Intervención en las cárceles regionales
Debido a la fuga de seis reos desde el penal de Valparaíso, Gendarmería decidió aplicar una profunda reforma a su trabajo en la región Más allá del caso puntual gatillado por la fuga ocurrida hace menos de una semana, es hora que el Estado tome en serio una reforma global a un sistema penitenciario anclado en ideas del siglo pasado.
Profundos cambios aplicó ayer Gendarmería de Chile para enfrentar las deficiencias que permitieron la fuga de seis reos desde el Complejo Penitenciario de Valparaíso, el viernes pasado. Las repercusiones del escape, el más grave ocurrido en el penal porteño desde que en agosto de 1999 un grupo de cinco presos vulneró las rejas del recinto, seguirán por bastante tiempo y contemplan una serie de medidas que tienen como principal objetivo fortalecer la capacidad logística y operativa del sistema penitenciario en toda la región.
Por lo pronto, Gendarmería aceptó la renuncia de los oficiales a cargo del complejo de Valparaíso: el director regional subrogante a la fecha de la fuga, coronel Luciano Chávez; la alcaide y jefa operativa del establecimiento penitenciario, teniente coronel Romina Campos, y la directora regional de la institución, coronel Sandra Toledo. El hecho no es baladí en un país donde las responsabilidades administrativas son perseguidas en largos juicios sumarios y las sanciones suelen ser aplicadas a destiempo, cuando el error y el daño causado ya han quedado tan atrás que la ciudadanía -incluso los propios funcionarios de la institución- no logra identificar el ejemplo punitivo que busca todo ejercicio de justicia.
Pero el proceso no quedará en el mero descabezamiento de las jefaturas del complejo. La institución confirmó que iniciará una intervención integral del sistema de cárceles en la región, para lo cual puso a cargo al subdirector operativo, Pablo Toro Fernández. Su tarea será realizar un diagnóstico general de las operaciones, recursos y situación de los establecimientos penales de la zona, aunque los sindicatos funcionarios ya anticiparon algunos datos que le servirán para el análisis y que se resumen en un problema crónico de baja dotación. La profundidad de la intervención da cuenta de la magnitud del problema que enfrentará Gendarmería, que solamente este año ha visto funcionarios desvinculados por colaborar con el tráfico de drogas y errores en el manejo de la pandemia, al punto de que juicios emblemáticos han debido postergarse debido a contagios masivos entre los reos involucrados. Sin embargo, más allá del caso puntual gatillado por la fuga ocurrida hace menos de una semana, es hora que el Estado tome en serio una reforma global al sistema penitenciario chileno, no solo para evitar que los reos primerizos salgan de su primera condena como avezados, sino porque los penales son una parte integral de todo el Poder Judicial. Esto requiere más recursos, sí; más dotación en cada recinto, sí; pero también una mirada capaz de abordar el problema de la delincuencia con un horizonte más acorde a la segunda década del siglo XXI.