Es impresentable que en medio de una crisis sanitaria como la que estamos viviendo, un importante hospital se esté cayendo a pedazos. Tal es el caso del Hospital Carlos van Buren de Valparaíso, donde una de sus dependencias colapsó debido a la antigüedad y a la falta de mantención preventiva. Afortunadamente, el hecho no afectó a pacientes ni al personal, pero cabe el temor ante nuevas situaciones similares que amenacen la seguridad de la vida humana en el recinto, especialmente, insistimos, en la actual lucha contra la pandemia.

El lugar donde se produjo el problema está destinado a los servicios de alimentación y data de 1930, es decir, fue levantado un año después del fallecimiento de Carlos van Buren, aquel notable filántropo porteño que asumió la tarea de modernizar el antiguo centro asistencial de la ciudad que quedó gravemente dañada tras el terremoto de 1906. Dentro de esa modernización se consideraron las instalaciones actualmente colapsadas.

Las nuevas obras con que posteriormente se fue ampliando el hospital no consideraron ese recinto ni al menos su conservación, pese a la señalada antigüedad y a la importancia que el servicio de alimentación tiene para una adecuada atención de los pacientes y también del personal. Desde hace tiempo se viene alertando sobre la necesidad de renovar el tradicional establecimiento porteño y en 2018 el Consejo Regional destinó $417 millones para un estudio de preinversión en ese sentido. Al respecto, el consejero Manuel Millones declaró a este Diario que el organismo que integra ha financiado distintos proyectos para mejorar las condiciones del recinto, "pero ya no se puede seguir parchando. Lo que ocurrió no es sorpresa, el 80% de las obras que se han hecho en el hospital no tienen permiso de edificación y por eso no se pueden seguir improvisando soluciones".

El Servicio de Salud Valparaíso-San Antonio no ha cumplido, acusa Millones, recordando otra asignación de fondo para un estudio de prefactibilidad en 2014, e insiste en la necesidad de levantar un nuevo hospital, posición que comparte el gobernador Rodrigo Mundaca. Importante es lo manifestado por la senadora Isabel Allende ante la urgencia de un nuevo Hospital Van Buren. "Entendemos que no estamos frente a un problema de recursos, sino que a otros aspectos que requieren acuerdos multisectoriales", afirma.

Es decir, falta un liderazgo que impulse esos acuerdos multisectoriales y se avance en una tarea que con plazos definidos culmine en un proyecto concreto que cubra los requerimientos de salud del sistema público de Valparaíso.

La ciudad no puede sumar a su crónico deterioro otra carencia, especialmente en una materia tan sensible como es la salud. Un buen ejemplo de recuperación sería un nuevo recinto hospitalario con altos estándares de especialidades médicas proyectados al servicio de toda la región.

El 14 de enero se conmemoró la aprobación del derecho a sufragio de las mujeres en los procesos de elecciones democráticas en nuestro país. Ese día de 1949, siendo presidente de Chile Gabriel González Videla, se promulga la ley que aprueba el derecho a sufragio femenino en elecciones presidenciales y parlamentarias. Esta participación se efectuó por primera vez en las elecciones presidenciales de 1952, oportunidad en que fue electo Presidente de Chile Carlos Ibáñez del Campo.

A 70 años de este hecho histórico, cabe preguntarse ¿cuánto hemos avanzado en materia de igualdad de derechos?

Si observamos las elecciones parlamentarias de 2017, las primeras realizadas bajo la ley de cuota de género en nuestro país, vemos que no se obtuvieron los resultados esperados, ya que el Congreso Nacional mantuvo ampliamente su composición masculina. Entonces, ¿qué sucedió? ¿Los partidos políticos no generaron oportunidades para candidaturas femeninas? ¿Las mujeres no se interesan en la política o persisten aún barreras de equidad para la participación política?

Luego de las recientes elecciones parlamentarias de 2021, la Cámara de Diputados alcanzó un 35% de representación femenina y el Senado solo un 24%. ¿Son suficientes estas cifras? La respuesta es no, ya que si nos comparamos con lo que sucede en otros países, Chile ocupa el lugar número 99 del ranking Inter-Parlamentary Union (2021), el cual mide la representación de mujeres en el parlamento a nivel mundial.

Recordar el hito del derecho a sufragio de las mujeres en nuestro país nos hace pensar en otras inequidades de género que afloran inevitablemente ante estas cifras, como, por ejemplo, la proporción de mujeres en puestos de toma de decisiones (10,5%) o las brechas salarias (10,5%), según datos del Ministerio de la Mujer y Equidad de Género de 2020.

Si a lo anterior sumamos el impacto de la pandemia, podemos afirmar que las situaciones de contingencia social afectan negativamente más a las mujeres que a los hombres. CEPAL (2021) estimó que la caída en la tasa de participación laboral femenina representa un retroceso de 10 años y se proyecta un incremento en el número de mujeres latinoamericanas que vivirán en situación de pobreza.

Falta camino por recorrer para lograr la igualdad de derechos entre los géneros, tal como lo señala el Artículo 3º de la RES/48/104 del 23 de febrero de 1994 de la Asamblea General de Naciones Unidas, en su Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer: "La mujer tiene derecho, en condiciones de igualdad, al goce y la protección de todos los derechos humanos y libertades fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural, civil y de cualquier otra índole".

El derecho a voto femenino es un mínimo ético frente a una desigualdad en la esfera política y civil, en tanto es un derecho humano que no tiene privilegios de sexo, género, raza o etnia.