Cuando se piden nuevos parques para la ciudad se debe recordar que hay uno que está de hecho abandonado: el sector Sausalito, con su entorno natural y con su tradicional tranque. Los vecinos del área, residentes de las antiguas poblaciones del sector, se sienten marginados y expuestos a la delincuencia. Una placa conmemorativa de la hermandad entre Viña del Mar y la ciudad californiana de Sausalito ha sido robada, lo que es frecuente, y es así como ha desaparecido también la placa de bronce que señalaba el nombre de la subida Padre Hurtado, que margina el sector Sausalito.

Alda Guerra, presidenta de la junta de vecinos, afirma que el lugar "se encuentra a la buena de Dios, está totalmente botado, es un tiradero de cosas viejas que, además, se está usando para guardar camiones aljibe que tiene la municipalidad".

Afirma que es un sitio eriazo y que no hay mayor preocupación por la vegetación existente. Además, en medio de diversos conflictos, desaparecieron las canchas de tenis, mientras también se desarmó una piscina, se queja la dirigenta.

Un problema anexo para los vecinos del lugar son los desmanes que acompañan a algunos encuentros de fútbol.

Para la concejala Antonia Scarella, el área "podría ser un gran parque". En un pasado no muy lejano lo fue, con jardines integrados con el tranque, incluyendo un sector de playa y otros para la navegación deportiva y hasta con arriendo de botes. Además, el camino de circunvalación, espacio para la recreación junto a la naturaleza y el tranque, se encuentra en muy malas condiciones, la vigilancia es nula y es un lugar abierto para la delincuencia y la droga.

El interés por rescatar el área ha quedado en el olvido, como un proyecto de parque para la familia. La iniciativa tiene un costo de $7.000 millones y debió iniciarse en 2019, pero se la llevó el viento.

Denuncia la concejala que "no ha habido un esfuerzo de parte de ninguna de las autoridades que han gobernado la ciudad en los últimos años por mejorar este sector". Es cierto, solo quedó el mencionado proyecto ahora, en medio de cambios y falta de recursos, con un destino incierto.

Sausalito tiene muchas potencialidades, en particular para emprendimientos turísticos vinculados con el deporte, las gastronomía y la hotelería, particularmente en el flanco norte del tranque, con laderas del cerro adyacentes al Club de Golf Granadilla.

La accesibilidad es favorable tanto por la subida Padre Hurtado como por el sector Santa Inés.

Para un aprovechamiento del lugar y el interés de los vecinos de toda la ciudad, es necesario una acción integral que rescate ese patrimonio urbano y que frene el deterioro de lo que parece ser un patio trasero de la ciudad, situado a escasa distancia del tan codiciado, cotizado y congestionado centro.

Es relevante visibilizar la situación de establecimientos públicos con distintas realidades y eso solo es posible teniendo contacto con las comunidades. Desde nuestro rol fiscalizador, como equipo hemos recorrido más de 50 establecimientos a nivel nacional, pero especialmente comunas de la región, como Concón, Viña del Mar, Valparaíso, Casablanca, Algarrobo, Cartagena, El Quisco, San Antonio, Santo Domingo y Rapa Nui. De ahí hemos podido recoger algunos de los principales problemas que involucran a sostenedores, comunidades educativas y, por cierto, a las respectivas familias y a la sociedad en general.

Una de ellas es la comunidad de la Escuela Ramón Barros Luco, que desde 2010 no solo ha debido pasar por tres establecimientos transitorios, sino también ha visto dos licitaciones fracasar. La aprobación de fondos para la reparación definitiva del inmueble es un nuevo comienzo, pero para llegar a puerto debemos estar vigilantes. Es precisamente ese el papel que estamos y queremos seguir desempeñando.

Pero la crisis involucra a la educación pública en general. En la base de esta crisis encontramos problemas de mantención, infraestructura y déficit presupuestario. Se suma durante la pandemia que no se ha podido garantizar la conexión a internet para todas y todos los niños. Si bien algunos sostenedores municipales lo han podido resolver desde la gestión, en buena parte ha sido enfrentado desde la solidaridad por parte de docentes que pagan internet de sus bolsillos.

Previo a la pandemia y más aún durante su vigencia, trabajadores en general han sido cargados hasta lo insoportable. Hay comunas sin presupuesto para reemplazos en casos de licencias médicas. Para las trabajadoras de la educación, en su mayoría mujeres, el agobio sigue siendo durísimo, sobre todo en base a la sobreevaluación docente y un sistema que sobrepone a los aprendizajes los resultados estandarizados. La suspensión de la aplicación del Simce y de la obligatoriedad de la Evaluación Docente fueron batallas difíciles de librar.

El traspaso de la administración municipal a los Servicios Locales no ha resuelto esta crisis, sino que en muchos casos ha traído mayores problemas, que remiten tanto al diseño como a la implementación de esta reforma. La crisis de la educación pública es un problema sin resolver que tenemos que enfrentar desde los diferentes espacios institucionales. En la nueva Constitución se debe establecer el rol preponderante que le cabe a la educación pública en la garantización del derecho a la educación. El próximo gobierno tiene que trabajar en la reconstrucción de la educación pública. Y quienes nos encontramos tanto en el Congreso como en la gobernación debemos actuar en defensa de ella, poniendo a disposición todos los medios con los que contamos.