LA TRIBUNA DEL LECTOR Cuaderno de viaje de nuestra aventura porteña
POR RAFAEL TORRES ARREDONDO GESTOR CULTURAL GESTOR CULTURAL
Nunca fui mucho de tener cuadernos o diarios para llevar apuntes, quizás se deba a mi poca costumbre a la sistematización, para no decir derechamente que soy poco constante y me aburro con facilidad de algunas cosas. Los cuadernos o bitácoras requieren de permanente mantención y actualización. Muchos escritores siempre cuentan que partieron gracias a estos cuadernos, encontrando su vocación al llevarlos al día con hechos ciertos u otros imaginados. No hace muchas semanas atrás, conversando con Manuel Peña Muñoz, escritor porteño, de reconocimiento ya internacional, comentaba que su faceta de literato había sido descubierta gracias a un diario de vida que le regalara su madrina, y en el cual le instara a escribir su propio libro. Desde luego gracias al talento innato y sumados sus estudios, Manuel hoy es un referente de la literatura nacional. Enhorabuena por él y nuestra ciudad.
Famosos también encontramos libros que son el resultado de un cuaderno de bitácora de viaje. Uno muy recordado acá en la zona es "Diario de mi residencia en Chile-1822", de María Graham, que da cuenta de las aventuras y desventuras de la viajera inglesa. También Phillipi, Gay y varios otros, ocuparon sus cuadernos y apuntes, para terminar en un libro. Sin duda se trata de un buen material, punto de partida, los cuadernos.
Hace pocos días se desarrolló un encuentro titulado "Futuros posibles para Valparaíso", organizado por la Universidad de Valparaíso, UV, el Congreso del Futuro, y el apoyo del Consejo de Rectores, CRUV. Alrededor de unas setenta personas nos dimos cita en el aula Pedro Uribe, de la antigua Escuela de Medicina de la UV, hoy devenida en Facultad de Ciencias Sociales. Una variopinta concurrencia que consignaba políticos, autoridades actuales y anteriores, actores del empresariado, la academia, la cultura, las ciencias, la comuna, se dieron cita para pensar los futuros posibles de nuestra amada, pero a ratos maltrecha ciudad.
Como más de alguna vez les he comentado, de seguro por mi edad ya alcanzada, es que el principio de la buena fe, es el inicio de todo para mí. No puedo partir de la desconfianza ni en el descrédito, de lo contrario, mejor cerramos por fuera. Por lo tanto, aún tengo confianza en instancias como éstas. Luego de escuchar unos iniciales saludos algo extendidos, se dio paso a un panel de cuatro voces, panel en el cual se presentaron las distintas visiones de futuro que tienen para la ciudad el alcalde Jorge Sharp; la presidenta de la fundación Puerto de Ideas, Chantal Signorio, y el gerente de la empresa portuaria, EPV, Franco Galdolfo, más la concejala de Barcelona, Lucía Martín; todos moderados por el académico y ex rector Aldo Valle, una lúcida voz porteña. Cada propuesta tenía su valor y sentido de futuro, y a mí, que estaba en platea, me pareció que sería estupendo para la ciudad que las cuatro visiones, sobre todo los tres locales se fusionaran, y tendríamos la carta de navegación que la ciudad requiere: desarrollo comunal, cultural y portuario, el abecé de Valparaíso del futuro, que, por cierto, claro que tiene y mucho. Por ser mi lugar de funcionamiento siento a la vocación cultural y patrimonial, una, sino la más significativa, por ser aquella que le da vida a la ciudad, le pone el alma y más teniendo en cuenta que "una ciudad sin alma es una multitud de personas", valoré mucho lo expuesto en este sentido, dando ejemplos de identidad cultural y desarrollo económico a su amparo.
Luego de casi dos horas de plenario, pasamos a las mesas de trabajo, con nombre de cerro porteño, un guiño sin duda, y ahí en mi caso, me tocó conversar y debatir con gran altura de miras, con varios arquitectos, una socióloga y una trabajadora social acerca de la vocación patrimonial y cultural, cómo y cuánto impacta en la economía y el desarrollo local; la presencia escasa del Estado en la ciudad y su preservación como patrimonio de la humanidad; la calidad de vida de la ciudad, desde la vivienda en adelante; el derecho al acceso cultural, como una premisa básica y la manera de encontrar la mejor convivencia ciudad-puerto-ciudad, tan en boga y tan urgentemente necesaria.
Todo lo que ahí se dijo, en el plenario, como en las mesas, quedará rescatado en un libro que se llamará "cuaderno de Valparaíso", siendo su primer tomo el de esta jornada. Se constituye de esta manera en una bitácora de viaje levantada en tierra, por un grupo de personas que busca encontrar el mejor futuro para ciudad. Un cuaderno en el que se anotan aventuras y zozobras, en el que se detallan las carencias y virtudes del lugar, desde este momento y hacia adelante. Un libro que será escrito a múltiples manos y miradas, participativo como gusta decirse hoy.
Espero sea un buen cuaderno de viaje.