El ideal incompleto del patrimonio
Unesco elaboró un documento que describe el estado del Sitio Patrimonio de la Humanidad en Valparaíso y hace exigencias a sus encargados. Salvo casos aislados, el patrimonio no se ha transformado en un motor del desarrollo de la ciudad, como fue prometido el año 2003, cuando la Unesco declaró el casco histórico como un sitio excepcional de importancia mundial.
Tras ponderar dos informes del Gobierno sobre el estado actual del barrio histórico de Valparaíso declarado como Sitio Patrimonio de la Humanidad, el Comité de Patrimonio Mundial de la Unesco elaboró un borrador de la decisión que adoptará sobre la Ciudad Puerto en su próxima reunión, prevista para julio de este año, en la ciudad de Fuzhou, China. En esa instancia, reunidos telemáticamente, los países miembros deliberarán sobre las exigencias que harán al Gobierno chileno para la adecuada conservación del barrio histórico. Como todo instrumento de tintes diplomáticos, el borrador es el resultado de un delicado proceso de negociación que reúne tanto ideas y propuestas de los representantes chilenos como objetivos y exigencias de los personeros del comité, y en la historia general del proceso al que se ha sometido Valparaíso desde 2003, suele sufrir pocos cambios en la decisión final.
Una de los puntos que llama la atención del documento es la falta de mención al deterioro sufrido por la ciudad durante el estallido social, como el incendio del edificio de El Mercurio de Valparaíso tras el ataque de encapuchados o la destrucción de la Estación Bellavista, el daño hecho a plazas, estatuas y monumentos, el menoscabo paulatino y persistente de los espacios públicos. Quizás ocurre así para no afectar el delicado equilibrio diplomático que sustentan estas instancias patrimoniales.
En cambio, el informe destaca el trabajo hecho por el Gobierno para coordinar la cooperación de una serie de instituciones, entre ellas el BID, medidas que consideran pasos importantes para la implementación de un marco institucional y la identificación de un modelo de gestión apropiado para el sitio.
En el borrador, la Unesco también exige al Gobierno más información sobre el desarrollo de los proyectos emblemáticos previstos para el borde costero de Valparaíso, principalmente el Paseo Barón, Accesibilidad al Puerto (que EPV retiró de tramitación ambiental hace unas semanas) y ampliación portuaria, conocido como T2.
Llama la atención la disociación evidente entre el parecer de la Unesco y la percepción general de los porteños sobre el estado de la ciudad, pero más grave aún resulta constatar que los organismos encargados del cuidado patrimonial porteño - Gobierno, municipio, instancias técnicas y asesores - no hayan podido ponerse de acuerdo sobre los instrumentos básicos de gobernanza para el sitio en los 18 años que ya transcurrieron desde la declaratoria y que el bosquejo de una estrategia para el Sitio sea considerado un gran avance. Lo cierto es que, salvo ejemplos excepcionales, el patrimonio no ha podido ser un motor del desarrollo de Valparaíso, como era la promesa enarbolada el año 2003, y la comuna no puede darse el lujo de esperar otros 18 años a que ese ideal se concrete.