El mundo feliz de Macarena Ripamonti
En poco más de siete meses se han visto en Viña del Mar los más deleznables actos de discriminación. Pero, como siempre, la culpa es deEl Mercurio.
El miércoles de la presente semana El Mercurio de Valparaíso publicó una denuncia hecha por miembros del colectivo regional del partido Revolución Democrática respecto de su Consejo Político Regional ampliado llevado a cabo por la plataforma Google Meet a las 18 horas del lunes 24 de enero. Tras comentarse en éste el gabinete nombrado por el Presidente electo Gabriel Boric, pidió la palabra elexpresidente del partido y actual coordinador de la Municipalidad de Viña del Mar, el abogado Janna Sakalha. En su intervención (minutos 17:40 y 19:04, como pueden verse en el video), Sakalha se refirió claramente a la presidenta regional del partido, Alejandra Toledo, conocida activista trans por su antiguo nombre de "Alejandro", lo que motivó una denuncia por violencia de género, hostigación, discriminación y abuso. Junto con ello, Sakalha recriminó a Toledo por apoyar a Nataly Campusano como carta a la delegación regional y acusó que ello incluso motivaba su expulsión del partido.
El Mercurio contrastó la información con Toledo, quien confirmó la acusación y con el propio Sakalha, quien no quiso referirse al tema, como tampoco nadie del partido durante ese nervioso día. Al día siguiente, el abogado negó sus dichos ("Nunca me referí a nuestra presidenta del modo que se me acusa") y le pidió desmentir los hechos. Horas más tarde 31 firmantes de los territorios de RD apoyaron a Sakalha, negando cualquier atisbo de violencia de género y, mediante un comunicado, el territorio de RD en Viña del Mar acordó pedir la remoción de Toledo como presidenta regional.
Al día siguiente, la primera diputada trans electa del país, Emilia Schneider, la concejala trans de Valparaíso, Zuliana Araya, y los partidos de Apruebo Dignidad (CS, Unir, Comunes, Fuerza Común, PC, y FRVS) se cuadraron con Toledo. La directiva nacional de RD se vio obligada a condenar la transfobia y prometió pasar al infractor a los "tribunales de ética" y "reparar el daño sufrido".
Solo 48 horas más tarde la alcaldesa Macarena Ripamonti aseguró "condenar todo hecho, actividad, o acción que sea lesbohomotransfóbica", dijo tener principios de apoyo a la diversidad y las disidencias sexuales en la Región, una oficina de la diversidad sexual y un futuro politrans, y responsabilizó a "los medios", a los cuales -según ella- no les interesan los dichos ni las preocupaciones de acciones genuinas de acciones lesbohomotransodio. "No les interesan. Por favor que los medios dejen de revictimizar a las personas. No puede ser el morbo de tener que trabajar sobre los dolores y sentires de una persona. Tengamos perspectiva feminista" (sic).
Dicho eso, y dejado todo en manos de RD, cabe preguntarse por qué la alcaldesa no toma medidas o se refiere a un estrecho colaborador suyo que no solo cometió un acto de deadnaming (llamar a una persona transgénero o no binaria por su nombre de nacimiento o hacer uso de su nombre pasado sin su consentimiento, ignorando el nombre que dicha persona escogió tras comenzar su proceso de transición como una manera de no reconocer el cambio de género e invisibilizando su identidad), sino que luego lo negó y propició una campaña de firmas para sacarla de la directiva. Sorprendida Ripamonti, tal como ayer con la discriminación antisemita a Puerto de Ideas por parte de una de sus activistas propalestinas, lanza tinta como un calamar pillado en falta y culpa a un medio que, al menos durante la actual administración, ha visibilizado insistentemente a las minorías y diversidades sexuales, propiciando el respeto a las mismas contra todo y contra todos.
Lástima que la alcaldesa no pueda decir lo mismo en sus tremendamente decepcionantes siete meses en el poder.