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POR SEGISMUNDO

RELOJ DE ARENA En busca de "cuadritos" perdidos

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Practicando el viejo deporte de hacer leña del árbol caído, el concejal viñamarino Tomas de Rementería expresó su inquietud por piezas del patrimonio artístico de la ciudad que habrían desaparecido.

No menciona ninguna en especial, pero deja planteada la duda sobre pinturas que se encontraban en los hoteles O'Higgins y Miramar y otras que decoraban el hall del Teatro Municipal, que colgarían ahora en muros privados.

Habla Rementería de un "patrimonio inmenso" del Miramar y de cuadros muebles desaparecidos.

Es saludable la inquietud de este concejal que tiene experiencia hotelera, especialmente si se observa como "enchuló" el Cap Ducal, construcción patrimonial de 1932 que si resucitara el destacado arquitecto Dávila Carson, autor del proyecto de la obra, no la reconocería.

Pero insistiendo en el tema hotelero, hay que recordar que tras la demolición del antiguo Hotel Miramar surgieron interrogantes sobre el destino de alguno de sus muebles e instalaciones, por ejemplo, el mesón del bar. Algo tendría que decir sobre la materia el diputado Rodrigo González, quien fuera alcalde de Viña del Mar en esos tiempos.

Las 60 pinturas

Pero volviendo a esos "cuadritos" que inquietan al concejal podemos fijar como fecha histórica del inicio del patrimonio pictórico viñamarino el 19 de febrero de 1941, cuando ante el notario porteño Leoncio Rivera se firmó la escritura mediante la cual la Quinta Vergara y su palacio pasaban a poder municipal.

La municipalidad adquirió los 128.530 metros cuadrados de la Quinta, junto a otros 173.370 de la Hacienda Las Siete Hermanas y el edificio mismo de 2.646 metros construidos. Se pagaron $ 9.532.750, no al contado, sino que a través de un complejo montaje financiero del que fue parte importante el concesionario del Casino, Joaquín Escudero.

De yapa fueron algunos muebles de la familia Vergara y 60 obras de arte de "afamados maestros", según el historiador de Viña del Mar Carlos J. Larraín. "Cuadros atribuidos a las escuelas del Corregio, Murillo, Dominico, Luca Sartorelli, etc., que son de positivo interés", consigna en su obra de 1946.

Obras todas, como se indica, "atribuidas" y que adinerados chilenos adquirían en Europa a marchantes que hacían buenos negocios vendiendo cuadros, esculturas y otras piezas a sudamericanos que buscaban empaparse en la cultura del Viejo Mundo.

Esta colección inicial fue aumentando y ya en 1954 tenía 150 obras, según consigna el minucioso historiador viñamarino y periodista de este Diario Renato Basulto.

Primaron en las nuevas adquisiciones firmas nacionales destacadas, no "atribuidas", sino que auténticas, fruto del consejo de quienes formaron y dirigieron la Escuela de Bellas Artes que había iniciado sus actividades en 1934.

En la actualidad la colección exhibida en el remodelado palacio llega a unas 400 obras. Pero la suerte de esa colección ha sido incierta, pues tras el terremoto que dañó severamente al palacio, las obras fueron almacenadas, algunas facilitadas al Congreso y a la residencia presidencial del Cerro Castillo y otras ubicadas en oficinas de la misma municipalidad.

Para salvarlas de tanto confinamiento, también fueron expuestas en el Palacio Baburizza. En general, estuvieron almacenadas en no muy buenas condiciones.

Se ha dicho que el inventario del patrimonio ha desaparecido. En todo caso, hay antecedentes conocidos, como el Catálogo Crítico Bilingüe de la colección del Palacio Vergara de 2012. Más atrás, 1952, en la revista cultural viñamarina Plus Ultra se publica otra nómina de la misma colección.

Volviendo al patrimonio artístico tenemos que Larraín habla de las "preciosas lámparas de cristales que pertenecieron a un palacio morisco" que iluminaban el comedor del Hotel O'Higgins. Da cuenta, además, de obras de arte que embellecen sus muros, "entre las que destacan dos valiosos panneaux del inmortal Sorolla". Esos trabajos del artista español, fallecido en 1923, pasaron al zamarreado Palacio de la Quinta Vergara y gozan de buena salud. ¿Y dónde están las lámparas de aquel palacio morisco?

Conocedores del tema pictórico afirman que fuera de los trabajos de Sorolla, en los hoteles no quedaba nada de importancia ni tampoco en el Teatro Municipal.

La donacion escudero

Y hablando de hoteles, Marta Escudero, hija de Joaquín Escudero, mítico concesionario del Casino Municipal, y propietaria del ex Hotel San Martín, tenía una importante colección de obras de arte que donó a la Municipalidad de Viña del Mar. Esa operación debe estar inventariada tanto en la municipalidad como en la documentación de doña Marta fallecida en los Estados Unidos.

Y evoquemos la fastuosa noche del martes 24 de febrero de 1931, con una gran cena de gala en el Casino Municipal de Viña del Mar. Mil 200 asistentes muy seleccionados y siete mil copihues adornando las mesas. Protagonista, nada menos que el Príncipe de Gales. La historia del romance que lo alejó del trono es conocida y su visita a Chile también.

Pero vinculando al Príncipe con las inquietudes de bienes patrimoniales de estos días en esa cena, consigna una crónica, "la Municipalidad estrenó una fina vajilla adquirida en Gran Bretaña".

¿Qué será de esa vajilla tras terremotos, cambios de concesionario del Casino y renovación de las administraciones municipales?

Las preguntas sobre el patrimonio artístico de la Municipalidad de Viña del Mar son pertinentes y es bueno ordenar la casa y aclarar las dudas. A lo mejor los inventarios aparecen y, en todo caso, hay bastante información disponible sobre ese material en publicaciones diversas y en catálogos de exposiciones.

Y ahora que doña Macarena ha invertido 59 millones de pesos en una auditoría externa para establecer posibles fechorías de la pasada administración, se podría pedir a esos mismos sabuesos de los números, que, como una "atención", indaguen el debe y el haber del patrimonio artístico municipal.

Total, la peor diligencia es la que no se hace.