Convencionales en campañas políticas
Al llamado de la presidenta de la Constituyente, Elisa Loncon, se suma la visión de varios analistas que alertan de un problema en ciernes. Independiente de la decisión de cada constituyente, debe existir una normativa clara común, capaz de unificar el criterio que existe para otros órganos del Estado.
A 21 días de la elección de Presidente, diputados y cores -en la región no se eligen senadores en esta oportunidad-, toda la actividad pública comienza a teñirse con los tintes de la campaña. Los cientos de candidatos que intentan un espacio en la memoria de los electores enarbolan sus soluciones para los problemas más urgentes, aunque con el cuidado de alejarse de la marca los partidos, cuya influencia sienten más perjudicial que beneficiosa.
Con cierta sorpresa, algunos han visto cómo se han subido a ese carro algunos integrantes de la Convención Constituyente, que participan de actos electorales en forma presencial o en los spot de la franja televisiva. Todo indica que dicho fenómeno tenderá a profundizarse en las próximas semanas y, en la medida que los comicios estén más cerca, crecerá la tensión en torno a cómo el órgano encargado de escribir la nueva Constitución Política debe conducirse en un periodo de crispación electoral y tensión política.
Quien no tiene dudas es el Doctor en Ciencias Políticas y profesor de la Universidad de Talca, Mauricio Morales. "Si los constituyentes comienzan a preocuparse más de las campañas electorales de sus partidos (…) después, va a ser poco creíble el argumento de que es necesario extender el proceso de redacción de la nueva Constitución, porque con un año no alcanza", advierte el especialista.
La propia presidenta del organismo, Elisa Loncon, cree que el trabajo de la Convención no debe quedar marcado por las aguas agitadas de la elección presidencial, porque no importa el signo político del próximo Gobierno, deberá ajustarse a los mandatos de la nueva carta magna, si el texto es aprobado en el plebiscito de salida.
Consultados por el tema, algunos convencionales de la región reconocen que es difícil abstraerse de sus opiniones personales y se sienten libres de expresar sus apoyos políticos, mientras estos no interfieran directamente con su desempeño en el órgano constituyente. Sin embargo, más allá de las posturas individuales, surge la pregunta: ¿Es razonable exigir prescindencia a los integrantes de un órgano eminentemente político como la Convención a participar en actividades de proselitismo?
Independiente de la decisión de cada constituyente, debe existir una normativa clara común, capaz de unificar el criterio que existe para otros órganos del Estado, cuyas acciones políticas están restringidas a momentos que no interfieren con el horario de trabajo y en ellas no está permitido el uso de algunos de los elementos de apoyo -desde papelería hasta transporte- que reciben con cargo al Fisco.
En el largo plazo, de la prudencia con la cual cada convencional ejecute su rol en la campaña presidencial, de diputados o cores, dependerá, en cierta medida, el halo de legitimidad que adquiera la próxima Constitución de Chile.