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Boric vs. Kast y la batalla en las redes sociales

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Aun cuando existe un porcentaje de electores que, independiente de lo que lean, escuchen y vean ya tienen definido a su candidato, hay otro porcentaje que va a tomar la decisión de acuerdo a lo que vea en los debates y las redes sociales".

Auna semana de las elecciones que definirán quién será el próximo presidente de Chile por los siguientes cuatro años, resulta interesante analizar el curso que han tomado las campañas a favor y en contra de cada uno en las redes sociales.

Hace más de treinta años y cuando ninguna de estas plataformas existía, el plebiscito que iba a marcar el futuro de Chile estaba condicionado por lo que fuera a suceder en la franja televisiva.

El Gobierno Militar, confiado en el éxito económico de los últimos años, apostó por la campaña del terror contra el comunismo. Votar por el NO era regresar al socialismo, la estatización de la economía, las largas filas y la angustia de no tener qué comer: "Sí, Usted Decide. Seguimos adelante o volvemos a la U.P.", decía una voz en off con un fondo negro y letras blancas, buscando aterrorizar a la población. A pesar de eso, ni la música de Indiana Jones de fondo, mientras el general Augusto Pinochet recorría las regiones, lograba convencer a la mayoría. Menos el jingle: "Sí, sí, porque yo quiero vivir feliz", que mostraba a unos jóvenes rubios y esbeltos divirtiéndose en un estadio.

La Concertación, en cambio, en vez de fijar el foco en la Dictadura y en los horrores cometidos contra los Derechos Humanos durante esos años, apostó por una campaña de la alegría. El arcoíris fue el símbolo de la propaganda y el "Chile: la alegría ya viene", el lema que le dio a este plebiscito una mística especial.

La película NO quiso forzar el triunfo en las elecciones de 1988 a un éxito publicitario, no obstante, los resultados responden a razones mucho más profundas y complejas que lo que pueda aparecer en la televisión. A pesar de esto y cuando los márgenes son tan estrechos, sí pueden dar ese empujón final que desequilibra la balanza.

¿Qué vemos ahora? Lo primero es que la franja televisiva ha dejado de tener un lugar relevante en la toma de decisiones. No solo porque cada vez las personas ven menos televisión, sino porque además, hay una gran mayoría que se informa a través de internet ¿Por qué esperar hasta antes de las 21:00 cuando puedo ver lo mismo en mi teléfono inteligente a la hora que quiera?

Aunque es difícil separar esa grasa de descalificaciones que uno encuentra en las redes sociales, sí podemos distinguir como un elemento a considerar en esta segunda vuelta, que los adherentes de cada uno de los candidatos, de forma consciente o inconsciente, han tomado un camino distinto.

Haciendo una distinción entre la campaña oficial y los seguidores de Gabriel Boric, éstos últimos se han lanzado en contra de José Antonio Kast utilizando, como su principal arma, el miedo. Kast es volver a la dictadura y, si rebobinamos en el tiempo, retornar incluso al nazismo. Kast es Hitler y Pinochet juntos. Una amenaza directa a orientaciones sexuales distintas. En esa línea, ningún miembro del LGTB+ podrá descansar tranquilo mientras Kast tenga la posibilidad de ser presidente. Si nos guiamos por lo que dicen las redes, Kast no solo está en contra de los homosexuales, sino también contra las madres solteras, la libertad de la educación, los laicos y ateos.

Por el contrario, la campaña de los seguidores de Kast contra Boric ha puesto el acento en la supuesta torpeza del candidato, haciendo énfasis en los errores que ha cometido, por ejemplo, frente a preguntas relacionadas con la economía. Si Kast es Hitler y Pinochet, al mismo tiempo, el oriundo de Magallanes es el Chavo del Ocho y Humbertito en un solo personaje apodado "El Cifras".

El problema para Boric es que mientras en twitter las redes están marcadas por la gravedad de los comentarios, la agresividad y mala onda en contra de su contendor, en Instagram y Tik Tok, dos redes bastantes más populares entre los jóvenes, las ediciones de video en contra de Boric con risas, música de fondo e imágenes divertidas parecieran ser la tónica en contra su persona.

Finalmente, aun cuando existe un porcentaje de electores que, independiente de lo que lean, escuchen y vean ya tienen definido a su candidato, hay otro porcentaje que va a tomar la decisión de acuerdo a lo que vea en los debates y las redes sociales. La pregunta clave es si ganará la campaña del terror en contra de Kast o la de la ridiculización en contra de Boric. Si nos guiamos por lo que sucedió en 1988, el humor en contra de Boric le daría una pequeña ventaja a Kast. 2

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El último aire

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Si bien la Ley de Matrimonio Igualitario y el proyecto de Pensión Garantizada Universal para los adultos mayores forman parte del legado que el Mandatario pretende dejar, lo cierto es que el momento en el que se materializan significó que fueran rápidamente invisibilizados".

