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Quintero, de

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La joven y talentosa periodista Catalina Guevara Valenzuela, de la mano de la Municipalidad de Quintero, lideró una interesante y tremendamente atractiva publicación titulada Revista Cultural Bahía, en la cual se da cuenta del riquísimo acervo de la histórica ciudad puerto.

La misma, disponible gratuitamente en internet (basta con escanear el QR que acompaña a la fotografía que ilustra esta página o ingresar a través de la red Emol Social) tiene como tema principal los 485 años de la llegada de la primera nave española a la bahía, alrededor de mediados de 1536, la Cultura Aconcagua y la naturaleza original de la zona.

La publicación, que contó también con el apoyo del arqueólogo Hernán Ávalos, la Corporación Municipal de Cultura y Turismo, la unidad de Patrimonio, el Departamento de Medio Ambiente y la Hermandad de la Costa, es producida por los profesionales de Comunicaciones, Prensa y Relaciones Públicas del municipio.

El proyecto planea realizar una publicación mensual, digital e impresa, cuyo objetivo sea "formar identidad a partir de las fortalezas y oportunidades que entrega la ciudad, el territorio y su gente a través de su historia, su cultura y su geografía, en la que se podrá celebrar efemérides, destacar lugares, dar a conocer instituciones, además de abrir espacios a los artistas, artesanos, escritores y músicos, de manera de democratizar la cultura".

El segundo volumen aparecerá a fines de septiembre y estará orientado a mostrar los espacios naturales del territorio con sus lugares icónicos, como el borde costero, los humedales, los valles interiores y el cordón montañoso de la Cordillera de la Costa "Cerro Mauco".

A continuación, presentamos algunos extractos de sus contenidos:

Alonso de Quintero

Con la llegada de Diego de Almagro a Chile en 1536, el avance español se fue encontrando con varios sitios y lugares estratégicos que dieron pie a la conquista. Mientras la hueste hispánica arrasaba con los poblados indígenas que encontraban a su paso en dirección hacia el Valle Narau; por mar, una flota de navegantes eran los encargados de entregar los suministros a la compañía de Almagro que se dirigía hacia el sur del país.

Uno de ellos era Alonso Quintero, marinero andaluz a cargo de la nao "Santiaguillo". En su expedición desde Perú para traer abastecimiento, a mediados de agosto del mencionado año, llegó hasta una bahía con forma de herradura que le proveía de un buen lugar de descanso, escondite y provisiones.

Así fue como el navegante bautizó esta tierra en su nombre, y Quintero desde aquel momento se incluyó en las cartas de navegación junto a las también recién descubiertas bahías de Papudo y Valparaíso.

La edad temprana de nuestra comuna estuvo caracterizada por el asentamiento de los españoles y la llegada de corsarios ingleses, los que más de algún enfrentamiento dejaron en esta zona en los inicios del Chile Colonial.

Paulatinamente, Quintero se fue transformando en una zona de descanso para la aristocracia. Entre los habitantes más ilustres encontramos a Lord Thomas Cochrane, quien habitó en el actual sector de Valle Alegre, y también a la escritora inglesa Mary Graham, que describió su paso por la península en 1822.

Más tarde, y en el contexto de la guerra contra España, el naciente pueblo sería marcado por un nuevo hito que sellaría su importancia para el país, tras ser declarado como Puerto Mayor por el presidente José Joaquín Pérez Mascareño, el 24 de noviembre de 1865.

Los ACONCAGUAS

¿Quiénes vivían en la zona cuando llegan los españoles pensando desde Quillota a la costa, Puchuncaví por el norte y Concón por el sur?

Cuando la nave española llega a la bahía que sería reconocida como "de Quintero", el territorio no estaba abandonado, muchas familias lo poblaban. Por años el arqueólogo Hernán Ávalos estudia estas culturas que a continuación nos relata.

El proceso que marca el comienzo en la prehistoria de la zona central es la aparición de la cerámica. Así, durante el Período Alfarero Temprano conviven en Chile Central dos poblaciones distintas, una es la Cultura Bato y la otra, la Cultura Llolleo. Los Bato son los primeros alfareros o ceramistas de Chile Central, son una población preferentemente costera a diferencia de los Llolleo que habitan en la costa, pero principalmente, en los valles interiores. Ambas culturas convivieron durante casi 1.000 años sin mezclarse.

Con posterioridad al año 800 dC se inicia un cambio en el poblamiento de la zona central de Chile, surge una nueva cultura para el Período Intermedio Tardío, posterior al año 900 dC, la Cultura Aconcagua. Se conformaría así un Período Alfarero Temprano, con un clima templado y húmedo versus un Período Intermedio Tardío cálido y seco. Cambio climático que se inicia hacia el año 800 dC y se extiende hasta después del año 1200 dC.

Al norte del río Aconcagua, en Quintero, se han registrado numerosos sitios arqueológicos de la Cultura Bato, por lo que se puede entender que esta zona costera es una de las áreas nucleares de esta cultura. Las evidencias de la Cultura Llolleo son menores y se han registrado, por ejemplo, en Los Maitenes. Por su parte, la Cultura Aconcagua se ha identificado en mayor número tanto en la costa, en las planicies costeras, como en los valles interiores. Finalmente, la presencia del Inca está menos investigada y ha sido registrada a través de la Cultura Aconcagua en su fase de dominación por el Inka en el cerro Mauco.

Nuestra identidad

La identidad como concepto se podría definir como esa significativa cantidad de características propias que hace que un pueblo o grupo humano se diferencie de otros: rasgos culturales, sociales, territorio en el que habitan, composición demográfica, entre otros.

En el siglo XVI los españoles que arribaron al valle de Aconcagua dieron cuenta de comunidades aglutinadas que, sin formar pueblos, poseían aspectos propios del desarrollo que les resultaron relevantes, como sistemas de regadío, construcción de viviendas, costumbres populares ligadas a la alimentación y ritos ceremoniales que compartían con otros grupos, hoy conocidos como los Aconcagua, descendientes de los Bato y los Llolleo.

¿Pero y entonces cuál es nuestra identidad? ¿Cómo es el quinterano o quinterana?

Lo cierto es que al igual que en muchos otros lugares, el tiempo fue entrelazando las historias de aquellas primeras familias descendientes de la cultura Bato con las de otros y otras que desde distintos lugares comenzaron a llegar a esta tierra.

No sólo desde distintos lugares de nuestro país, sino también de lugares extranjeros, permitiendo brindar oportunidades de desarrollo y modernización en los albores de nuestra historia moderna.

Lo relevante en todo esto es que escudriñar y saber sobre nuestra identidad nos permite sentirnos más parte de Quintero y, a su vez, identificarnos de mejor forma con sus intereses y necesidades. Comenzar por investigar nuestra propia historia podría ser un extraordinario punto de inicio, a mi humilde parecer.

Conocer de nuestros antepasados, sus costumbres, sus dilemas, sus esperanzas y tradiciones, nos acercarían entonces a la notable posibilidad de responder a esas preguntas que, aunque parezcan tan amplias y difíciles de responder, podrían tener una respuesta a partir de lo que cada uno es y ha sido.


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