Secciones

  • Portada
  • Actualidad
  • Opinión
  • Actualidad general
  • Deportes
  • Clasificados
  • Servicios
  • Espectáculos
LA TRIBUNA DEL LECTOR

Nuestro Santo Patrono

E-mail Compartir

En mis tiempos de infancia el calendario estaba plagado de días en color rojo, inequívoca señal de que era un festivo, ergo, no había que ir al colegio, actividad que por ese entonces constituía mi única formal preocupación de la cual debía rendir cuentas. ¡Qué sensación más inigualable de consentida irresponsabilidad! El refrán dice, "todo tiempo pasado fue mejor", las más de las veces le encuentro toda la razón.

Uno de aquellos días destacado era el 29 de junio -antes los festivos se conmemoraban en su propio día, hoy se ajustan la mayoría a lunes o viernes- día que recuerda la festividad de San Pedro y San Pablo, los dos principales apóstoles, y el primero, además Santo Patrono de los pescadores. Era y por suerte lo sigue siendo hoy también, aunque se celebre en otra fecha del mismo mes, una celebración que actualmente se denominaría ciudadana. Ello por cuanto el principal acontecimiento del día lo representaba la realización de la colorida procesión del primer pescador, por la bahía de la ciudad, en las embarcaciones engalanadas para la ocasión. La celebración de la festividad comienza cuando el santo es sacado de la capilla o gruta que habita todo el año, y es llevado en andas por los hombres de la pesca, precedido por cofradías de bailes chinos (nuestro primer patrimonio inmaterial de la humanidad), que bailan ceremonial y coloridamente al santo protector. Al ser una festividad religiosa católica, es menester señalar que todo comienza con una eucaristía, "Yo te haré pescador de hombres", le dijo Jesús a su discípulo. En la tradición porteña, lo señalo ya que, en toda caleta de pescadores de Chile se celebra esta festividad, con la misma devoción y alegría, y la procesión siempre va acompañada de una banda de la Armada, en clara solidaridad con sus colegas, por cuanto todos son hombres de mar. Hoy también estas actividades son territorio mixto con las mujeres, pero en la pesca, me atrevería tímidamente a decir, que ellas más bien se quedan en tierra, no por eso siendo menos importante su rol. También en mis tiempos (qué duro me suena este comentario), llovía durante casi todo el invierno, y a veces profusamente y por varios días seguidos, por ende la preocupación del clima era mucha, ya que más de alguna vez las fuertes precipitaciones "chingaron" la fiesta, pero no el ánimo y el respeto de los pescadores por su patrono, ni menos la celebración con buena comida y buen vino, como corresponde a toda fiesta que se precie de tal.

Pero hoy, día de San Pedro, quiero poner en valor y homenajear la actividad de los pescadores, primero tomando en cuenta su data milenaria, originaria junto con el desarrollo de la especie humana; cada vez que estudiamos una cultura primitiva, vemos que eran recolectores y pescadores en su mayoría, si es que no lo eran todos. La pesca ha sido no solo una forma de adentrarse al mar para tomar sus productos, pescados y mariscos, de excepcional sabor y calidad, solo por mencionar algunos de sus atributos, ha sido también una forma de vida y de desarrollo para pueblos y comunidades enteras. La actividad pesquera da sustento, trabajo, alimentos, pero entrega una forma de vida, una condición propia, la mayor parte de las veces traspasada por generaciones y a la cual nunca se renuncia, y rara vez se jubila. Es claramente una actividad patrimonial, tangible, significativa, una actividad excepcional, que tanto significa para nuestra vida. Es también estéticamente bonita y tiene romanticismo, como podemos apreciar en la obra que encabeza esta crónica "el regreso de los pescadores", del pintor francés Louis Gabriel Isabey (1804-1886), pero no podemos dejar de mencionar sus pesares, siendo el clima y la bravura del mar, los principales a mencionar. Cuantas veces no hemos recibido la noticia de una embarcación de pescadores perdida en altamar y con infaustas consecuencias. El mar se ha llevado a miles de hombres y no los ha devuelto. La pesca artesanal, la de redes y aperos, es sacrificada y subestimada, a ratos maltratada, pero sigue imperecedera, siempre dándonos alimentos, alegrías y permitiéndonos mantener la tradición. En su día, un justo y sentido reconocimiento, un mensaje de apoyo, de afecto, de respeto a tantos hombres y mujeres que diariamente hacen de la pesca su sustento, pero lo más importante, hacen de ella su vida.

Nuestro país bañado en toda su extensión por el majestuoso Océano Pacífico, es una gran caleta de pescadores, no lo olvidemos, no le demos la espalda, en el mar tenemos nuestra mayor esperanza de futuro, el mar no se acabará, nosotros sí. Termino con una frase del poeta Salvador Reyes, en su oración al mar: "Proclamaré que el vivir sobre tus aguas, significa la prosperidad de los pueblos y la alegría de los hombres".

Por rafael torres arredondo,

gestor cultural