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Lucha de "titanas"

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Esta semana estuvo marcada por la gestión de crisis y minimización de riesgos por parte de las candidaturas, en el entendido de que cualquier conflicto a estas alturas será difícil de contrarrestar. En este panorama, las mujeres se convirtieron en una pieza fundamental para ambos candidatos".

Sin casi darnos cuenta, ya se fue un cuarto de la campaña para la segunda vuelta presidencial. Y quizás precisamente el poco tiempo entre las votaciones hizo que estos días fueran extremadamente vertiginosos.

La lucha descarnada por lograr acaparar la votación del resto de los postulantes a La Moneda, en esta batalla que -se prevé- será voto a voto, ha determinado que tanto Gabriel Boric (Apruebo Dignidad) como José Antonio Kast (Partido Republicano) hayan pasado gran parte de este primer cuarto intentando capitalizar la mayor cantidad de respaldos posibles.

Pero, además, esta semana estuvo marcada también por la gestión de crisis y minimización de riesgos por parte de las candidaturas, en el entendido de que cualquier conflicto a estas alturas será difícil de contrarrestar. Las urnas no perdonan.

En este panorama, las mujeres se convirtieron en una pieza fundamental para ambos candidatos. Así, Gabriel Boric -en una astuta jugada- logró instalar en la primera línea de su comando a la ahora expresidenta del Colegio Médico, Izkia Siches. Una mujer fuerte, que logró notoriedad a partir del manejo de la pandemia, como contraparte del gobierno en la gestión epidemiológica. La labor de Siches fue tan potente y mediática, que desde 2020 comenzó a destacar en las encuestas y en septiembre de este año, apareció en el tercer lugar entre las figuras políticas mejor evaluadas por la ciudadanía. Su nombre incluso comenzó a sonar como presidenciable el año pasado, lo que ella descartó tajantemente.

Pero ahora, decidió no solo respaldar la candidatura de Boric, sino asumir como su jefa de campaña. Y llegó con un mensaje cargado de épica, comparando a Chile con una mujer embarazada y afirmando que "he visto en los ojos de mi hija la ilusión por el futuro", para luego, en su primer día instalada en el comando, subrayar el concepto de campaña inclusiva y ciudadana (justo cuando Daniel Jadue "olvidó" que deben convocar a los votantes de Parisi y afirmó que "son tremendamente individualistas y solo buscan más plata en el bolsillo").

Mientras aquello sucedía en el comando de Apruebo Dignidad, en el del Frente Social Cristiano se gestionaba la crisis: las palabras del diputado electo por el distrito 10, Johannes Kaiser caían como balde de agua hirviendo sobre la campaña de Kast. En ese marco, comenzaron a viralizarse videos del parlamentario electo, en el que ponía en cuestión el derecho a voto de las mujeres y aseguraba que había que darle una "medalla de honor" a quienes ultrajaran a mujeres "feas". Pero el broche de oro fue su frase "un 62% de las mujeres tiene la fantasía de ser violada y al mismo tiempo salen a protestar", lo que incluso motivó el anuncio de un proyecto de ley contra quienes hagan apología de la violación.

Kast intentó actuar rápido y alejarse de Kaiser, que -en el intertanto- renunció a la colectividad. A propósito de aquello, el presidenciable republicano pidió a todos los parlamentarios de la tienda "evitar irse con los tarros". Sabio consejo sobre todo cuando el abanderado ha sido criticado por su propuesta de eliminar el Ministerio de la Mujer o la obstaculización de la ley de aborto en tres causales, entre otros temas.

Aunque fuera a instancias de RN y la UDI, esta semana Kast entendió que no podía ahondar en este tipo de iniciativas. Mucho menos considerando que el padrón electoral habilitado para este año considera más mujeres que hombres (7.288.665 versus 7.671.280) y que muchas de ellas pueden querer seguridad y orden, los caballitos de batalla de Kast, pero también exigen que se respeten sus derechos y que aquello es el "desde" para conversar.

Por eso, la jugada de Kast al finalizar la semana fue astuta. Como si fuera una partida de póker en el que yo pongo una ficha y tú dos más, intentó neutralizar tanto la crisis Kaiser, como la llegada de Izkia Siches al comando de Boric. Y anunció el arribo de la subsecretaria Paula Daza a su equipo. Una mujer fuerte también, que incluso en la encuesta CEP de septiembre apareció como la figura política mejor evaluada por los chilenos, a partir de su gestión de la pandemia y que ahora se suma al grupo republicano para "dar garantías" de que el próximo gobierno continúe con la lucha contra el COVID.

