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Reforma al sistema electoral: Constituyentes salen al paso de propuesta de Espacio Público

ACTUALIDAD. Iniciativa mantiene dos cámaras. Se elegirían 186 diputados y 48 senadores con un sistema proporcional.
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Joaquín Torres Tagle

"Un sistema electoral mixto, proporcional, paritario y con representación de los pueblos originarios". Así se titula la propuesta de Espacio Público que, ad portas del inicio de la Convención Constitucional, busca poner sobre la mesa el debate en torno a un elemento central en toda democracia en el mundo: el sistema electoral bajo el cual se elegirán los integrantes del Congreso.

Actualmente, la Cámara de Diputados cuenta con 155 legisladores, mientras que el Senado tendrá 50 miembros después de las elecciones de noviembre de este año. La propuesta de Espacio Público, que mantiene la bicameralidad, aumenta a 186 escaños para diputados, y deja en 48 los senadores.

Javier Sajuria, doctor en Ciencia Política y director de Espacio Público, explica que "lo que queremos subsanar, es la necesidad de encontrar un mecanismo que permita mantener la proporcionalidad, porque creemos que el país tiene un nivel de fraccionamiento político que tenemos que manejar más que tratar de acallar (...) darle un sistema que permita ese funcionamiento, pero a la vez que fomente la representación territorial, donde las personas sepan quién es su representante y haya una conexión más cercana, por eso el sistema mixto permite ambas cosas".

Innovación

La principal novedad en la iniciativa, radica en la forma de elegir a los 186 diputados: permitiría listas de independientes, 21 de los escaños estarían reservados para los Pueblos Originarios y también contempla una corrección por paridad una vez realizada la elección, "basados en el sistema diseñado para la Convención Constitucional".

A su vez, existirían 65 Distritos electorales (actualmente son 28), que elegirían un diputado cada uno. "Establecemos que la distribución de distritos en el nivel uninominal se haga a partir de una unidad geográfica común, con un número más o menos parecido de habitantes (284.053), aunque respetando los límites geográficos regionales", se puede leer en el documento del centro de estudios.

Los restantes 100 escaños serían "por un sistema de listas cerradas. Estas listas se elegirán en tres distritos macro regionales, en una proporción de 40 escaños para la zona centro (regiones de Valparaíso, Metropolitana y O'Higgins), 30 para la zona norte (Arica y Parinacota, Tarapacá, Antofagasta y Coquimbo) y 30 para la zona sur (El Maule, Ñuble, Biobío, La Araucanía, Los Ríos, Los Lagos, Aysén y Magallanes)".

Para el senado, en tanto, proponen una lógica de "representación territorial e igualitaria. Cada región elegirá a tres senadores y las elecciones ocurrirán todas al mismo tiempo".

Según Sajuria, "éste es un sistema que se ha probado con mayor éxito en países con sistema parlamentario, hay una mayoría bastante amplia que quiere transitar desde el presidencialismo. Ésta es una buena alternativa para ir avanzando".

Análisis a priori

Según Ruggero Cozzi, constituyente RN, "la propuesta me parece valiosa en varios sentidos. Primero, porque mantiene el bicameralismo: que existan dos cámaras mejora el debate y calidad legislativa. Segundo, me parece bien distinguir entre representación territorial y política al momento de diseñar el sistema electoral. Tercero, los distritos uninominales exigen que el candidato electo salga con más cantidad de votos, es decir, con mayor representación, moderación y gobernabilidad por el incentivo a construir alianzas más amplias. Hay ciertos puntos que no comparto".

En tanto Miguel Botto (Independientes no Neutrales) se mostró lejano a la idea: "Soy partidario de tener una sola cámara legislativa combinado con un régimen de presidencialismo atenuado, donde exista la posibilidad de iniciativa legal ciudadana y referéndum revocatorio, iniciativa legal de la cámara legislativa en materia tributaria y de gasto social. Lo anterior involucra nuevos territorios para la representación ciudadana. Todo a ser detallado vía legal".

Por su parte, el también convencional Claudio Gómez (Indo. pro PS) expresó que "el nuevo sistema electoral chileno dependerá de la forma en que organicemos el Congreso. En tal sentido la única justificación para mantener un congreso bicameral sería que el senado represente a las unidades territoriales y la Cámara de Diputados a la ciudadanía de forma proporcional, pero creo que debemos encaminarnos hacia un congreso unicameral, que contemple mecanismos de paridad de género y pueblos originarios, y un sistema distrital que sea coherente con los territorios".

Para la diputada de Comunes Camila Rojas, en tanto, la propuesta tiene elementos discutibles. "Lo primero es que yo soy patrocinante de un proyecto que propone la unicameralidad, y pienso que en el marco de la discusión constitucional esa opción tiene que estar presente", dice.

