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El relato de Hernán Cortés, un testigo privilegiado de la historia de Wanderers

FÚTBOL. El dirigente de 76 años vio en la cancha la obtención de los tres títulos nacionales y las tres Copas Chile que el Decano tiene en sus vitrinas. Hoy apuesta por la unidad de los porteños y dice que deben seguir apostando por la gente de casa.
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Los primeros recuerdos que tiene Hernán Cortés de un partido de Santiago Wanderers -que hoy festeja su 129° aniversario- se remotan a 1953. Cuando tenía ocho años asistió a un duelo del Decano contra Colo Colo en el estadio Nacional. Ese día, con dos goles del "Peta" Fernández, uno de Felix Díaz y otro de Tintín Rodríguez, los porteños vencieron a un equipo que ese año fue campeón de la mano de los hermanos Jorge y Eduardo Robledo.

"En la segunda rueda ellos nos ganaron 2-0 en Playa Ancha, me acuerdo que cuando terminó el partido la gente de Colo Colo se metió a la cancha y levantó en andas a sus jugadores. El resto del estadio mantuvo un silencio sepulcral, pero no hubo incidentes. Imagínese si pasaba eso el día de hoy", reflexiona el histórico dirigente verde.

Su padre, Escipión Cortés, fue vicepresidente del club y desde pequeño lo llevó al estadio. "Tengo imágenes muy claras de la campaña de 1954, cuando llegó un entrenador checo llamado Carlos Snopek, que trató de imponer una preparación física de estilo europeo, pero el equipo se le fundió. Sin embargo goleamos dos veces a Universidad Católica, que tenía a Sergio Livingstone. Le hicimos 6-1 en Valparaíso y ganamos 7-0 en el estadio Independencia, hay goles que tengo muy presentes, como el de Felix Díaz, que pilló adelantado al 'Sapo' y le marcó desde la mitad de la cancha", señala.

Cortés tiene una particular experiencia: ha estado presente prácticamente en todos los hitos del equipo desde que comenzó a competir en el profesionalismo.

Fue testigo del partido contra O'Higgins en Rancagua cuando se consiguió el primer título en 1958; presenció la jornada en que Los Panzers dieron la vuelta olímpica en el Nacional el '68; vio cómo los verdes ganaron el campeonato de 2001 en Ñuñoa con 60 mil wanderinos en las gradas; y además estuvo en la obtención de las Copas Chile de 1959, 1961 y 2017.

También vivió en primera línea todos los ascensos y también los descensos. Incluso revela que trató de avisarle a Ivo Basay que iba a meter un sexto extranjero ante O'Higgins en el estadio Nicolás Chahuán en 2013. "Corrí desde la tribuna hasta la reja para gritarle que no metiera a Cellerino, pero no alcancé a llegar", rememora.

"gallego" inmortal

Las historias que más atesora el empresario agrícola son las que tienen que ver con José Pérez, el histórico entrenador argentino que logró dos títulos con el Decano.

El segundo ciclo de "Gallego" -ya había estado en 1949 y fue vicecampeón- arrancó en 1955, cuando empezó a armar el equipo que tocó el cielo tres años después.

"El título que se ha ganado con más jugadores de casa fue el de 1958. Los de afuera eran el arquero Martínez, Bozzalla, Ledesma y Moreno. Teníamos un montó de formados en casa, Coloma, Sánchez, Valentini, Reinoso, Picó, Tobar, Dubost, Hoffmann. Eso fue notable", señala.

El día en que se disputó la última fecha en Rancagua no fue capaz de ver los últimos trece minutos, después del empate de los celestes. La euforia llegó con el pitazo final.

"El equipo se concentró en el hotel Real de Santiago, llegué ahí con mi papá y me acuerdo que Ledesma no pudo jugar porque tenía un furúnculo, era una baja sensible. En la cancha, cuando íbamos ganando dos a cero, Félix Martínez recibió una pelota fácil por alto que le devolvió Raúl Sánchez y la tomó arriba, pero estaba jugando con una hernia en la columna y en ese minuto le dio un pinchazo de dolor, soltó el balón y se metió al arco. Quedaba poco y nos hicieron el segundo gol. Con ese empate logramos el título. Cuando volvimos no pudimos ni entrar a Valparaíso, había más de cien mil personas esperando a los jugadores", rememora.

Irrumpen LOS PANZERS

Después de un paso por O'Higgins de José Pérez, el entrenador volvió al Puerto en 1968 para lograr otra estrella. "Había un equipazo, con Griguol, Porcel, Ferrero, Cantatore, Bonano", dice Cortés.

