fuera del calendario, pero desde el momento que aceptamos que la Copa América ya no iba a jugarse cada cuatro años, como era la tradición, no creo que debamos rechazar este torneo por la razones que se señalan.

Si a los futbolistas, de verdad les preocupara el coronavirus, tomarían las medidas necesarias dentro y fuera de la cancha. Por el contrario lo que vemos ha sido muy distinto.

Dentro del campo de juego, hemos visto que se ha continuado con malas prácticas, desde el asqueroso "escupir y sudar la nariz antes, durante y después del partido" que estaba prohibido según los protocolos, hasta las celebraciones con besos y abrazos de todo el equipo. Asimismo, vemos a los técnicos ocupar la mascarilla justo cuando no se necesita, pero sacársela cada vez que quieren vociferar algunas instrucciones de perogrullo: "¡marca!", "¡concéntrate!", "¡foul, profe!".

Afuera de ella, celebraciones y fotos masivas en el camarín, retratarse con los hinchas, reuniones en casa del entrenador, reuniones sociales, fiestas y celebraciones. La gota que derramó el vaso, la llegada de los jugadores de la selección a nuestros país. Mientras el resto de los mortales debe cumplir rigurosos protocolos que van desde ser aislado a la llegada al aeropuerto hasta ser recluido en un hotel, vimos, por ejemplo, a Arturo Vidal caminando feliz de la vida, dando abrazos, tomándose fotos y hasta poniendo en riesgo la salud de un caballo en el hipódromo.

Aunque todos han rasgado vestiduras con que debe suspenderse la Copa América y presentar a Brasil como la tierra del coronavirus, la verdad es que todos, periodistas, jugadores y dirigentes, como decía la canción de Los Prisioneros, "quieren dinero" y les conviene que el torneo se juegue.

Los hinchas, en tanto, seamos sinceros, también queremos ver fútbol. Siendo positivos, aunque hoy en día ser positivo es negativo, el buen fútbol es más efectivo que las cuarentenas y toques de queda para encerrarnos en los hogares.

Finalmente, al igual como sucede con el servicio militar, debería apelarse a la objeción de conciencia para aquellos jugadores que o bien consideran que se pone en riesgo su vida o crean que no está bien jugar en las actuales circunstancias. Esto también debería ser válido para los periodistas que rasgan vestiduras contra el torneo y deberían apagar el televisor durante el mes de julio. Para el resto, el show debe continuar.

por WINSTON

celso pupo/agencia uno