Y agrega: "Sobre lo de Espacio Público, es una propuesta interesante, pero hay elementos discutibles, por ejemplo la representatividad regional que puede verse comprometida por la elección de representantes nacionales o la conformación de proyectos colectivos que podría afectarse mediante la elección de cargos uninominales. El tema de la participación independiente queda más bien abierto".

"Este es un sistema (electoral) que se ha probado con mayor éxito en países con un sistema parlamentario".

Javier Sajuria, Director de Espacio Público y Doctor en Ciencia Política

Tratado Antártico: Pasado, presente y futuro

"El nuevo texto legal se preocupa especialmente por incorporar, actualizar y extender la soberanía chilena sobre todos los espacios marítimos que le correspondan en conformidad con el Derecho Internacional". Abogado
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Se cumplieron sesenta años de vigencia del Sistema del Tratado Antártico (STA), sustentado en el tratado de 1959, que creó un complejo régimen jurídico internacional, lo que nos invita a formular algunas consideraciones sobre su pasado, presente y futuro. Aunque el territorio antártico siempre se ha declarado como un objetivo de nuestra política exterior y un sello de nuestra identidad austral, los chilenos aún no lo perciben como una prioridad estratégica, según un reciente estudio de AthenaLab, revelando que sigue siendo un área más bien de interés de científicos, académicos, diplomáticos, Fuerzas Armadas y analistas geopolíticos.

La trascendencia del Presidente Pedro Aguirre Cerda, quien firmó el decreto que estableció los límites del Territorio Chileno Antártico, en 1940, y el impulso del Presidente Gabriel Gonzalez Videla, a partir de 1947, han servido de inspiración para una generación de insignes figuras que han sido decisivas en el desarrollo de la Antártica como elemento de nuestra política exterior.

A los nombres de Mateo Martinic, Óscar Pinochet de la Barra, Fernando Zegers, Jorge Berguño, Maria Teresa Infante y Francisco Orrego Vicuña, se suma ahora una nueva generacion de jóvenes diplomáticos y académicos, llamados a preservar el legado y profundizar la política antártica chilena. Ello sin desconocer, por cierto, el histórico y relevante aporte del Instituto Antártico Chileno y las Fuerzas Armadas en el desarrollo científico y la defensa del interés nacional, entre otros.

Nuestro país sigue dando pasos importantes en defensa de sus intereses antárticos. El año pasado, no sólo se cumplieron 80 años desde la firma del decreto de Aguirre Cerda, sino que también se aprobó la ley del nuevo Estatuto Antártico Chileno, que viene a afianzar la protección y fortalecimiento de nuestros derechos soberanos antárticos, con claros fundamentos geográficos, históricos, diplomáticos y jurídicos.

Junto con ratificar la soberanía chilena, reiterando la delimitación realizada en 1940 por Aguirre Cerda y los actos de soberanía de González Videla, el nuevo texto legal se preocupa especialmente por incorporar, actualizar y extender la soberanía chilena sobre todos los espacios marítimos que le correspondan en conformidad con el Derecho Internacional.

A los aspectos tradicionales del STA, tales como el régimen de pesca, la potencial explotación mineral y la protección ambiental, se suma más recientemente la competencia geoestratégica sobre el continente antártico, donde la estrecha relación histórica, política y geográfica de nuestro país, nos concede un punto de acceso privilegiado y nos asigna un rol preponderante en el futuro del STA, sin que ello signifique una renuncia a nuestros intereses soberanos sobre aquel territorio.

Razones para preocuparse existen. A la inoportuna iniciativa del gobierno chileno, en conjunto con Argentina y España, de promover como Área Marítima Protegida una parte del mar circundante, debilitando nuestras pretensiones en la zona, se suma la idea de la ONG National Geographic, bajo su peculiar concepto de "Océano Austral", cuyos alcances deben aclararse pues se superpone con el espacio marítimo que, en la tradición antártica chilena y bajo el Tratado de Paz y Amistad de 1984, se denomina Mar Austral. Coincidentemente, nuestro país mantiene un diferendo limítrofe en la zona con Argentina, bajo el mismo tratado, que hasta ahora ha tenido una tímida y errática reacción de nuestros gobernantes.

Hoy, más que nunca, se necesita una estrategia clara y definida sobre la Antártica y su importancia geopolítica para nuestro país, pero, a juzgar por las señales de las actuales autoridades, ello no es una prioridad para la política exterior chilena, donde los esfuerzos de cooperación internacional no pueden ser a costa de nuestra integridad territorial y marítima en la zona austral.

Francisco Orrego