Uso de agua de mar ante crisis hídrica
Construcción de una desaladora en Puchuncaví muestra nuevos horizontes para afrontar la implacable sequía. Esta modalidad, compleja y costosa, no puede dejar de lado la optimización de los ahora limitados recursos tradicionales de abastecimiento de agua para el uso humano y productivo.
El sistema no es novedoso. Se usó ya en el siglo XIX en la zona norte para el abastecimiento de la población y las actividades productivas. Es la obtención de agua potable desalando el agua de mar. Incluso durante la Guerra del 79 las plantas procesadoras se convirtieron en un objetivo estratégico.
Pero ahora, con la creciente sequía que afecta a la zona central del país y que también se advierte más al sur, se ha vuelto a recurrir a la modalidad mediante procedimientos más avanzados, logrando un mayor rendimiento. Se utiliza ya en nuevas versiones en la ciudad de Antofagasta, pero ahora está en marcha la construcción de un innovador proyecto en la Región de Valparaíso que permitirá entregar un flujo de mil litros por segundo de agua potable, buena parte de la que será enviada hasta la comuna capitalina de Colina mediante un acueducto de 105 kilómetros, en tanto se consideran otros ramales para abastecer nuestra zona.
El proyecto, inversión de US$ 600 millones, es desarrollado por Aguas del Pacífico, empresa que pertenece a un importante fondo de inversiones de Brasil. La construcción y operación fue entregada a la empresa israelita IDE Technologies, calificada como líder mundial en la construcción de plantas desaladoras. Como antecedente está el notable desarrollo agrícola logrado justamente en Israel mediante el procesamiento de agua salada. La planta, que comenzará a operar en 2023, se ubica en la bahía de Quintero, comuna de Puchuncaví, y tiene la característica de ser modular, con lo cual se puede ampliar sumando nuevas unidades de acuerdo a la demanda, que podría corresponder a la Quinta Región, gravemente afectada por la falta de agua.
Se debe destacar en el desarrollo de esta iniciativa la participación de la Universidad de Valparaíso, a través de su facultad de Ingeniería, que analizará el comportamiento del sistema proponiendo posibles mejoras para convertirlo en una referencia para su aplicación tanto en el país como en el exterior. La obra, en el peak de su construcción, empleará a 2.200 trabajadores.
Un punto sensible en este sistema es que demanda gran cantidad de electricidad, lo que exige el uso de energías renovables no convencionales en la generación, con el objeto de evitar la paradoja de caer en problemas de contaminación para resolver la falta de agua.
Ese punto no se puede eludir, teniendo como antecedente el sufrimiento humano y ambiental que ha soportado el área de Quintero-Puchuncaví. También se debe precaver el impacto de la desaladora sobre la flora y fauna marina.
Por otro lado, el desarrollo de esta modalidad, compleja y costosa, no puede dejar de lado la optimización de los ahora limitados recursos tradicionales de abastecimiento de agua para el uso humano y productivo, lo que supone insistir en técnicas de aprovechamiento y también en cambios a una normativa que corresponde a otras realidades climáticas, poblacionales y económicas.