Gran responsabilidad en tiempos críticos
Los desafíos del nuevo Presidente son múltiples en un año de decisiones constitucionales y con un programa que genera demandantes expectativas. Gabriel Boric tiene la tarea fundamental de disipar la incertidumbre, lo cual no significa renunciar a su programa, sino que aterrizarlo con definiciones claras que orienten el trabajo de todos los sectores.
"Seré el Presidente de todos los chilenos y chilenas. De quienes hoy votaron por este proyecto, de quienes eligieron otra alternativa y también de quienes no concurrieron a votar". Palabras de Gabriel Boric, tras su categórica victoria del domingo.
Palabras acompañadas de gestos republicanos, tal vez simbólicos, pero necesarios, como el encuentro con su contendor, José Antonio Kast, y su entrevista en La Moneda con el Presidente de la República Sebastián Piñera.
La alta votación lograda por el candidato de Apruebo Dignidad, apoyado por un multifacético grupo de partidos, no será fácil, pues su programa, con cambios de última hora, ha sembrado muchas expectativas en lo económico y en lo político. Los programas fácilmente los soporta el papel, pero no siempre logran sustento en la realidad, tanto por factores externos como internos, generados en el propio grupo vencedor.
Más allá del programa contingente, Gabriel Boric tiene la tarea urgente de disipar la incertidumbre, lo cual no significa renunciar a su programa, sino que aterrizarlo con definiciones claras que orienten el trabajo de todos los sectores. Nombrar el equipo económico a la brevedad sería la manera más eficaz para despejar dudas, recomienda el economista Sebastián Edwards. Es cierto, en el manejo de los recursos fiscales está la clave para aplicar todos los programas relativos a salud, educación, vivienda y también previsión, uno de los temas más relevantes de la agenda de los últimos tiempos. Con realismo, el nuevo mandatario reconoce que "los tiempos que vienen no serán fáciles".
En lo político, sigue en marcha el proceso constituyente que se podría ver incentivado en disposiciones refundacionales inspirado en la alta votación de Boric, que posiblemente no sea un reflejo absoluto de ese humor "todo de nuevo" que opaca la Convención. En teoría, tendríamos el plebiscito de salida para la nueva Carta en septiembre próximo. Esto obliga al nuevo mandatario, incluso antes de asumir, a mantener un mensaje claro que aplaque la incertidumbre paralizante que daña a todos, incluyendo al ciudadano de a pie.
Y la misma nueva Constitución, si se aprobare en ese plebiscito con voto obligatorio, implica cambios legales que no se hacen de un día a otro en un Parlamento "equilibrado, lo que significa, a su vez, una invitación y una obligación a dialogar", palabras de Gabriel Boric, quien agrega que "lo veo como una oportunidad para volver a encontrarnos".
El nuevo año, el cambio presidencial, la culminación del trabajo constitucional, la situación económica, encierran una gran responsabilidad propia de tiempos críticos que exige de todas las fuerzas políticas, partiendo del nuevo inquilino de La Moneda y del flamante Congreso, una visión amplia, sin dogmatismos y sin erradicar los consensos, medio civilizado para lograr acuerdos.