Todo parece apuntar a que gran parte de los esfuerzos de los presidenciables en esta segunda vuelta estarán enfocados en captar el voto femenino y la llegada de Siches y Daza a la primera línea será una lucha de "titanas", haciendo carne la consigna que Kaiser debiera aprender: nunca más sin nosotras. 2

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¿Chile está polarizado?

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La mejor noticia de estas elecciones es que en el actual escenario, la segunda vuelta la va a ganar el candidato que sea capaz de alejarse del polo para acercarse al centro, justamente, porque no estamos tan polarizados como creemos".

El día del plebiscito, el 25 de octubre de 2020, el país parecía haber cambiado después del estallido y haber tomado un rumbo hacia un modelo de sociedad distinto al que existía. Los mismos que hoy desprecian a quienes votaron por José Antonio Kast, en ese entonces, con un 78,27% a favor del Apruebo, celebraban lo que consideraban era una fiesta de la democracia. El 21,73% del Rechazo, "atrincherado" en tres comunas, en tanto, figuraba como un reflejo de lo desconectada que estaba la elite del resto del país. Las burlas, los memes contra el Rechazo hacían explotar las redes sociales y la aplanadora pasó por encima de ese pequeño grupo que parecía no entender hacia dónde iba el nuevo Chile.

Apenas un año después, quién lo diría, fue el candidato de la extrema derecha, uno de los pocos defensores del Rechazo, quien obtuvo la primera mayoría en las elecciones presidenciales del domingo pasado. Aquellos que antes se mofaban y festinaban con el resultado del plebiscito eran incapaces de comprender qué había sucedido. Ahora, era que no, eran los partidarios de Kast los que festinaban con Boric y su inesperada derrota.

A partir de estas tensiones, volvió a repetirse esa afirmación de que Chile está cada vez más polarizado. Si uno juzgara a partir de las redes sociales, no cabe la menor duda de que así es. Pero la opinión de Twitter, bien lo sabe Jani Dueñas, está lejos de representar a la mayoría de los chilenos.

En un análisis un poco más fino, la verdad es que cuesta sostener esta hipótesis de la polarización cuando las cifras del SERVEL indican que en esta elección votaron menos de la mitad de los chilenos. Si este dato no es suficiente, hay que precisar que los dos candidatos de los extremos que pasaron a segunda vuelta, se llevaron solo el 54% de las preferencias de aquellos que ese día fueron para votar. Si observamos el panorama completo, en la suma y resta, del total de los electores (aproximadamente 15 millones), Kast y Boric se llevaron apenas el 25% de los votos.

Algo similar ocurrió en el parlamento, donde las fuerzas quedaron divididas, lo que es muy bueno independiente de quién sea ganador, ya que permitirá afrontar el próximo periodo presidencial con un freno regulador. Con una cámara alta que estará obligada a hacer algo esencial en la política, pero que hoy en día pareciera estar olvidado: negociar y acercar posiciones hasta llegar a un acuerdo.

Si queremos buscar un ejemplo de polarización, habría que remontarse a las elecciones de 1999, cuando entre Ricardo Lagos y Joaquín Lavín se repartieron el 95,47% de los votos en una época en que las elecciones todavía eran obligatorias y en las que la abstención alcanzó apenas el 10%.

Un buen ejemplo para reflexionar respecto a los niveles de abstención que existen en la actualidad con el voto voluntario y preguntarnos por la necesidad de cambiar la medida o bien buscar nuevas fórmulas que, sin obligar, incentiven la participación. Un ejemplo podría ser el de Estados Unidos y cambiar la elección para un día laboral. Aunque algunos apuestan por que las clases de educación cívica aumentarían la participación, yo no soy tan optimista. Bajo esa lógica, las clases de educación física incrementarían el deseo de los estudiantes por hacer deporte y ya sabemos que los índices de obesidad indican lo contrario. En definitiva, lo primero que necesitamos es saber de manera científica por qué hay un porcentaje que no vota.

Finalmente, y retomando el tema de la supuesta polarización, la mejor noticia de estas elecciones es que en el actual escenario, la segunda vuelta la va a ganar el candidato que sea capaz de alejarse del polo para acercarse al centro, justamente, porque no estamos tan polarizados como creemos. En ese escenario, encaminado hacia el término medio, no gana un bando, ganamos todos. 2

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