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"no se puede pedir más tiempo"

Aun con esta apertura mostrada por la nueva timonel del órgano, la idea no termina de cuajar en la Convención. "La ciudadanía nos mandató para proponer un texto constitucional en el plazo máximo de un año, tenemos un cronograma de trabajo aprobado en el marco de ese año, por tanto aunque el plazo es acotado, tenemos posibilidades para cumplirlo", sostiene Claudio Gómez.

En la misma línea, el abogado que representa al Distrito 6 asume que en la entidad "somos conscientes del tiempo que nos queda, razón por lo cual lamentablemente tuvimos que suspender las semanas territoriales de los meses de febrero, marzo y abril para abocarnos a la discusión de normas constitucionales. En tal sentido, no se puede pedir más plazo cuando recién estamos comenzando el segundo tiempo".

Una postura similar es la que muestra Ruggero Cozzi (RN), quien hace hincapié en el esfuerzo realizado para que la Convención se apegue al marco institucional. "El país y la economía no resisten tanta incertidumbre. Creo que el plazo debe mantenerse y nosotros acelerar nuestro trabajo. Cualquier cambio a las reglas del proceso, a estas alturas, va a estar rodeado de cálculos oportunistas y eso no es sano para la legitimidad democrática del trabajo que estamos realizando", complementa.

Por su parte, la coordinadora de la Comisión de Medioambiente, Camila Zárate, si bien no declara explícitamente su respaldo a una eventual prórroga, remarca que "tenemos que abrirnos al debate, a la discusión. Esto es súper relevante para las asambleas, los cabildos, los espacios territoriales que quieren ser parte de la participación popular, que incluso todavía están redactando normas, están haciendo un ejercicio importante para recolectar las firmas y para que podamos también revisar todas esas normas y todo el proceso de audiencias".

"Toda esta enriquecedora participación, claro que es importante que evaluemos en el pleno y en los espacios pertinentes el poder tener más tiempo, sobre todo las y los independientes en este proceso, para que salga bien, sea participativo y las normas nos convenzan antes del proceso de las votaciones", añade la egresada de derecho de la Universidad de Chile.

Peligroso juego de la ampliación

Al margen de las consideraciones que tienen los propios constituyentes sobre este complejo asunto, desde el mundo académico advierten de las implicancias y, sobre todo, dificultades que tendría llevar a cabo esta labor. Al respecto, son al menos tres las consideraciones que pone sobre la mesa el docente de la Facultad de Artes Liberales de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI), Fernando Wilson, cuya primera aprensión ante esta solicitud apunta a que "está fuera de las reglas, por lo tanto, puede abrir una brecha para que sectores radicales de lado y lado, derechamente cuestionen la legitimidad del proceso constitucional".

Por otra parte, el doctor en Historia apunta al alto nivel de análisis y apoyo que requerirá el órgano constituyente, un respaldo que se hará fundamental al momento de armonizar los textos que emanen desde cada comisión, tarea que según el experto no debiera ser muy extensa: "si miras los procesos constituyentes, incluso hasta el estadounidense de 1787, es una pega de dos o tres meses; y si alcanzan a tener un borrador general de comisiones para mayo, el resto del proceso se puede generar comparativamente rápido".

"El problema es que se logren los acuerdos políticos y si no se alcanzan ahora, menos lo harán si los constituyentes no tienen el apremio del tiempo, porque van a sentir que tienen más campo para seguir discutiendo desde la plataforma del activismo, y en ese sentido dar más tiempo puede abrir una suerte de caja de pandora, en que entremos en un espiral interminable en el que nunca lleguemos o nos demoremos demasiado en llegar a una postura, con el daño económico, a la certeza jurídico institucional, etc.", subraya.

El académico viñamarino agrega que se trata sin duda del aspecto más difícil de abordar y es que la postergación, sea cual sea el nuevo plazo, requiere de una reforma constitucional que si "ya es improbable con la actual conformación del Congreso, pretender pasar una reforma constitucional de dos tercios en un Senado que va a estar 50 y 50, y en una Cámara que si es criticada hoy día con 15 partidos presentes, cómo será con 22 partidos y ningún grupo hegemónico", se observa como menos factible aún.

En esta misma línea, el magíster en Ciencia Política señala que la extensión "generaría una crisis política que dañaría a moros y cristianos", puntualizando que esta idea no entraría ni en los planes del Presidente electo, Gabriel Boric, ni en la actual oposición, debido a la polarización política y la confrontación ideológica que tendrían que dar para concretar esto. "En ese sentido, podría cortar brutalmente la luna de miel de Boric y polarizar muy al inicio de su gobierno una postura con una oposición que ya está comenzando a ser dura", enfatiza.

Nuevo ciclo político

Peticiones más, peticiones menos, de acuerdo con el director de la Escuela de Gobierno y Comunicaciones de la Universidad Central (UCEN), Marco Moreno, son varias las cosas para sacar en limpio respecto de la doble jornada de votación antes de aventurarse a pensar en la extensión o no del plazo de entrega de la propuesta constitucional; aunque de todas formas remarca que se deben generar "evidencias" para determinar si esto sería necesario.