Dentro de los partidos memorables de esa campaña, apunta los duelos contra la UC y la "U" en la primera rueda. "Le ganamos a la Chile en Santa Laura por 2-0, fuimos locales allá; después la misma historia con la Católica en Independencia", señala.

Ese duelo contra los cruzados tiene una historia particular, porque debido a los incidentes que protagonizaron los hinchas porteños después de un penal que cobraron a favor del local, se debió suspender la brega y terminar unos días después sin público en las gradas.

"Empezaron a caer botellas, le cayó una damajuana de vino al cuerpo técnico de la Católica, la gente no dejaba tirar el penal. Isella convirtió, duró cinco minutos más el partido y se empezó a incendiar el estadio, tuvo que llegar el Grupo Móvil de Carabineros, fue un escándalo. La gente no se acuerda, pero la hinchada de Wanderers siempre ha sido muy jodida", dice.

Al juves siguiente se disputaron los 20 minutos que faltaban sin público y terminaron 2-2.

El día de la final en el Nacional, el cuadro porteño empató con Audax Italiano y de fondo jugaban la "U" y Palestino. Cuando terminó el primer tiempo los azules ganaban 2-0. Con ese resultados, los universitarios alcanzaban al Decano y debían disputar una final por el título.

"En el entretiempo el dirigente de nosotros, Abdala Chaín, que era paisano, bajó indignado al camarín de Palestino y subió y bajó a los jugadores. Entraron en el segundo tiempo con todo, aleonados, empataron y fuimos campeones con ese resultado", cuenta Hernán Cortés.

El equipo de garcés

El mejor recuerdo que tiene el exdirigente del equipo que alcanzó la gloria el 2001 es su mediocampo.

"Ponga hoy día a Villarroel, Ormeño, Sanhueza y Riveros a jugar en este Wanderers, a ver cómo andarían", desafía.

Y no quiere dejar fuera la espectacular aremetida de Joel Soto en la recta final, convirtiendo goles trascendentales en los minutos finales ante Coquimbo Unido y Unión Española. Sin embargo, señala que el jugador clave fue el "Liebre": era el cerebro.

"En la Libertadores, al año siguiente, anduvimos bien. Empatamos en La Bombonera con Boca y cuando terminó el partido parece que Angel Botto le tiró una talla a unos argentinos y se nos fueron encima, eran como diez mujeres y diez gallos indignados. Allá no existen las bromas en el fútbol. Nos salvó la policía. Dicen que hasta sacaron una pistola, pero yo no la alcancé a ver", relata.

Hoy Cortés apela a la unidad para dejar atrás el mal momento del club. "El gran problema es que los wanderinos siempre han peleado entre ellos, yo recuerdo peleas grandes de mi papá con otros dirigentes", señala.

Y sobre el futuro, apunta a la importancia de las divisiones inferiores. "No hay falta de trabajo en las cadetes, pero hoy cuesta más sacar los talentos, no es fácil", dice.

"Vienen jugadores interesantes, a Guajardo por ejemplo lo llamaron a la selección nacional sub 20, pero no va ni a la banca. Esto pasa mucho por los entrenadores, pero Miguel Ramírez, por ejemplo, pese a que es muy exigente, puso a jugar a varios", explica, añadiendo que en los cuerpos técnicos de los juveniles también debe haber estabilidad y una línea de juego definida en el primer equipo.

"Al wanderino no le gustan los equipos que tocan y tocan, el paladar del porteño es diferente, por eso les fue mal a Salah, a Córdova y a Ronald Fuentes", explica.

"Es obvio que este equipo de Santiago Wanderers es el peor de la historia. Pero los culpables no son los de casa".

Hernán Cortés, histórico dirigente de Wanderers

"Se nace con este fanatismo"

Cortés se emociona cuando se le pregunta qué significa Wanderers en su vida. Recuerda a su papá, a quien veía cada quince días en el estadio por la separación de sus padres. "El estadio me lleva a mi niñez, se nace con este fanatismo, yo creo que somos la hinchada más apasionada de Chile, vibra con su club, pasan las generaciones y se repite el ADN. Sin embargo tenemos un gran problema, pucha que nos gusta pelear entre nosotros. No hay institución en el país donde haya más peleas. Eso no puede seguir", confiesa.

36 puntos debiera ganar Santiago Wanderers para salvarse del descenso, dice Hernán Cortés.

129 años cumple el Decano el día de hoy. En su historia tiene tres títulos nacionales y tres Copas Chile.