Esperando decisiones sobre el tren a Santiago
Tras el portazo del Gobierno saliente, cabe confiar en que los anuncios de campaña del nuevo Presidente reviertan la negativa. La última afirmación del actual presidente de EFE, Pedro Pablo Errázuriz, que desestima un posible servicio de pasajeros, contrasta con el anuncio de una vía mixta prometida en 2018 por Sebastián Piñera.
Junto con el próximo término del Gobierno de Sebastián Piñera, la Empresa Ferrocarriles del Estado (EFE) cierra la puerta a la factibilidad de una moderna conexión ferroviaria de pasajeros entre Valparaíso y Santiago. El presidente de esa empresa estatal, Pedro Pablo Errázuriz, afirmó que "nosotros, en EFE, definitivamente no priorizamos este proyecto porque nos parece que hay otros de mucha mejor rentabilidad social". Advierte que "el proyecto Santiago-Valparaíso es bien caro, requiere un subsidio estatal gigantesco".
Estima que en la nueva vía se deberían invertir entre 4 a 5 mil millones de dólares y que solo en intereses, si fueran 5 mil millones, se deben cancelar 200 millones de dólares anuales. El hecho es que esta tajante definición económica contrasta con el anuncio presidencial de 2018, que presentaba una red mixta de pasajeros y carga entre Valparaíso y la capital. También contrasta con la posibilidad de una ruta concesionada que viene considerando el Ministerio de Obras Públicas, para lo cual hay dos empresas privadas interesadas, materia en avaluación.
Y también contrasta esta luz roja en medio de los rieles con el interés expresado por las empresas privadas Fepasa y TPS y las estatales Empresa Puerto Valparaíso y EFE por aumentar la transferencia de carga del terminal local por la vía ferroviaria.
Esta iniciativa, usando la vía actual, ya está en marcha y demuestra la gran capacidad de transporte del modo ferroviario que utiliza rutas propias y, por lo tanto, significa menor movimiento para las congestionadas carreteras sometidas a un gran tránsito debido al continuo crecimiento del parque de camiones, buses y automóviles.
Se podría objetar esta comparación, pues en la conexión ferroviaria con el puerto se usa la antigua vía existente, en tanto que la tan postergada conexión de pasajeros supone una nueva vía, por un nuevo trazado. Es cierto, pero con esa eventual nueva ruta las ventajas se repiten y se optimizan en cuanto a descongestión, descontaminación y seguridad para los usuarios. Además, en los proyectos reiteradamente anunciados y estudiados siempre se ha considerado el transporte de carga, con lo cual la elevada inversión que señala Errázuriz tendría justificación.
Lo concreto es que el Gobierno saliente deja como legado ferroviario una negativa a la nueva vía y, premio de consuelo, el ingreso en los próximos días al Sistema de Evaluación Ambiental del proyecto de extensión de la vía de Merval hasta La Calera. Aprobado ya, seguiría su marcha esa también largamente aplazada iniciativa.
En cuanto al nuevo tren de pasajeros hasta Santiago, habrá que confiar en las decisiones de los futuros inquilinos de La Moneda, ya que Gabriel Boric ha expresado su interés por avanzar en el tantas veces postergado proyecto.