Respecto de la larga deliberación de la semana pasada, el doctor en Ciencia Política advierte sobre tres aspectos que salieron a flote: la atomización del poder entre las distintas fuerzas políticas -"especialmente las que están representadas en la Convención"-; el independentismo que representan varios de los constituyentes, una situación que a su juicio "hace más difícil la acción colectiva y dificulta la posibilidad de arribar a rápidos entendimientos; y relacionado con esto mismo, la falta de liderazgo en el organismo.

"Recordemos que en la Convección, los 154 miembros son pares, todos representan o tienen el mismo peso en términos políticos, por lo tanto, no hay diferencia, todos eventualmente eran candidatos", detalla el analista, quien indica que la dinámica de alianzas que se evidenció en la votación "se aproxima a lo que podríamos llamar un ejercicio de geometría variable, un término recurrente de la política española, que aplica para el caso chileno y que se da cuando existe la dificultad de alcanzar mayorías absolutas, que lleva a la conformación de pactos y acuerdos, y significa buscar en cada momento el aliado más adecuado según la materia".

Frente a este escenario, Moreno resalta que estamos en presencia de un nuevo ciclo político y donde habrá que acostumbrarse "a estas nuevas prácticas, lejanas al cómodo bibloquismo de los últimos 30 años y que hacía más predecible la política. Lo que vemos acá es justamente un escenario que hace más difícil el poder prever resultados". Y a su vez, uno de los principales efectos que vislumbra es que efectivamente costó que los convencionales definieran los cargos, algo que debiera dejar de ocurrir cuando se entre en las discusiones de fondo.

"Hay acuerdos temáticos que facilitarán las mayorías simples, especialmente en las votaciones que se vayan a dar en las comisiones; estoy pensando, por ejemplo, en el cambio de los derechos de agua, la expansión y mecanismos de aseguramiento de los derechos sociales o el cambio de régimen político. Es decir, se concitan amplios acuerdos, por lo tanto, estos se resolverán probablemente por mayoría simple en la comisión y donde no tenga acuerdo, se irá al pleno, que requiere de los dos tercios.

Por último, Marco Moreno fustiga la idea aparentemente general de que todas las normas se resolverán bajo el quorum de los dos tercios, matizando que "no todos los temas, no todas las cuestiones se van a decidir por este mecanismo, dado que existe amplio acuerdo en algunos temas, que van a hacer posible alcanzar con facilidad las mayorías simples, especialmente en las comisiones". 2

Es importante que evaluemos en el pleno y los espacios pertinentes el poder tener más tiempo en este proceso, para que sea participativo".

Tenemos un cronograma de trabajo aprobado en el marco de ese año, por tanto aunque el plazo es acotado, tenemos posibilidades para cumplirlo".

El plazo debe mantenerse y nosotros acelerar nuestro trabajo. Cualquier cambio a las reglas, va a estar rodeado de cálculos oportunistas".

Lo que vemos acá es justamente un escenario que hace más difícil el poder prever resultados".

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Excepción a la regla: matices a la extensa votación de la mesa directiva

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En una línea similar a lo expuesto por Marco Moreno, hay convencionales que ponen paños fríos y justifican la tardanza en el nombramiento de la nueva mesa debido a la dificultad por lograr acuerdos, algo que no debiera volver a suceder al momento de abordar los temas más relevantes de la labor de los convencionales.

"La jornada fue extensa por una parte porque utilizamos el sistema tradicional de votación individual, en que cada ronda duraba casi 2 horas, y por otra parte, tomando en consideración que el colectivo que tiene más convencionales es 17 y para llegar a la mayoría se necesitaban 78 votos, requería necesariamente conversar, dialogar, negociar y ponerse de acuerdo con otros colectivos, en tal sentido creo que se trata de una situación excepcional de índole administrativa - política", dice Claudio Gómez, quien descarta que se siembre un precedente para las nuevas votaciones.

Camila Zárate, quien valora la apertura que tuvo el proceso de cara a la ciudadanía, hace hincapié en diferenciar "lo que fue la elección de la mesa directiva con lo que será la votación de normas, porque son procedimientos distintos. Desde los eco-constituyentes, por ejemplo, estamos apostando a hacer normas comunes para lograr los dos tercios; así que trataría de generar una diferencia en la toma de decisiones y, por supuesto, relevar el ejercicio democrático de lo fue esta nueva mesa directiva y que pudo poner a la cabeza a dos personas independientes".

Pese a que los ojos estuvieron puestos en las dificultades de las fuerzas de izquierda para ponerse de acuerdo en sus candidatos, en la derecha no fue muy diferente y hubo más de un inconveniente en la definición de la vicepresidencia adjunta. Al respecto, Ruggero Cozzi asegura que "el veto a Cristian Monckeberg es inexplicable e injusto. Con todo, él tuvo la generosidad de dar un paso al costado para no trabar el asunto, y facilitar llegar a un acuerdo. Creo que tanto Raúl Celis como Hernán Larraín tienen la experiencia para representarnos debidamente en la Mesa de la Convención. Más allá del tema puntual, tenemos una conversación pendiente sobre cómo nos articulamos de cara a los próximos seis meses. El país nos necesita unidos ante el gran desafío que tenemos por delante". 2