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Las lecciones sobre seguridad que deja el derrumbe en Miami

Aunque no hay antecedentes de edificios locales en riesgo, especialistas de diversas áreas sugieren tener en cuenta que las inspecciones periódicas son fundamentales para conocer el estado de las construcciones. Los propietarios juegan un rol importante, sostienen.
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Durante la madrugada del pasado 24 de junio, un edificio de 12 pisos se desplomó en cuestión de segundos. Ocurrió en el sector de Surfside, en el condado de Miami-Dade, y junto con generar conmoción a nivel mundial, dejó 64 víctimas fatales confirmadas y otras 76 personas desaparecidas. Mientras sus familiares aún esperan noticias de los suyos, muchos también se preguntan qué fue lo que gatilló el colapso -espontáneo, aparentemente- de un inmueble que albergaba más de 50 departamentos.

Las cuatro décadas de antigüedad de la construcción, la alta porosidad del terreno donde se emplazaba -a metros de la playa-, y el eventual deterioro de cimientos a causa del agua salina, han sido señaladas desde entonces dentro de las posibles causas del colapso. Asimismo, en el área ya se había detectado anteriormente un progresivo hundimiento de hasta 2 milímetros anuales, aunque los especialistas advierten que esto -al menos por sí solo- no explica que se haya producido el derrumbe.

"Es importante señalar que lo ocurrido en Miami no está aún del todo claro", confirma Alejandro Morales, director de la Escuela de Ingeniería Civil de la Universidad de Valparaíso. Para el experto, magíster en Ingeniería Estructural y Geotécnica, "es necesaria una investigación forense a los restos de la estructura y a los antecedentes disponibles, que requerirá algo de tiempo". Plantea que "un colapso catastrófico generalmente responde a tres o cuatro factores simultáneos, y el hundimiento del suelo puede ser uno de ellos".

Algo similar sugiere Miguel Petersen, especialista en mecánica de suelos y académico del Departamento de Obras Civiles de la Universidad Santa María (UTFSM), quien tampoco descarta posibles fallas en los materiales o una sobrecarga excesiva de las losas. "Lo ocurrido es sorprendente, pues de los cientos de miles de edificios en todo el mundo, no han fallado sin causa adicional externa más de diez estructuras. Las fallas suelen suceder a causa de deslizamiento de laderas, aluviones, terremotos y huracanes", explica.

Subsidencia en la región Aunque las diferencias en cuanto a sus terrenos y formas de construcción son numerosas, ambos expertos identifican áreas que, en teoría, también podrían enfrentar cierto hundimiento o subsidencia en Chile, y particularmente en la Región de Valparaíso. Señalan que hasta el momento no hay indicios sobre edificios afectados por este tipo de fenómenos, pero hacen un llamado a no confiarse. Según dicen, tanto autoridades como propietarios deben reaccionar ante cualquier sospecha.

"Los terrenos de Miami Beach, en el área donde se emplazaba el edificio -hoy ya demolido completamente- son manglares sobre los cuales se colocó un relleno de arena dragada del fondo del mar", comenta Petersen, quien agrega que "es posible esperar que el edificio, construido hace 40 años, hubiese estado fundado sobre pilotes -es decir, pilares que se instalan dentro del suelo para alcanzar terrenos más firme- apoyados en roca".

"Si la base del edificio era una losa de hormigón armado, como suelen ser los edificios chilenos cimentados en arena (…), lo más probable es que no se habrían producido daños estructurales, ya que el edificio propiamente tal no se hundiría. El gran problema, quizás, podría ser que al asentarse o deformarse lentamente el terreno fangoso a causa de la sobrecarga del relleno arenoso que se puso encima, se hubiera 'colgado' este estrato de suelo, por cohesión, al manto lateral de los pilotes, arrastrándolos hacia abajo y disminuyendo su factor de seguridad", asevera.

Alejandro Morales, en tanto, señala no tener antecedentes de este fenómeno en la región, "aunque es importante aclarar que, en este sentido, son los propios moradores de las estructuras quienes deben estar alerta a los deterioros que presentan los edificios". En Miami, una firma de ingenieros ya había detectado problemas estructurales en 2018. Pero pese a que sugirieron reparaciones, la comunidad de residentes del edificio las había postergado debido a su alto costo económico.

De acuerdo con el académico, las señales de hundimiento a las que hay que prestar atención tienen relación con la distribución de los esfuerzos. "Puede generar fisuración, dificultad para cerrar ventanas y puertas, pérdidas de recubrimiento en elementos de hormigón armado, etc. Es importante que ante cualquier señal anómala en la estructura se consulte a un experto: reparar o tapar podría invisibilizar algún problema mayor", advierte el ingeniero.

Edificios frente al mar "En comunas como Valparaíso, Concón, y especialmente Viña del Mar, es común ver construcciones emplazadas a pocos metros del océano. Como constatan los análisis anuales del Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada, tanto el número de eventos de oleaje extremo como su intensidad presentan una tendencia al aumento. Y factores tales como el cambio climático permiten prever que esta situación vaya a mantenerse.

En 2015, por ejemplo, seis de las catorce playas de Viña del Mar sufrieron la pérdida de hasta cuatro metros de extensión, por lo que debieron ser rellenadas. Además del daño provocado por el impacto de las olas, el sobrepaso suele generar inundaciones, que se evidencian en anegamientos. "Siempre son un peligro las grandes marejadas cuando la estructura se funda en arena y 'al lado' de la línea de playa, pues una marejada extraordinaria sí podría socavar o descalzar las fundaciones y dañar estructuras", reconoce Petersen.

en el borde costero del país, y en especial en la zona centro norte, abundan las construcciones en altura, en su mayoría edificadas con las nuevas normas de sismorresistencia.

Constanza Peña Moya

reportajes@mercuriovalpo.cl