Con algo de bombo, pero probablemente mucho menos del que se habría esperado, esta semana se conocieron dos hitos en la política nacional y en el camino para que Chile se convierta en un país más justo, más democrático y menos desigual.

Pero, pese a tratarse de iniciativas históricas, lo cierto es que el momento en el que lograron salir del horno, no fue el más adecuado, considerando que estamos inmersos en la elección presidencial probablemente más polarizada desde el regreso a la democracia y que solo falta una semana para la segunda vuelta.

Aquello no fue obstáculo, en todo caso, para que el Congreso despachara y el Presidente Sebastián Piñera promulgara la Ley de Matrimonio Igualitario. Se trataba de una iniciativa largamente exigida por las diversidades sexuales y por la ciudadanía en general, pero a la que le costó más de cuatro años ver la luz. De hecho, el proyecto fue presentado al final del gobierno de Michelle Bachelet, pero fue recién cuando el actual Mandatario decidió ponerle urgencia, en junio de este año, que comenzó realmente a caminar en el Parlamento.

Para los chilenos era un proyecto relevante. De hecho, a mitad de año, una encuesta CADEM revelaba que el 74% de los consultados estaba a favor del matrimonio entre personas del mismo sexo y más de un 65% afirmaba concordar también con la adopción homoparental. De ellos, un 65% y un 58%, respectivamente, eran personas que se identificaban con la derecha o con la centroderecha, contrario a lo que ha planteado urbi et orbe el abanderado de este sector, José Antonio Kast.

Pero a partir de esos números, queda claro que el matrimonio igualitario es una buena noticia para Chile. Se trata del reconocimiento legal de la dignidad de quienes quieren formar una familia diversa, basada en el amor y en el cuidado, pero con los mismos derechos de todos. Hoy tenemos un país un poco más igual y más justo.

En la misma línea, el anuncio del Presidente Piñera esta semana del envío al Congreso de una Pensión Garantizada Universal (PGU) para los adultos mayores -la que llegará a $ 185 mil mensuales y se sumará a la jubilación que ya reciben- es un gran paso adelante para un segmento de la población que quizás es el más olvidado en las políticas públicas.

De acuerdo a datos del Servicio Nacional del Adulto Mayor (SENAMA), la población de 60 años y más en Chile es de casi 4 millones de personas y se estima que para el 2050 más de un 30% de los chilenos pertenezcan a este grupo etario. Y uno de los mayores problemas para este segmento radica precisamente en la falta de ingresos. De hecho, según un estudio de la Universidad del Desarrollo, la pobreza en ese grupo ha aumentado en 37,7% entre 2017 y 2021, además de ser los más golpeados por la pandemia, tanto en términos de salud como de empleo.

A eso se suma un diagnóstico compartido por todos -incluidos ambos candidatos a la presidencia, Kast como Gabriel Boric-, pero para el que todavía no hay solución: el sistema de pensiones actual no está dando el ancho y la capitalización individual no está siendo suficiente para financiar la vejez. Además, tal como alertó esta semana la OCDE, los tres retiros de fondos de AFP para paliar la crisis económica producto de la pandemia no harán otra cosa que aumentar la brecha y disminuir las posibilidades de una jubilación digna.

En este escenario, el anuncio del Presidente Piñera es una buena noticia para nuestros adultos mayores. Pero también para el conjunto de la sociedad, para todos aquellos que se manifestaron por un país más justo y equitativo, en el que la tercera edad no ha tenido cabida durante las últimas décadas.

Pero pese a que ambos hitos son extremadamente relevantes para el país, no necesariamente lo serán para Sebastián Piñera y su gobierno. Si bien forman parte del legado que el Mandatario pretende dejar, lo cierto es que el momento en el que se materializan -a solo una semana de la segunda vuelta- significó que fueran rápidamente invisibilizados y que, además, en el caso del matrimonio igualitario, le generara un nuevo quiebre con los sectores más conservadores, que ya en el pasado le han recriminado su apoyo al Acuerdo de Unión Civil, por dar un ejemplo.

En un gobierno marcado por la crisis social, económica y sanitaria, lo cierto es que la historia recordará a Piñera probablemente por ser uno de los gobiernos más difíciles desde el regreso de la democracia y claramente el peor evaluado hasta ahora por la ciudadanía. Esta última bocanada de aire, a solo tres meses de dejar La Moneda, en realidad viene a ser algo así como la mejoría antes de la muerte. 2

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