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Aconsejan al Senado ser más dialogante y menos burocrático

POLÍTICA. Filósofo español reconoce que Parlamento padece tres problemas. Pidió superar dualidad oficialismo-oposición.
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Sebastián Mejías O.

Reconociendo la necesidad de debatir en torno a las ventajas y problemas de los sistemas parlamentarios y con la idea de generar una reflexión sobre su propio rol, el Senado chileno invitó a especialistas de diferentes disciplinas para que puedan aportar con ideas, preguntas e insumos provenientes del mundo académico.

Entre ellos estuvo el reconocido catedrático español de Filosofía Política en la Universidad del País Vasco, Daniel Innerarity, quien abrió un camino en torno a la reinvención de los mecanismos democráticos de la política, tras reconocer el padecimiento de tres grandes dificultades. Asume que hay un problema cultural, relacionado a la preponderancia de la inmediatez y del simplismo en el debate; otro de tipo estructural, con un ejercicio de la política demasiado lento y burocrático, como para hacerse cargo del vértigo con el que avanzan las sociedades; y un tercer problema que llama funcional, donde el Parlamento únicamente cumple su rol alrededor del Ejecutivo, ya sea como oficialismo u oposición.

Acuerdos, no inmediatez

Con respecto a lo que Innerarity llamó la seducción de lo inmediato y del simplismo de adscribir constantemente, a través de internet, a causas complejas, dejó algunas cosas claras. Señaló, por ejemplo, que para salir de la inmediatez en el debate sobre temas como la regulación de internet, en el caso de Julian Assange, o concretar una buena política de vivienda, se requiere de una construcción coherente que va a exigir unos esfuerzos de transacción entre unos y otros (...) y no de dar click".

Si bien a Innerarity le interesa que la democracia deje de ser un soberano que dé negativas, entiende la diversidad de intereses que hay detrás de las movilizaciones espontáneas. Debió recordar el caso de los chalecos amarillos franceses que, protestando contra el alza del diésel y por sus intereses particulares, pedían pasar a llevar los acuerdos globales en la lucha por el cambio climático.

A su juicio, "siempre que nos planteemos mecanismos de participación o la democracia en su conjunto, tenemos que asegurarnos que hay una igualdad efectiva en las capacidades de influencia política en la decisiones". E insistió que la respuesta a esa necesidad no está en la mera espontaneidad de las movilizaciones, sino en instituciones del ámbito de la mediación y el debate.

Senado burocrático

Otra de las dificultades que experimentan los parlamentos, siguió diciendo Innerarity, tiene que ver con una "aceleración social que parece incompatible con el ejercicio de la deliberación política". La pregunta que surge es: ¿cómo el Parlamento puede equilibrar, política y socialmente, la brutal aceleración económica, técnico-científica y mediática?

La sentencia del filósofo es dura: "Una de las características de las instituciones políticas de hoy es la lentitud. Añadió que "más que adelantar el futuro, a lo más, los parlamentos reparan los destrozos de la modernización irreflexiva". De ahí pasa a su tercera crítica, argumentando que la primacía hoy la tienen los gobiernos. Es el Ejecutivo el que propone las leyes para que los parlamentos sean un mero discutidor, aprobando si el oficialismo es mayoría y obstruyendo si la oposición manda.

Innerarity propone llevar adelante un "ejercicio de reflexión valiente para explorar una función parlamentaria distinta a la que la tradicionalmente se le ha asignado". Cree que muchas veces la desafección y el buscar alternativas a las instituciones políticas, va de la mano con el excesivo grado de politización del Parlamento, en su dualidad oficialismo-oposición, pero, especialmente, porque hay asuntos que requieren un tratamiento diferente a los tiempos limitados de las agendas legislativas.

"Implementar una buena política de vivienda requiere de una construcción coherente que exige unos esfuerzos de transacción entre unos y otros".

Daniel Innerarity, Filósofo político español