Los esfuerzos deben ser conjuntos
Frente a los últimos hechos violentos asociados al uso de armas de fuego, se requieren acciones concretas y avanzar en una agenda de seguridad. Desde 2007 se tramita en el Congreso el proyecto que busca modificar la Ley N° 17.798 sobre control de armas, iniciativa que, entre otras medidas, tiene por objetivo aumentar la fiscalización y endurecer el régimen sancionatorio.
La sensación de inseguridad crece en nuestra región. Los últimos hechos violentos asociados al uso de armas de fuego registrados el pasado fin de semana en Valparaíso, Viña del Mar y San Antonio, nuevamente levantan voces de alerta que piden, por cierto, una mayor dotación policial para enfrentar la delincuencia, pero también celeridad en las investigaciones y acciones concretas por parte de autoridades gubernamentales, judiciales, parlamentarias y también locales, apuntando con ello a los municipios. Porque, claro está, nadie puede estar indiferente a lo que sucede hoy en día en las calles y tomar palco frente a una realidad que golpea a diario a la población.
Causa preocupación que con el paso de los años estos delitos de mayor connotación social se estén naturalizando y que el impacto que causaron un día ya no sea el mismo hoy. En zonas periféricas de las grandes urbes los disparos en medio de la noche son asumidos como parte del diario vivir y la explicación inmediata para un número significativo de estos sucesos, algunos con resultado de muerte, se circunscribe a posibles "ajustes de cuentas", para luego agregar el apellido de "casos aislados", como si ello fuera una señal que debería atenuar el temor y la percepción de gravedad de estos hechos por parte de la ciudadanía y de quienes sufren sus efectos colaterales.
Como es propio, tras las balaceras ocurridas el fin de semana surgieron desde el ámbito político inmediatas declaraciones de preocupación y demandas por acciones urgentes para enfrentar la delincuencia que nos afecta. Frente a esta realidad país, las acusaciones que apuntan a un fracaso de las políticas de seguridad del Ejecutivo son respondidas con estadísticas policiales y con un emplazamiento a avanzar en proyectos de ley estancados en el Congreso Nacional y también a un mayor involucramiento en instancias de coordinación que abordan materias de seguridad.
Ejemplo de esto último es la institucionalización del Sistema Táctico de Operación Policial (STOP) en junio de 2021, que tiene por objetivo optimizar y transparentar la gestión policial orientada a la prevención de delitos. Sus reuniones deben efectuarse por lo menos una vez al mes a nivel de Prefecturas de Carabineros, en las que, además de los representantes de la institución policial, deben participar el Ministerio del Interior, el Ministerio Público y los municipios respectivos. Y en cuanto a iniciativas legislativas pendientes, cabe recordar que desde el año 2007 se encuentra en tramitación en el Parlamento el proyecto que busca modificar la Ley N° 17.798 sobre control de armas, iniciativa clave en estos días que, entre otras medidas, tiene por finalidad aumentar la fiscalización y endurecer el régimen sancionatorio.
Sin lugar a dudas, los esfuerzos deben ser conjuntos para brindar una respuesta efectiva al flagelo de la delincuencia en todos sus ámbitos, más aún cuando el narcotráfico es hoy por hoy su principal brazo de acción y cuyos tentáculos se extienden con graves consecuencias e implicancias que no dejan de sorprender, como el caso del exfutbolista porteño Joel Soto, detenido en Valparaíso con casi 7 kilos de drogas y armas con un alto poder de fuego.