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Un sueño que el exdirector de ALMA materializa en Ocoa

Tras casi 60 años de intensa labor, el científico decidió pasar su retiro en Chile y se instaló con su esposa en una parcela en ese sector de Hijuelas. Allí construyó junto a un amigo chileno el primero de una serie de observatorios educativos, luego de liderar el radio observatorio más ambicioso de la Tierra.
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Kerkdriel es un pueblo rural de Países Bajos que se levanta en un islote entre dos ríos sureños. No lo habitan más de 500 personas. Es el año 1950 y Thijs de Grauuw es un niño de ocho al que, jugando en la calle, un hombre le regala una revista de divulgación astronómica con la que se introduce, enamorándose, al universo. 72 años después, de Grauuw se ha propuesto seguir el espíritu divulgatorio de ese momento casual.

Mattheus Wilhelmus Maria de Graauw -o Thijs, para acortar- es una eminencia en el campo de la tecnología astrofísica. En el año 2012, la Sociedad Astronómica Americana le entregó el Premio Joseph Weber en reconocimiento de su liderazgo en la construcción de los instrumentos astronómicos empleados en la ejecución del Observatorio Espacial Infrarrojo (ISO), desarrollado por la Agencia Espacial Europea (ESA) en la década de los 90.

La colaboración del doctor de Graauw incluye -en concreto- la fundación para el impulso de la tecnología heterodina aplicada a la observación espacial en longitudes de onda submilimétricas, y al adelanto de la tecnología empleada en el infrarrojo; dos partes pivotales dentro de la observación astronómica moderna.

Nacido el 10 de marzo de 1942, Thjis decidió, en su retiro, abrir hasta cien observatorios en Chile como el que habilitó en Ocoa, a modo de proyecto piloto-, para acercar las estrellas a las personas. En especial, a los más pequeños.

Enamorado del cielo se queda en chile

"En 2007 me retiré del Instituto Holandés de Investigación Espacial (SRON). Después me pidieron que asumiera el cargo de director interino de Atacama Large Millimiter Array (ALMA) por un año y nos mudamos a Chile. ALMA estaba en ese momento en una etapa difícil", comenta de Graauw, refiriéndose a las etapas iniciales del gigantesco radio observatorio emplazado en el llano de Chajnantor, a 5.000 metros sobre el nivel del mar.

A partir del 2008 su desempeño como director de ALMA -un enjambre de 66 antenas ubicadas en el medio del desierto de Atacama- contempló la superación de grandes hitos. De Graauw, por ejemplo, estuvo ahí en el 2011, cuando se iniciaron las actividades.

"Me volvieron a nombrar para quedarme durante cinco años", comenta. "Después de mi salida de ALMA, en 2013, mi esposa y yo decidimos quedarnos en Chile por un tiempo, en el hermoso Oasis de la Campana, cerca de Ocoa, donde tenemos una parcela y una casa desde 2010".

Más cerca del universo

En Ocoa, Thijs hizo amistad con Claudio Heine, administrador de empresas, comunicador, y defensor de la preservación de Cajón Bellotal, en Hijuelas. Al escuchar la historia del suplemento en Kerkdriel, y la determinación pedagógica de Thijs con los observatorios, Heine decidió apoyarlo y juntos se lanzaron a concretarlo.

La conversación la tuvieron apenas empezaron las cuarentenas. "A Claudio le sorprendió un poco, pero me siguió. Tuvimos que financiarlo nosotros mismos y eso me hizo pensar aún más en cómo simplificar el diseño, reducir los costos y utilizar la tecnología local. De esa manera también sería más fácil copiar (el sistema) y más personas podrían beneficiarse de nuestra experiencia".

"Pero la pandemia dificultó la comunicación", admite el astrofísico. "Además estuve en cuarentena durante tres meses y medio y eso provocó cierto retraso.

"Desde el principio, Claudio y yo estuvimos orientados al enfoque pedagógico", comenta. "Nuestra visión era, y sigue siendo, que es muy importante abrir ventanas para los jóvenes al mundo entero y más allá, al universo. La visión en ese momento y la que tenemos ahora es básicamente la misma: llevar la conciencia del universo a los jóvenes", declara de Graauw.

El científico no ignora la posibilidad comercial del asunto: "reconocimos la oportunidad para el astro-turismo que podría ser más lucrativo, pero para nosotros eso no es lo suficientemente importante como para merecer nuestra atención y energía. Tendremos algo de astro-turismo y eso ayudará a pagar los costos de operación".

Manos a la obra

"La mayor parte del trabajo de construcción de este proyecto piloto lo hicimos nosotros mismos", recuerda Thijs. Inicialmente el equipo estaba formado por pocas personas. "Tuvimos que explorar y descubrir qué funcionaba y cómo se podían hacer mejor determinadas tareas en el futuro."

A medida que el proyecto crecía, el dúo empezó a sumar a personas para tareas específicas. "Más tarde tuvimos la suerte de conocer a un grupo de personas entusiastas que serán nuestros guías del observatorio y planetario. Esta fase del proyecto es al menos tan importante como la construcción".

El observatorio terminado, ubicado a la entrada del Cajón Bellotal, es una cúpula blanca creada a base de réplicas de fibra de vidrio, con capacidad para 30 personas, con un sistema óptico vanguardista amparado por Immersive Adventure. Cuenta en total con cuatro telescopios Celestron, tres del tipo Nextal 6SE y un Nextar 8SE, equipado para obtener una máxima transmisión de la luz espacial.

"Ahora que este proyecto es un hecho, ya estamos pensando en construir más planetarios para llegar a más jóvenes, no solo en la región sino en todas partes de Chile. Pero con la misma intención".

Y pese al coronavirus, ya han tenido experiencias con público. "Las primeras reacciones son muy positivas y muchos profesores han expresado su interés por venir pronto".

El libro de estrellas

Tras casi 60 años de estudios y descubrimientos, el fin de Thijs es mantener vivo el interés por la ciencia a través de las generaciones. "Hay muchos factores que son importantes que hacen que una persona decida convertirse en científica. Es importante mostrar qué es la ciencia y dejar que se familiaricen y tengan experiencia en el método científico".

"Para mí empezó en mi pueblo de 500 habitantes, donde una persona que estaba suscrita a una revista de astronomía popular me dio un ejemplar. Eso fue para mí la revelación", recuerda.

"También los profesores pueden tener un impacto importante", agrega, "ya que pueden estimular el interés por investigar la física, la naturaleza, el Universo y fomentar la curiosidad". 2

Felipe Barros

reportajes@mercuriovalpo.cl

durante seis años al científico de países bajos le correspondió dirigir el más poderoso observatorio terrestre de la historia.

observatorio en ocoa: contra viento y pandemia ya está en pie.