¿Luz de esperanza para Valparaíso?
La histórica creación de la Corporación Municipal de Administración del Sitio Patrimonio Mundial de la Ciudad Puerto debe ser apoyada por todos, a la espera de que no sea otro organismo irrelevante. Como nunca, Valparaíso necesita que un proyecto como éste dé resultados al mediano plazo y que ello venga aparejado de mayor seguridad, limpieza y orden.
A diferencia de la Corporación de Turismo Regional, creada acaso aceleradamente, duplicando funciones ya existentes, rápidamente abandonada en la práctica por el exintendente Martínez e incapaz hasta hoy de autosustentarse, crear valor agregado o convocar financiamiento privado, la flamante Corporación Municipal de Administración del Sitio Patrimonio Mundial de Valparaíso, que se concretará mañana en el Castillo San José, exMuseo Lord Cochrane, al menos parece haber sido el resultado de una larga reflexión y el trabajo conjunto del municipio -a través de su asesora Macarena Carroza- y la Subsecretaría del Patrimonio Cultural, representada por Emilio de la Cerda.
Es decir que todos los esfuerzos peregrinos anteriores, desde las impulsivas y poco reflexionadas inversiones de la EPV, pasando por las decenas de primeras piedras de diversos edificios (bien saben Juan Carlos García, Ramón Latorre y el CINV de ello) hasta los volados proyectos del cura de La Matriz y hoy obispo de San Felipe, Gonzalo Bravo, nunca contaron con una estructura sólida que los sustentase y que, al menos esa es la promesa, esta vez el nuevo ente sí se hará cargo de ello por medio de distintas voces, entre ellas las de la Municipalidad de Valparaíso, el Ministerio de las Culturas, la Gobernación Regional, el Consejo de Rectores de Valparaíso, la Cámara Regional de Comercio porteña, las Juntas de Vecinos del Sitio Patrimonio Mundial y la Unión Comunal de Juntas de Vecinos.
¿Falta alguien? ¿Por qué no haber integrado a la Armada, al Obispado, a los portuarios o a la mencionada Corporación Regional de Turismo desde el inicio? Son preguntas que necesariamente deberán comenzar a responderse desde el día de mañana, aun cuando se prevé el ingreso de los privados de alguna forma que hoy aún no es clara, pero de la cual ya se han visto algunas señales tales como la recuperación del edificio La Nave -a un costado de la Primera Zona Naval- por parte del doctor Rosso o el silencioso trabajo que ha hecho la seremi de Ciencias María José Escobar al respecto.
Por último, se agradece un arranque con iniciativas concretas y no tanto blablá ni diagnósticos, como son los anuncios de la recuperación del edificio Tassara como viviendas sociales en la Plaza Echaurren, la habilitación del propio Castillo San José como sede de la corporación, la ya en marcha licitación para la construcción del Archivo Regional en el exPalacio Subercaseaux, la habilitación integral del Mercado Puerto y la tan, pero tan, necesaria instalación de baños públicos dentro del Sitio Patrimonio Mundial.
Como nunca, Valparaíso necesita que un proyecto como éste (porque eso es hasta ahora: un proyecto) dé resultados al mediano plazo y que ello venga aparejado de mayor seguridad, limpieza y orden para una ciudad molida a palos.
Su fracaso, finalmente, sería el fracaso de todos.